El fin de la crisis de los Clippers: orgullo, George y la 'duda Kawhi'
Los Clippers han dejado atrás las dudas y han llegado más lejos que nunca a los playoffs. Lue se reivindica, Paul George avanza... pero Kawhi no da pistas sobre su futuro.
Los Clippers han hecho la mejor temporada de su historia. Eso es un hecho incuestionable y una forma clara de asegurar que el proyecto ha dado algún que otro fruto. Ese que Steve Ballmer ha formado a base de talonario, queriendo engrandecer una de las peores franquicias de la historia, algo que ha hecho paulatinamente desde que el tacaño Donald Sterling salió por la puerta de atrás de la NBA, y se hizo con los mandos de una entidad que ha convertido en un destino apetecible para los agentes libres y un candidato. Uno de momento sin premio, por mucho del paso adelante que haya supuesto disputar la primera final de Conferencia en 50 años de existencia. Los siete años de Doc Rivers no llegaron a esa ronda a pesar de contar con grandes plantillas, y un segundo desaprovechamiento de un 3-1 en unas semifinales apeó al técnico e hicieron hueco a Tyronn Lue, que se ha reivindicado una vez más.
Así, con Lue y en otra temporada marcada por el coronavirus, los Clippers han emergido. Lo que han hecho en playoffs ha sido sencillamente emocionante, luchando contra viento y marea, resultados adversos y las lesiones, un mantra convertido casi en una tradición durante este último mes en particular, y del último año en general. La de Kawhi Leonard, de la que ahora hablaremos, fue la más importante, y sin la estrella se impusieron a los Jazz en semifinales y resistieron hasta donde pudieron a unos Suns con mucho oficio y una oportunidad ante ellos que no pueden dejar escapar. Probablemente y con todos sanos, los Clippers habrían estado más cerca de las Finales y del ansiado anillo. Pero el final de la temporada es dulce después de tantas dificultades y ser uno de los conjuntos más cuestionados de la competición norteamericana.
Los Clippers acabaron cuartos del Oeste con un 47-25 en 72 partidos, récord idéntico al de los Nuggets. Y la mano de Lue se notó en muchas cosas: Kawhi, máxima representación de ese polémico load managment, disputó 52 encuentros y Paul George 54. Pero los descansos sse han gestionado de otra manera, han tenido una mayor justificación por el calendario condensado y han permitido al equipo no gastar demasiado en regular season para llegar bien a una fase final en la que estuvieron 0-2 y 2-3 ante los Mavericks. Sacaron esa serie adelante, con un Kawhi majestuoso en el sexto partido (45 puntos con 6 rebotes). El alero, tocado por una varita, ha tenido los mejores porcentajes de su carrera en triples y en tiros libres, y el segundo mejor en tiros de campo para 24,8 tantos, 6,5 rebotes y 5,2 asistencias de promedio. Lo mismo para George, que nunca lanzó mejor en su carrera. Y todo con 34,1 (de Kawhi) y 33,7 (de George) minutos por partido. En otras palabras: más eficiencia y mucho acierto. Otra vez, la mano de Lue.
La resiliencia que ha mostrado el equipo ha sido tremenda en la fase final. Hicieron estragos en Dallas, inmersa ahora en una guerra civil que se resolverá como Luka Doncic quiera. Y lo mismo, aunque en menor medida, en esos Jazz que tuvieron un nivel a mitad de temporada que no han vuelto a mostrar. Ganaron el sexto asalto ya sin Kawhi, evidenciaron las carencias de un monstruo que no lo es tanto como Rudy Gobert y llegaron a las finales de Conferencia con un Lue ya reivindicado y al que la gente infravalora. Exhibición y anillo en los Cavs, tres Finales consecutivas con LeBron y compañía y, ahora, unas finales de Conferencia. Es el peor resultado del técnico como primer entrenador, algo asombroso. El técnico muestra una calma inusitada en momentos de presión: tiene un 10-2 en playoffs cuando su equipo se enfrenta a la eliminación, y pone la misma cara en una eliminatoria cuando va arriba que abajo, cuando juega de local o de visitante. Un gestor de jugadores (y de egos) excepcional y un hombre con una capacidad de resolución táctica mucho mayor a lo algunos piensan.
La redención con pero de Paul George
Otro nombre propio de la temporada de los Clippers, más allá de Lue, ha sido un Paul George que se ha redimido en parte en estos playoffs. Acusado sin cesar de sus malos momentos concretos en la fase final y de no poder dar la cara cuando más se le necesitaba, George se ha deshecho ligeramente de ese sainete, que tuvo mucha fuerza tras los dos tiros libres errados para cerrar el segundo partido de las finales del Oeste. El posterior mate de Ayton dio media serie a los Suns, que no se arredraron como Mavericks y Jazz y consiguieron sentenciar, eso sí, en el sexto, con mucho sufrimiento y ante un equipo mermado. Al margen de un error que pudo significar una eliminatoria, los playoffs de George han sido impolutos: 26,9 puntos, 9,6 rebotes y más de 5 asistencias de media, 37+16+5 en el quinto ante Utah (el de la lesión de Kawhi) y 41+13+6+3 en el quinto en Phoenix, en una exhibición prácticamente histórica.
George, cuyo carácter siempre le ha generado muy mala prensa, se ha redimido, ha demostrado que puede ser un líder, ha sido la cara del orgullo de los Clippers y ha conseguido ser el engranaje perfecto de una plantilla con un poco de todo y brotes verdes que les hacen ser candidatos (si Kawhi quiere) en el próximo curso. Reggie Jackson funciona bien en función a su sueldo y ha dejado de ser el jugador monopolizador y unidimensional, que solo sabía jugar de una manera en los Pistons con demasiado sueldo de por medio. Morris y Beverley cumplen sus funciones a la perfección, las deportivas y las de tocar las narices a sus rivales y ganarse la animadversión de la opinión pública. El renacimiento de Batum, un buen Zubac, gran nivel de Ibaka hasta su lesión... el problema del distribuidor no lo solucionaron con un Rondo que esta vez no tuvo momentos brillantes en playoffs (al menos, no como el año pasado en los Lakers), y será una de las tareas del futuro. Así como un ala-pívot como Ibaka (al que le queda otro año de contrato), reboteador, buen defensor y con lanzamiento fiable a media distancia. Un perfil que Lue pudo explotar solo hasta la lesión.
¿Y Kawhi?
La joya de la corona, la horma de su zapato, el rey sin trono, el eterno aspirante y el campeón sin corona. Ese hombre del que nadie sabe nada y que no da pistas a nadie. Él, con su entorno, e incluso en la grada y no en el banquillo durante un partido de playoffs. Cuestionado por eso y por su habilidad (o sus ganas) de hacer equipo, los últimos rumores han indicado que Kawhi está descontento con el personal médico de los Clippers por infravalorar su lesión, y su entorno (el eterno entorno), piensa que tiene que hacerse una cirugía este verano. Problemas con el capitán general de una nave que ha pilotado Paul George en su ausencia. Y muchas dudas suscitadas por su capacidad de liderazgo y comportamiento en ciertos momentos del curso baloncestístico. Que no por su capacidad deportiva, de sobra conocida.
Ahora, solo falta por ver qué pasará con Kawhi. Tiene una player option de 36 millones de dólares y nadie sabe si le dará uso. Es el único de toda esa horda de grandes jugadores que iban a ser agentes libres en 2021 (Giannis, Paul George...) que puede serlo de forma efectiva (el resto ya han firmado sus ampliaciones o renovaciones). Por otro lado, su deseo siempre ha sido vivir en San Diego y parece impensable que vaya a salir de la franquicia. Pero muchos han recordado que sus problemas con los Spurs empezaron por su desacuerdo (y el de su entorno, claro) con el sector médico. Las dificultades para comunicarse con la entidad que le descubrió propiciaron su salida anticipada. Y su carácter, impenetrable, impertérrito y absolutamente imposible de identificar, no ayuda a dar pistas sobre un futuro que parece que está en los Clippers... pero que, tratándose de él, siempre genera dudas. De eso dependerá el proyecto del equipo angelino y su favoritismo de cara al próximo curso. De Kawhi Leonard. Se dice pronto.