El draft de la NBA es una lotería. En muy pocas ocasiones, escasas se podría decir, existe la certeza absoluta de que un número uno del draft es (y será) una apuesta segura. El mejor entre los mejores de una generación. Esta certeza ha sido mínima en el siglo XXI: LeBron James (2003) y Anthony Davis (2012). Kyrie Irving (2011) fue también un acierto indiscutible, aunque todo depende del cristal desde el que se mire: baloncesto de alto nivel contra una cabeza llena de pájaros. Yao Ming (2002) entraría en ese selecto grupo.

Otros, como Dwight Howard (204) y Derrick Rose (2008) fueron proyectos exitosos que por H (mal rendimiento, cabeza…) o por B (lesión) vieron sus carreras diluirse con el paso del tiempo. Lo normal son los fracasos (Kwane Brown, Andrea Bargnani, Greg Oden, Anthony Bennett) o jugadores decentes, con estatus de estrella durante un periodo de tiempo, que suben mucho para luego descender o para mantener una buena línea sin más el resto de su carrera: Andrew Bogut, Karl-Anthony Towns, Blake Griffin, Andrew Wiggins…

Muchos niveles de unos y podría haber más. Muchos más subgrupos según el gusto del consumidor. Pero lo que sí está claro es que la vida de un ojeador con estos jóvenes diamantes no es fácil. Y en 2018 no cambió mucho. Ese fue el año de Deandre Ayton como primera elección en la noche de los novatos por Phoenix Suns. También el año de Luka Doncic y su tres por Atlanta Hawks, que lo intercambió por el cinco de Dallas Mavericks: Trae Young. Entre este trío, Marvin Bagley (Sacramento Kings) y Jaren Jackson (Memphis Grizzlies).

"Contribuir de inmediato"

“Con Deandre Ayton vimos las cosas que era capaz de hacer en cuanto pusiese un pie en la NBA con su altura. Tenía esa capacidad atlética, esa destreza y esa agilidad que le podía hacer aportar de inmediato”, asegura Antonio Williams, anterior ojeador de la franquicia de Arizona, en una entrevista para Basketball Network sobre por qué eligieron a pívot por delante de Doncic.

“Obviamente sabíamos que Doncic iba a ser un gran jugador, también sabíamos que Trae Young lo iba a ser, pero cuando mirábamos a Deandre, vimos a alguien que podía contribuir de inmediato y no teníamos eso en otros posibles picks”, continuó. “También debes preguntarte quién está más preparado, quién tiene mayor potencial o incluso si los jugadores aceptarán hacer un entrenamiento contigo”

Con la facilidad de hablar a toro pasado y con la perspectiva que hace tres años no se tenía, es fácil decir que, visto lo visto, Doncic era el verdadero número uno de ese draft: ya es dos veces MVP de la NBA y sus medias asustan (25,4 puntos, 8,5 rebotes y 7,6 asistencias). Además, el excanterano del Real Madrid no era un diamante por pulir cuando aterrizó en Texas, ya había ganado todo lo posible en el Viejo Continente, Euroliga incluida. Pero siempre hay razones de peso para elegir a uno u otro… aunque estás puedan estar equivocadas con el paso de los años.