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PHOENIX SUNS

Pura NBA: los Suns, del infierno al cielo en sólo dos temporadas

Los Suns estarán este año en sus primeras Finales NBA desde 1993. Lo logran tras dos años de ajustes con mucho tino y con un ascenso nunca visto.

Pura NBA: los Suns, del infierno al cielo en sólo dos temporadas
Gary A. VasquezUSA TODAY SPORTS

Los Suns se acercan a la gloria. La rozan con los dedos. Están en la eliminatoria final de la NBA, esperan rival entre Bucks y Hawks, hacen historia y quieren más. No han ganado ningún campeonato y se encuentran en el punto de cocción perfecto para explotar. Ven que puede ser su año. Y venían de la nada. La temporada de lesiones que ha lastrado a la liga norteamericana tampoco les ha sonreído, sobre todo teniendo a Chris Paul tocado del hombro y aislado por coronavirus, Devin Booker con la nariz partida en dos y otros menesteres propios de un año superexigente, sí, todo al cóctel, pero el resultado es gustoso por lo que hay detrás. Una gestión sobresaliente, una planificación con cabeza, un verdadero equipo, juego estético y con apego a los jóvenes para labrar un futuro brillante, una idea ejecutada con maestría, dos ejes fuera de la cancha como Monty Williams y James Jones y tres dentro como Paul, Booker y Ayton. Relato precioso para un conjunto, también en la parcela individual, que venía de muy abajo

La temporada pasada, pese a su 8-0 en la burbuja de Lake Buena Vista, los Suns se quedaron sin playoffs. Con Devin Booker peleándole el MVP de aquellos seeding games a Damian Lillard, con muy buenas sensaciones, pero tuvieron que sentir la cara más amarga y una situación insólita: quedarse fuera haciéndolo todo bien. Venían con demasiado peso del pasado. Este año, a las Finales. No se había visto un cambio tan drástico de un año a otro en la vida. Pero hay más. Si echamos la vista un año más hacia atrás nos encontramos a los Suns en la última posición de la Conferencia Oeste en la 2018/19 con un récord de 19-63. El horror se convirtió en belleza y no hubo sólo toque de varita mágica

James Jones, el chump del grupo de LeBron James en Miami que poco jugaba y mucho juntaba, ha sido elegido Ejecutivo del Año. Ha puesto en consonancia varias piezas para rodear a Devin Booker, anotador excepcional pero muy solo hasta ahora, y DeAndre Ayton, el rompedor número uno del draft de Luka Doncic y Trae Young que no había encontrado su punto dominador hasta ahora. Jones ha hecho un equipo a la medida de Monty Williams y ha pasado por donde creía que debía: Ricky Rubio, pese a la conexión y sapiencia, no es Chris Paul. El menudo base fue apoyo de Williams cuando éste perdió trágicamente a su mujer en un accidente de coche y con un abrazo sentido ambos lo celebraban en el Staples Center. Ricky quedó fuera, y muy decepcionado por la decisión, y CP3, jugando bien en los Thunder pero con un futuro gris, ha cogido el timón con 36 años de edad.

Pero es que han respondido todos: Cameron Johnson, acertadísimo en el tiro exterior; Cameron Payne, que pasó de estar fuera de la liga a ser titular en algunos de los últimos partidos; Jae Crowder, fundamental en defensa y repetidor en las Finales tras su paso por los Heat; Mikal Bridges, que vale para un roto y para un descosido; Torrey Craig, aportando músculo. Son todo buenas decisiones. Saric y Kaminsky van a ratos y Carter también ha visto reducida su participación, Moore es un parche y Galloway tiene calidad pero juega poco. Y hay equilibrio. Ninguno de estos jugadores nombrados anteriormente tiene una vitola de estrella, sí de válido. En el camino de una cosa a otra está el ponerles en común y hacer que todos cuenten. Williams lo ha tratado desde que ha llegado y sólo ha tardado un año, con lo que Jones le ha servido en la mesa, de hacerles volar alto

Hay que remontarse a 1993, con Charles Barkley como MVP pero luchando sin la fuerza necesaria contra los Bulls de Michael Jordan, para ver a los Suns tan arriba. No habían llegado a unas finales desde aquello y la otra ocasión data de 1976, con derrota ante los Celtics. La única ilusión en todos estos 28 años fue la generación de Mike D'Antoni con los Nash, Stoudemire, Hill y cía. Equipo del pueblo desde ese jugar a seis o siete segundos de posesión, pocos no se alegran de que por fin tengan en sus manos un anillo si gestionan como lo han hecho hasta ahora la serie que les queda. 

La media de edad de la plantilla es de 26,75 años. Hace 28, la última vez que los Suns pisaron la serie final de la NBA, algunos no eran ni un proyecto. Puede haberlo para años y años, se gane o no, si se gestiona bien. Ayton tiene la capacidad de ser el interior férreo que demostró ser en su etapa de universidad, Booker tiene ya la ayuda necesaria para ser uno de los mayores anotadores de la Liga y Paul, bueno, Paul puede renovar por un año más a razón de 44 millones de dólares. Hay camino hecho y es un equipo generacional al que los chavales que empiecen a ver baloncesto pueden engancharse, el juego que practican y la actitud invitan a ello. 

Este cambio vuelve a poner en el foco las bondades de la NBA en cuanto a que puede ganar cualquiera. Un equipo hundido durante más de un lustro, con un dueño en el punto de mira y directivos que en los corrillos eran los más criticados, con poca afición presencial... Resurrección y no sólo con jóvenes talentos, también con los fichajes y traspasos indicados. Se abre el abanico y los más perspicaces son los que marcan diferencias. Pueden ganar los Suns, puede ganar la Liga.