NBA | MAVERICKS 113 - NETS 109

Doncic no quiere 'play-in': dirige, decide y apaga a un Irving estelar

El esloveno muestra su lado más maduro, cambiando puntos por asistencias en los momentos decisivos y negando la victoria a un Kyrie de 45 tantos.

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A Luka Doncic no le gusta el nuevo formato de la NBA. No le gusta el play-in y lo ha dejado claro por activa y por pasiva. "No veo sentido a la idea de jugar un 'play-in'. Disputas 72 partidos, pierdes dos y ya estás fuera", llegó a decir ante los micrófonos. Con el balón en las manos, desde entonces, no ha dejado de ratificarlo: 8 victorias en 10 partidos para Dallas Mavericks, que volverá a contar con Kristaps Porzingis dentro de muy poco. Según Rick Carlisle, es "duda" para el partido de esta madrugada, frente a Cleveland. Hoy, frente a Brooklyn, victoria con valor doble: en el momento más caliente de la zona peligrosa (esta madrugada, Blazers-Lakers) y ante los todopoderosos Nets, que aguantaron en pie hasta el final. No se esperaba otra cosa. Kyrie Irving mantuvo a los suyos con el rol de anotador compulsivo y Luka, por su parte, como garante de las decisiones correctas.

Se llegó a nueve minutos del final con 90-90 en el marcador y coincidieron en la pista todos los líderes, como si de una pasarela se tratara: Durant, Irving y Doncic preparados. La liga de las estrellas. La última ponderó más que la artillería de la Gran Manzana. No necesitó excesivos puntos, ni lo requería su partido: asistió, dirigió y eligió bien para culminar un parcial de 13-2 que revertía un 92-99. Un mal pase, que permitió a Jeff Green poner el 112 a 109 desde la línea, fue su único error. Una pincelada a destiempo, como también tuvo el propio Irving segundos antes con una mala bandeja, que no empañó todo lo anterior. Aunque cueste creerlo, también son humanos. Al final, 113 a 109 con 25 puntos, 10 rebotes, 8 asistencias y 5 de 13 desde el triple para el jugador esloveno, que sigue convirtiendo sus palabras en hechos.

Sin una de sus anotaciones meteóricas, hoy tocaba compartir responsabilidad ofensiva. Se volvió a sumar Tim Hardaway Jr., que llegaba tras una exhibición de 36 puntos y 10 triples, con 23, y acompañaron muchos más para hacer frente a un Irving sublime. Dorian Finney-Smith ofreció una de las mejores actuaciones de su carrera, con 17 puntos (6 de 11 en tiros de campo y 3 de 6 en triples), 8 rebotes, 3 asistencias y una defensa perfecta a Kevin Durant. El cuatro veces máximo anotador de la NBA, a diferencia de su compañero de tridente, no tuvo la mejor de las noches (muy buena para cualquier otro, claro): 20 puntos, 9 rebotes y 3 asistencias con 7 de 21 en tiros de campo (33,3%) y 0 de 4 desde la larga distancia. Finney tuvo gran parte de culpa, con un +23 con él en pista; pero también contribuyeron Jalen Brunson (15+2+2), que anotó ocho de sus puntos en el decisivo último cuarto, Dwight Powell (12+10+5) y Josh Richardson, con 10 puntos y 3 robos. Bailarines bajo la música de un Doncic que, más allá de mostrar su lado más maduro, también ante los micrófonos recapacitando sobre sus quejas arbitrales, dejó sus chispazos de cuento de hadas, con un triple desde el centro de la pista para finiquitar el primer cuarto (37-32).

Irving brilla, Doncic irradia

Valió la conjura para apagar al mago de la noche. Kyrie, en una de esas jornadas de reportorio extra, alcanzó los 45 puntos, en su octavo partido de la temporada superando la cuarentena. Cifra histórica de la franquicia, para ponerse al lado de John Williamson y en el segundo escalón de la tabla. Lo intentó de principio, con 25 puntos sólo en la primera mitad, a final, pero no consiguió evitar la cuarta derrota seguida de unos Nets en la racha perdedora más larga de su temporada, con los Bucks a un partido por detrás (con el récord directo ganado tras el último back to back) y los Sixers a dos por delante. Sin James Harden, desde su llegada, tienen récord negativo (9-11). En general, también: 27-7 con la Barba y 16-17 sin ella. Revelador. En el caso de los Mavericks, sin embargo, da igual: en febrero, los de Texas se impusieron por 115 a 98 en un partido con Harden y, curiosamente, sin Irving ni Durant. Por separado, les han ganado a los tres. Hoy, en su 35ª alineación distinta de la temporada - malditas lesiones -, desaprovecharon el inicio de la segunda mitad para romper el partido, con nueve fallos seguidos de los locales en el tiro. Ni las superestrellas, ni Bruce Brown (10+6), Jeff Green (11+2) o Blake Griffin (10+10+3), que sigue demostrando que se acuerda de machacar, pudieron aprovecharlo.

Con todo igualado (90-90), todo siguió igual. Los mejores son los mejores siempre. O, mejor dicho, los mejores son mejores en los mejores momentos, entendiéndose estos como los más complicados. Doncic, tras un mal tercer cuarto, entendió qué requería el partido: había bajado en el tiro y sus movimientos habituales estaban faltos de fluidez, pero siempre puede aportar. Y debe, como líder que es. Cambió el rifle por la bandeja, el fuego por el esmoquin y repartió juego. Dos asistencias suyas se convirtieron en dos triples, uno de Finney-Smith y otro de Hardaway Jr.

Los Mavericks abrían brecha para romper el partido e Irving, en culminación de una auténtica exhibición, regalaba crossovers, step backs y fintas para mantener unidas las partes. Un 2+1 a un minuto del final como mejor muestra (106-102). Durant lo había intentado en las jugadas anteriores, pero el peso del abismo hoy no era para él. Eso tiene también el contar con estrellas para aburrir: cuando no está bien una, lo está otra. Y si no, la otra, aunque esto último aún no se haya podido disfrutar. A nivel individual, Kyrie hoy fue el que más brilló; pero, en el colectivo, Doncic el que más irradió a los suyos. Con la cúspide reservada, por su puesto. Tiene el don para ello. Tras el segundo baile, en poco más de cinco minutos, ante Durant, canasta con sabor a definitiva para el esloveno (108-102), antes de los sustos finales, que terminaron siendo inocuos. No le gusta el play-in, por si alguien aún no se ha enterado.