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NBA | BUCKS 105 - SUNS 98 (4-2)

Antetokounmpo, un MVP histórico

El griego se corona con 26 años: su currículum, con un anillo y los premios individuales que ha amasado, es ya, seguramente, el mejor de un europeo en la NBA. Su Final ha sido emocionante.

MILWAUKEE, WISCONSIN - JULY 20: Giannis Antetokounmpo #34 of the Milwaukee Bucks celebrates defeating the Phoenix Suns in Game Six to win the 2021 NBA Finals at Fiserv Forum on July 20, 2021 in Milwaukee, Wisconsin. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement.   Jonathan Daniel/Getty Images/AFP
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MILWAUKEE, WISCONSIN - JULY 20: Giannis Antetokounmpo #34 of the Milwaukee Bucks celebrates defeating the Phoenix Suns in Game Six to win the 2021 NBA Finals at Fiserv Forum on July 20, 2021 in Milwaukee, Wisconsin. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. Jonathan Daniel/Getty Images/AFP == FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS & TELEVISION USE ONLY ==JONATHAN DANIELAFP

Giannis Antetokounmpo es el rey de la NBA. El nigeriano de Atenas, el chico que nació en Grecia y vivió sin nacionalidad hasta que por fin fue griego a todos los efectos y su apellido mudó de Adetokunbo a Antetokounmpo. Una herencia de la tribu yoruba que significa “la corona ha regresado de más allá de los mares”. Giannis es el MVP de las Finales 2021, donde la actuación prodigiosa de un jugador total facilitó una remontada para el recuerdo tras el 2-0 inicial, después de los dos primeros partidos disputados en Arizona.

Solo tiene 26 años, pero Giannis ya ha derribado la última frontera, la del anillo. Sus medias en las Finales explican una actuación colosal: 35,2 puntos, 13,2 rebotes, 5 asistencias, 1,8 tapones y un 61,8% en tiros. Y su último partido se alza ya entre las grandes actuación de toda la historia de la lucha por el título: 50 puntos, 14 rebotes, 5 tapones. Solo horas antes del inicio de la serie, conviene no olvidarlo, no se sabía si Giannis jugaría ni en qué condiciones lo haría en caso de que finalmente saltara a la pista. Una lesión de rodilla que pareció horrible, le había dejado fuera de los dos últimos partidos de la final del Este, contra Atlanta Hawks.

Estos playoffs 2021 dejan a Giannis como, tal vez, ya el mejor jugador europeo de la historia de la NBA. O más bien la mejor carrera NBA de un europeo. Lleva ocho años en los Bucks y la franquicia de Wisconsin ha pasado de 15 victorias (15-67) a ganar el anillo después de un trienio saldado con un 71% de partidos ganados en regular season. Casi el doble del 36% de sus tres primeros años en la NBA. Su equipo ha crecido con él, un jugador de físico único que ya tiene, atención: dos MVP, un MVP de Finales, un premio de Mejor Defensor, un premio de Jugador Más Mejorado, cinco all star (seguidos, todos los posibles desde 2017), tres nominaciones para el Mejor Quinteto, dos para el Segundo Mejor, tres para el Mejor Quinteto Defensivo y una para el Segundo Mejor. En estos tres últimos años de los premios y la catarata de victorias, ha promediado en Regular Season 28,4 puntos, 12,3 rebotes y 5,8 asistencias. La temporada 2019-20 la cerró con el mejor PER (el rating de eficiencia que usa ESPN) de la historia. Hizo doblete de MVP y Defensor del Año. Eso, en la misma temporada, solo lo habían hecho Michael Jordan y Hakeem Olajuwon. Y en temporadas diferentes solo hay que añadir dos nombres más: Kevin Garnett Y David Robinson. En toda la historia de la NBA.

En estas eliminatorias 2021 de la redención, Giannis se ha movido en 29,2 puntos, 12,8 rebotes y 5,3 asistencias con un 56% en tiros. En las Finales sus números son de leyenda. Nadie había firmado un 30+10+5+60% en la pelea por el título. Nadie había ganado en su carrera los premios de MVP de fase regular (tiene dos), MVP de Finales (empiezan a darse en 1983), Defensor del Año y Jugador Más Mejorado. Y solo Michael Jordan y Hakeem Olajuwon tenían, hasta ahora, los tres primeros. Es solo el séptimo, en 75 años de NBA, que llega a 50 puntos en un partido de las Finales, algo que desde Michel Jordan en 1993 solo había hecho LeBron James (2018). También es el primero con un partido de 50+10 y 5 tapones en cualquier parte de los playoffs desde 1973 (cuando se empiezan a registrar los tapones) y el primero por encima de 40+10+5 desde Shaquille O’Neal en 2001. Y el primero desde Shaq (en 2000) con tres partidos de 40 puntos y 10 rebotes en la misma Final, una en la que ha hecho dos cuartos distintos de al menos 20 puntos. El último en hacerlo, y solo una vez, fue Michael Jordan, en 1993.

La transformación de un jugador especial

¿Redención con 26 años? Sí, como suena. Con Giannis se ha corrido mucho. Para lo bueno… pero sobre todo para lo malo. Tras las eliminaciones en playoffs de 2019 y 2020, contra Raptors y Heat, muchos quisieron encasillarlo ya como un jugador sin rango para ser un ganador en playoffs. Un ganador a lo grande. Tenía 24 y 25 años en esas temporadas y, desde luego, estaba en pleno proceso de maduración. Sus limitaciones acababan importando más, o eso parecía, que sus incuestionables virtudes. Sin tiro exterior, obcecado, demasiado responsabilizado y atravesado en la toma de decisiones, a sus MVP en fase regular seguían criticas absolutamente destructivas en playoffs. Llegó a decirse, prácticamente, que Giannis no sabía jugar al baloncesto.

Pero Giannis, repito, tenía 25 años la última vez que perdió una eliminatoria de playoffs. Con 26 es campeón. Y la historia demuestra que normalmente se tarda más en ganar como jugador franquicia. LeBron James ganó su primer anillo con 27 años. Michael Jordan, con 28. Desde el merger ABA-NBA (la fusión de las dos Ligas que abrió la edad moderna de la NBA), lo explicó el periodistas Micah Adams, apenas es posible encontrar jugadores que hayan sido claramente el mejor en pista y el líder en el vestuario de sus equipos y hayan ganado el título así... y con menos de 26 años. Aparecen el Bill Walton de 1977 (24 años), el Larry Bird de 1981 (24), el Magic Johnson de 1985 (25), el Tim Duncan de 1999 (23) y el Dwyane Wade de 2006 (24). No se trata de que fueran o no el MVP de las Finales, sino de que funcionaran como el claro jugador franquicia, el referente del equipo y la organización. Y aún así, Duncan tenía a David Robinson, Magic a Kareem, Bird a Kevin McHale y Robert Parish, Wade a Shaquille… el Bill Walton de 1977, si se atiende a edad, compañía y resultado, es lo más parecido que se puede encontrar en la NBA moderna a Antetokounmpo. En 2018 y 2019 Giannis no estaba fracasando: estaba creciendo ante nuestros ojos. Aprendiendo. Madurando.

Por eso ahora hemos visto una versión integral, plena de un jugador que todavía tiene margen para ser más dominante: mejor. Fuera de la pista ha sido un líder sereno, humilde y cuidadoso con cada detalle, atento a todo lo que podía hacer para ayudar a sus compañeros. Dentro de ella ha dado un salto de gigante, y lo ha hecho sin tener que desarrollar su cacareado tiro exterior. Al contrario, ha reducido sus intentos y se ha dedicado menos, solo lo justo, a dirigir ataques percutiendo desde el exterior y lanzándose contra los muros defensivos que construyen sus rivales.

El Giannis de 2021 se ha apoyado en sus compañeros, ha sabido cuándo cargar y cuándo ceder el protagonismo y ha jugado más cerca de la zona, aprovechando su físico y generando puntos de altísimo porcentaje con movimientos cada vez más efectivos cerca del aro, donde ha rondado en las Finales el 80% a pesar de todos los intentos de los Suns por minimizar su impacto, incomodarle. Así, más Shaquille que Kobe (lo definió así la periodista Cassidy Hubbarth) ha liberado un perfil completamente dominante, imparable, decisivo. Un jugador diferente pero totalmente temible en plena era del triple. Y uno al que, tiene mucho mérito, los problemas desde la línea de personal no cambian el plan de juego (¡17 de 19! en el sexto partido). Siempre lo intenta, siempre percute; juega sin miedo al fallo, sin pensar en qué dirán o qué pasará en el siguiente ataque. Juega para ganar. Y por eso ha ganado y, seguramente, va a ganar más en el futuro. Otra vez, a lo grande.