Mago Jokic, soldado Campazzo
Tras su patinazo contra los Lakers, los Nuggets retoman la buena senda con una paliza a los Knicks. Jokic anotó 24 puntos en el primer cuarto y Campazzo jugó un gran partido.
Un síntoma claro de que te espera una noche larga: en 28 segundos de partido, a los Knicks les habían pitado en Denver tres personales y una técnica a su entrenador, un Tom Thibodeau que tiene a su equipo 37-29, cuarto del Este en una temporada excepcional en la que se pueden perdonar manchurrones como este: 113-97 en las Rocosas, en un partido en el que pagaron los platos rotos del patinazo en pista de los Lakers de unos Nuggets que, en 44-22, ponen 10-2 su marca en los últimos doce partidos (sin Jamal Murray: impresionante) y vuelven a empatar a los Clippers en un duelo particular para ver quién es tercero y quién cuarto del Oeste.
El marcador no explica la terrorífica superioridad que se vio en la cancha: era un 34-12 después de un cuarto, 50-22 en 16 minutos. Ya no hubo más partido. Pero es que en ese 34-12 en el parcial inicial, una masacre, Nikola Jokic anotó 24 puntos, capturó 6 rebotes e hizo cuatro mates, más o menos los que suma normalmente en un mes. Sí: con un 8/9 en tiros, el futuro MVP (sin discusión ya) apiló en los primeros 12 minutos 24 puntos y ganó a los Knicks, él solo, 24-12. Tremendo. Solo la baja intensidad del partido después evitó que firmara una línea estadística monstruosa. Firmó, finalmente, 32 puntos, 12 rebotes y 6 asistencias. El mejor jugador de esta temporada.
Los Knicks no encontraron forma de agarrarse al partido, como hacen casi todas las noches. Con Julius Randle controlado (14+8+5), volvieron a anotar desde la segunda unidad Derrick Rose (14 puntos) y Quickley (18). Pero nada fue especialmente relevante en una paliza en la que un jugador que ellos traspasaron hace poco más de un mes, Austin Rivers, acabó con 25 puntos, 6/9 en triples y 11 en el último cuarto, disfrutando contra sus ex antes de asegurar que llegar a los Nuggets le ha cambiado la vida en este momento de su carrera, por la química colectiva y la generosidad que se ha encontrado en su nuevo vestuario. Los Knicks lo enviaron el 25 de marzo a los Thunder, donde fue cortado. El 20 de abril firmó un contrato de diez días con los Nuggets, necesitados en el puesto de base tras la grave lesion de Murray. Después amplió el vínculo para toda esta temporada.
Rivers es importante porque la pésima suerte de los Nuggets con las lesiones se ha cebado con las posiciones de backcourt: sin Murray para todo el curso, también sin Morris, Barton y ahora PJ Dozier, con una lesión muscular muy fea. Queda poco en pie, y ahí aparece Rivers… y se agiganta Facundo Campazzo, de titular de emergencia a jugador importante. El argentino firmó uno de sus mejores partidos en la NBA: más de 33 minutos, 16 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias, 5 robos, 5/12 en tiros y una sola pérdida. Lleva dos partidos seguidos con 5 robos, algo que no hacía nadie con la camiseta de los Nuggets desde el recordado Fat Lever en 1989. Casi nada. En un nivel excelente, Campazzo forma como pequeño en un quinteto, a la fuerza ahorcan, gigantesco en el resto de posiciones: Michael Porter Jr, Aaron Gordon, Paul Millsap y el rey sol, Nikola Jokic.
Después de la paliza a los Knicks, Michael Malone insistió en que valoran al máximo la dureza, la competitividad y la inteligencia de Campazzo, a pesar del sambenito de jugador demasiado pequeño: “No hay que juzgar un libro por su apariencia antes de leerlo. Y Facundo Campazzo es el ejemplo vivo de eso”. Todo el que lo vio jugar en España o con la selección argentina lo tenía claro. En Colorado tampoco dudan ya. Llegó su gran oportunidad, por culpa de una plaga de lesiones en su equipo, y la está exprimiendo al máximo. Lo que ha hecho siempre, durante toda su carrera, digan lo que digan los que siguen apostando contra él.