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NBA | BLAZERS 115 - NUGGETS 126 (2-4)

Jokic manda de vacaciones a Lillard

Excelente final de unos Nuggets que perdían por 14 en el tercer cuarto, 4-2 y regreso a las semifinales del Oeste pese a las bajas. Muy decepcionantes, otra vez, los Trail Blazers.

Jokic manda de vacaciones a Lillard
Steph ChambersAFP

El 13 de abril hizo crack la rodilla de Jamal Murray y la temporada de los Nuggets quedó, teóricamente, herida de muerte. El golpe fue durísimo: en las Rocosas se había orquestado un all in sellado con la llegada de Aaron Gordon antes del cierre de mercado. Una franquicia a veces demasiado conservadora apostó esta vez a grande. Y el resultado tenía un aspecto fascinante: desde la llegada de Gordon (25 marzo) y hasta la lesión de Murray, los Nuggets parecieron el mejor equipo de la NBA, o al menos uno tan bueno como cualquiera. Tan capaz de ganarlo todo como cualquiera. Brillante en ataque, por momentos imparable, arrebatador, y con combinaciones en pista que reventaban los ratings de eficiencia.

Pero se lesionó Murray y, quien más quien menos, todos descartamos a los Nuggets como aspirante. Sabíamos que no se caerían, pero dejamos de imaginarlos ganando series de siete partidos a los mejores equipos de la NBA. De momento, Denver Nuggets sigue ahí. Acabó tercero en el Oeste y ha fulminado a Portland Trail Blazers: 115-126 y 4-2 sellado a domicilio tras perder el primer partido, en su pista. Los Nuggets no solo han ganado sin Murray, también lo han hecho sin Will Barton y sin PJ Dozier. Es decir: sin su segunda gran estrella, sin dos titulares y sin tres de los principales en la rotación de guards. El mérito es descomunal. El premio, la segunda ronda por tercer año consecutivo. El mensaje, que no es suficiente: “No estamos satisfechos”, dijo Michael Malone después de evitar el peligrosísimo séptimo partido.

El ejercicio de resiliencia de los Nuggets ha sido tremendo. Desde el 2-2 han superado el partido de las dos prórrogas y los doce triples de Damian Lillard y han sido capaces de cerrar la serie fuera de su pista y con remontada, sin dejarse ir hacia la seguridad del hogar que garantizaba el séptimo. Los Blazers ganaban 91-77 superado el ecuador del tercer cuarto. Y estaban 97-84 antes de un 4-18 a caballo con el último parcial (101-102). A falta de seis minutos el partido estaba 108-108 pero ni siquiera hubo Dame Time. Los Nuggets enlazaron once puntos (108-119) y ya no hubo caso. Lillard se dio un golpe feo y un triple de Gordon en el último minuto acabó (115-124) con cualquier amago de suspense. Game over, serie acabada.

Jokic, que espera el anuncio de su MVP, acabó con 36 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias. En la serie ha promediado 33+10,5+4,5 con un 53% en tiros, un 43% en triples y un 92% en tiros libres. Los Blazers solo tenían a Jusuf Nurkic para hacer algo parecido a defender al serbio, y el bosnio lo notó: en tres de los cinco partidos anteriores había acabado eliminado por faltas, en este se fue al descanso sin ninguna pero cometió cuatro en diez minutos del tercer parcial, justo cuando calentó motores la reacción visitante. No fue coincidencia.

Además del jugador franquicia, han jugado una serie tremenda Michael Porter Jr (cada vez más estrella: 26+5+4 en este partido), Monte Morris (22+4+9) y un Austin Rivers pescado del desempleo el 20 de abril. Comenzó la temporada en los Knicks y fue cortado por los Thunder. El Facu Campazzo ha cumplido en su primera serie de playoffs: titular en un backcourt diezmado, tapando agujeros por donde podía y con más de 9 puntos y 5 asistencias por partido. Bien. Los Nuggets tienen por delante ahora una serie tremenda contra Phoenix Suns. No son favoritos, pero nadie debería apostar contra ellos. No mucho dinero.

El día de la marmota en Oregón

Para los Blazers queda amargura. Mucha amargura. Estancamiento, cansancio. En deporte, no avanzar desgasta más que retroceder. Al menos a largo plazo. Son cinco de los últimos siete años perdiendo en primera ronda, así que ese parece el lugar más seguramente real de este equipo. Desde la final del Oeste de 2000, cuando tuvieron a los Lakers casi derrotados en el séptimo partido del Staples, los Trail Blazers han jugado playoffs trece veces y han caído en ocho de ellas a la primera. Damian Lillard lleva a bordo desde 2012. Es una de las grandes súper estrellas de la NBA y un jugador de vieja escuela, comprometido al máximo con su equipo y sin ganas de jugar en otro lado. Pero, ¿por cuánto tiempo? Antes de esta temporada reconoció que había pedido a sus directivos que fueron a por ello, que buscaran el salto de calidad que nunca llega. Pero tampoco ha sido ahora.

La defensa sigue siendo un desastre, infame si se quiere competir por lo máximo. Y el ataque, brillante el primer vistazo, acaba dependiendo demasiado de su rey sol, Lillard, y un McCollum por debajo esta vez de su mejor nivel. El segundo mejor ataque, después del imposible de los Nets, si se suman regular season y playoffs se quedó seco en un punto del tercer cuarto del que acabó siendo el último partido de la temporada para unos Blazers que nunca llegan. Tampoco ante unos Nuggets sin Murray, Barton y Dozier. Ante una oportunidad ideal de demostrar que podían ser algo más esta vez. Tampoco.

El partido de los 55 puntos y los 12 triples para nada de Lillard, el anterior, fue una perfecta metáfora de estos últimos años en Oregón. En el sexto, el base acabó con 28 puntos y 13 asistencias. Ha batido el récord de triples en una eliminatoria de playoffs (35) y se ha convertido en el único con 200 puntos y 60 asistencias en menos de siete partidos (lo habían hecho en una eliminatoria, nada menos, Jerry West, Oscar Robertson y LeBron James). Para nada: no hay manera y el riesgo ahora es que Lilllard diga basta, elija cambio o empiece como mínimo a considerarlo. Parece imposible que siga Terry Stotts, entrenador también desde 2012, y habrá muchos debates y muchos rumores a partir de hoy: McCollum volverá a ser cuestionado como escudero, los secundarios volverán a llevarse un rotundo suspenso. Pero es es otro tema: el equipo que está en segunda ronda es Denver Nuggets, duro aparezca el obstáculo que aparezca. Todo lo contrario que estos Blazers que ya están de vacaciones.