Valencia Basket VAL
79
Olympiacos OLY
88
1234T
VAL 19 12 10 38 79
OLY 23 21 30 14 88
FINALIZADO

EUROLIGA | 32ª JORNADA

El Valencia despierta muy tarde y vuelve a depender de terceros

Los taronjas tropiezan tras tres cuartos pésimos contra el Olympiacos de Printezis y Sloukas y se complican su clasificación para el playoff de cuartos.

El Valencia Basket pegó el petardazo el día que lo tenía todo de cara para batir por primera vez a un Olympiacos que no se jugaba nada y meterse en el top-8 a falta de dos jornadas. La derrota (79-88) deja a los taronjas con un pie fuera de la competición. El sublime último cuarto (38-14), a la desesperada, al menos deja buenas sensaciones. Ahora depende de ganar ante Alba y Baskonia y que Real Madrid o Zenit no ganen todo lo que les queda. Las cuentas se complican demasiado.

Los taronjas sólo estuvieron dentro del partido en el primer cuarto, jugando balones dentro y sin abusar del triple. Pero a partir de ahí todo se torció. Justo cuando tocaba dar la cara. Ni los bases en la dirección, ni los tiradores, ni los hombres altos. Nadie estuvo a la altura hasta que se vio todo perdido en un duelo en el que parecía que los que se jugaban la vida, en los tres primeros cuartos eran los hombres de Bartzokas. Printezis (18 puntos y 6 rebotes), Vezenkov (19 puntos y 6 capturas) y Sloukas (8 puntos y 11 asistencias) masacraron a los taronjas. San Emeterio, con 11 puntos en 15 minutos, fue el mejor de los locales.

El Valencia Basket pareció salir con las ideas claras. Un espejismo. Tras un triple inicial de Vives, empezó a meter balones abajo. Ahí Williams, Kalinic y Tobey advirtieron a los griegos, recibiendo por encima del aro aunque estos pronto corrigieron. Como siempre que pisa la Fonteta, el Olympiacos no vino a Valencia a pasearse. Tras una canasta al poste bajo de Tobey que puso el 12-9, encadenaron un parcial de 0-10, con dos triples de Velenkov y Printezis, que helaron a un bloque taronja espeso (12-19, min. 8). Sólo la salida de Van Rossom le dio algo de vida al Valencia. Cuatro puntos del belga y un triple de Sastre volvieron a nivelar la contienda pero un mate de Koufos sobre la bocina volvió a poner el +4 para los de Bartzokas al fin del primer acto.

Esta jugada fue una continuación de lo que pasó en el segundo periodo. El Olympiacos se lo creyó de verdad. El Valencia, espesísimo. En los primeros cuatro minutos y medio apenas encestó un triple de Sastre, sobre la bocina de posesión. Ahora eran los griegos los que hacían daño en la pintura ya con Spanoulis dirigiendo las operaciones. Un parcial de 4-13 de inicio le complicó las cosas mucho a los taronjas (23-36, min. 14). Ni siquiera los libres sacaban de apuros a los de Ponsarnau que se empeñaban en fallar desde la línea cuando los puntos escaseaban. Jean-Charles hacía estragos en la pintura. Seis seguidos del francés y una penetración de Vezenkov ponían la máxima (28-44), a falta de 1:24 para el descanso. Un triple de Labeyrie y un par de buenas defensas minimizaron el descosido, al descanso.

Era clave salir centrado las primeras jugadas para intentar la remontada. Pero el Valencia hizo todo lo contrario. Dormidos y sin despertador. Cuando se quisieron dar cuenta, Printezis ya había matado el partido, con siete puntos seguidos marca de la casa, sin apenas intimidación local. En ataque entraron los nervios y cada tiro era una lágrima. El parcial de 5-22 fue demoledor. A falta de 15 minutos por jugar, el duelo más importante de los últimos años estaba decidido. La única incógnita era saber hasta cuánto se alargaba la ventaja helena. Hasta los +33 llegó la ventaja del equipo rojiblanco en el tercer cuarto.

El último acto fue todo lo que debió ser el resto del partido. Con vergüenza torera y con todo perdido, el parcial llegó a ser de 29-5, con San Emeterio liderando una remontada imposible, aunque de nada sirvió porque la ventaja helena era sideral. Hasta los siete puntos se acercó el Valencia pero se le acabó el tiempo. Los números lo dicen todo: 41 puntos en los tres primeros cuartos, 38 en el cuarto. Toca ganar los dos que quedan y soñar con una carambola muy complicada aunque no imposible.

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