LeBron y Davis se rebelan contra el 'play-in'
Los Lakers, en el regreso de sus dos estrellas, vencen para mantener sus opciones de evitar la fase previa. Otra victoria y una derrota de Portland, la vía.
Dennis Schröder, Kentavious Caldwell-Pope, LeBron James, Anthony Davis y Andre Drummond. Sólo el quinteto inicial ya era una victoria para los Lakers, con un alley oop tempranero de LeBron para Davis como imagen de todo aquello que se esperaba como constante y que, al final, ha sido una exquisitez cuyo valor ha aumentado exponencialmente por la inexistencia de oferta. Respectivamente, esta temporada las dos estrellas se han perdido 27 y 36 partidos. Hoy, han acudido al rescate de un equipo que, sin ellos, había podido sacar los últimos encuentros; pero sudando. Vogel no quería sorpresas, aunque amenazarían durante gran parte del partido: el 108 a 111 en el marcador a dos minutos y medio del final da fe de ello. En juego, estaba mantener las opciones para abandonar los puestos de play-in; delante, unos Pacers que, de perder, se condenaban a jugar el torneo clasificatorio como novenos o décimos, es decir, necesitando dos victorias. Difícil recordar una campaña con tanto en juego en una última jornada de temporada regular. Play-in, nuevos tiempos. Con el 115-122 final, se certifican ambas cosas. Y, a pesar de la derrota, en Indiana, el "nuevo" torneo clasificatorio se recibirá como agua bendita.
A partir de ahora, pesos y contrapesos en una balanza que, desde distintos puntos, se intentará decantar con diferentes niveles de maquiavelismo. Casi todos los implicados, con más o menos opciones, persiguen un mismo fin, el anillo; pero los medios elegidos pueden ser distintos. Los Lakers mantienen opciones para salir de las posiciones de play-in. Para ello, deberán ganar su siguiente partido, en la que se supone la parte fácil de la ecuación, y esperar a que Portland Trail Blazers pierda ante Denver Nuggets mañana. La primera incógnita no debería ser difícil de despejar: los angelinos se enfrentarán a unos Pelicans ya desterrados del playoff y sin Zion Williamson, Brandon Ingram ni Lonzo Ball. Portland, en cambio, a unos Nuggets que, en esos pensamientos maquiavélicos, pueden ser tentados por la derrota voluntaria. Actualmente, los de Colorado son terceros en el Oeste, con el mismo récord que los Clippers, cuartos. De hacer los deberes los angelinos, una victoria suya conllevaría un enfrentamiento directo entre ambos conjuntos en primera ronda, poco apetecible. Tanto Nuggets como Clippers, a priori, desearían no cruzarse con los actuales campeones hasta una hipotética final de Conferencia.
En las circunstancias actuales, claro, con todas las estrellas vestidas de púrpura y oro. Como hoy, aunque de blanco. Situación contraria en los Pacers, por cierto, que en este mes de mayo no han podido contar con Malcolm Brogdon y que, en esta ocasión, tampoco lo podían hacer con Domantas Sabonis, con un golpe en el cuádriceps izquierdo del último partido, frente a Milwaukee Bucks. Los Lakers no ganaban en el pabellón de Indiana desde 2013, pero era día de bajas (malditas lesiones) en un lado y de regresos en el otro. Y qué regresos. 17 puntos y 5 rebotes para Davis en el primer cuarto (su periodo más anotador de la temporada) advertían de ello. Al finalizar el mismo, que disputó de forma íntegra, atención para su hombro. Hay que cuidarlo. LeBron, mientras tanto, a los mandos, con 5 asistencias en siete minutos. La defensa, su única debilidad, permitiendo, seguramente, más puntos de los deseados. Principalmente, a Caris LeVert (28+5+12) y JaKarr Sampson (20+3+1), que superó la veintena de puntos por primera vez en todo el curso. También se sumaron a la resistencia Doug McDermott (17+4+1) y Justin Holiday (12+3+1), pero, en total, de manera insuficiente.
LeBron es decisivo en su regreso
En su vuelta, postergada más de la cuenta, LeBron James entró al partido siendo lo que es: rey y, por ende, líder. Había dudas sobre su posible estado físico. Para nada infundadas, él mismo ha reiterado que ya no volverá a ser el mismo. Arrancó siéndolo: en sus dos primeras acciones, canasta tras aclarado y asistencia para triple de Schröder. Instantes después, intercambio de papeles, con alley oop del alemán para James que terminó con uno de esos mates de concurso que, con el paso de los años, el cuatro veces MVP ha convertido en cotidianos. Un 2+1, con un cambio de ritmo sin rastro de problemas físicos, permitía culminar un parcial de 4 a 10, en el segundo cuarto, para coger un aire que no terminaba de retenerse (56-64 al descanso). En el momento del miedo, a dos minutos y medio del final y con 108 a 111 en el marcador, siete puntos seguidos (110-118). Decisivo, como se espera que sea. Se le vio falto de ritmo en algunas acciones, con 4 pérdidas como prueba, pero ha vuelto.
Y Vogel espera pulirlo por la vía rápida. Antes del partido, aseguró que intentaría mantener el máximo tiempo posible sobre la pista a los teóricos titulares. Los engranajes han estado separados durante mucho más tiempo del esperado y, de cara a la defensa del título, toca engrasar a marchas forzadas. Andre Drummond, hoy con 11 puntos y 15 rebotes, debe seguir interiorizando los mecanismos tácticos, y Schröder (12+1+4), que volvía tras salir de los protocolos de sanidad y con altibajos a lo largo de la temporada, tiene en la memoria de los aficionados un recuerdo difícil de reeditar: los playoffs de Rajon Rondo. Lo de LeBron (24+7+8) y Davis (28+10+5) es sólo cuestión de tiempo.
Sin ellos, no es lo mismo. Al inicio del segundo cuarto, con la segunda unidad en pista, la distancia se reducía como agua en envase agrietado, 38-40 a falta de ocho minutos para el descanso. La vuelta de LeBron en pista, a modo de microcuento de la historia de la temporada, parecía que lo remediaba, pero tres acciones seguidas de LeVert, dos de ellas triples, negaban momentáneamente (terminaría siendo) la metáfora perfecta (46-49). Benditos sus puntos, por cierto. Si su vuelta, tras todo lo acaecido, era una noticia tremenda, su estado de forma es formidable. Con los titulares, ahora mismo, tampoco es coser y cantar. Muy malas decisiones en los últimos ataques, capitaneados por LeBron, metían más miedo del debido en los cuerpos que hoy vestían de blanco: se desperdiciaba una ventaja máxima de 14 puntos para llegar con ese ajustadísimo marcador al final. Un abismo escurridizo que, cuando James está, se vuelve mucho más seguro. Ha llegado, mañana se sabrá si a tiempo.