Una historia que repetir
El Joventut se impone al Nanterre y vuelve a los cuartos de final de la Eurocup trece años después, cuando terminó haciéndose con el trofeo.
"No es una final, es una oportunidad histórica para muchos de vosotros", arengaba Carles Durán a sus jugadores antes de volar hasta París. Pero lo era y lo han celebrado como tal. Estaba clara la hoja de ruta, la que evitara cualquier sofoco innecesario: ganar. El plan B, una derrota por menos de seis puntos que no invalidara el average (95-50 en el Olímpico de Badalona). No fue necesario sacar la calculadora. El Joventut, tras imponerse al Nanterre francés por 88 a 95, volverá a los cuartos de final de la Eurocup trece años después. Se enfrentará al más que temible, y favorito al título, Virtus Bologna, que, además, cuenta con el factor pista en su haber; pero se conoce el camino. Duelo entre campeones de Europa.
El Nanterre, con un quinteto pequeño, propuso un partido revolucionado. Moviéndose bien en unos primeros segundos en los que se suele sentir cómodo y convirtiendo el encuentro en un correcalles de anotación alta. Como se preveía. Isaia Cordinier (15 puntos y 22 de valoración), estrella absoluta, mostró su repertorio temprano: penetración habilidosa y triple (12-7) para poner al Joventut en ese límite que hoy se podía cifrar: los cinco puntos. Ante Tomic (18 puntos y 5 rebotes), colosal, y Brodziansky monopolizaban la ofensiva de La Penya: anotaron 21 de los 26 puntos verdinegros del primer cuarto (29-26).
El juego interior se planteaba como uno de los flancos ofensivos a explotar; el perímetro, como la zona defensiva a contener. Se conseguía lo primero, pero se fracasaba en lo segundo: los franceses empezaron con un cinco de siete en triples. Dos de ellos, de un Tyler Stone que en el partido de ida se había marchado hasta los 26 puntos (el máximo de su carrera). Hoy, tras un inicio de susto, se quedó en 11. Redd Marcquise, con 27 tantos y 26 de valoración, sería el líder vencido. Pau Ribas el vencedor. Al término del primer cuarto, se estaba dentro de lo establecido, en términos presentes, para superar el Top-16; pero fuera en la proyección de los marcadores. Una operación recurrente.
Y que pondría mucho más sencilla Ribas: triple para poner el empate, por primera vez, a los dos minutos del segundo cuarto (31-31). Cordinier, impoluto en el tiro, se imponía a Xabier López-Aróstegui en el duelo posicional y volvía a hacer presente el vértigo (31-36); aunque por poco tiempo. Dimitrijevic, con dos picotazos, ponía al Joventut por delante, también por primera vez (41-44), y Ferran Bassas, con un triple y un tapón (sí, un tapón), abría una brecha que se quedaba en dos puntos al final de la primera parte (45-47). Muchos nombres, ritmo alto y marcador acorde a él; dominio en la pintura (14 rebotes por 19) y francotiradores localizados (sólo dos triples locales). ¿Resultado? Distancia mínima en el marcador del pabellón, pero más que suficiente en el que todo el mundo tenía en mente.
Difícil, pero conocido camino hasta la final
Los dos se abrirían apresuradamente al empezar la segunda mitad. Llegaba el momento de los de Durán y, en este caso, el de la eliminatoria: parcial de 2-14 que abría Bassas con un triple y cerraba Albert Ventura homónimamente (47-61). Un muro (casi) demasiado alto para el Nanterre. Y empezó un intranquilo regocijo: el perímetro era tan verdinegro como la zona y Birgander hundía el aro con el peso de la historia, a pase de alguien que se la conoce como Pau Ribas (56-70), que se iría hasta las seis asistencias (y 16 puntos). Rosas con pinchos, pero regadas en cada sequía. Golpes del Nanterre, pero con respuesta.
López-Aróstegui (13+7+2), tras fallar dos triples, anotaba un tercero con sabor a definitivo (74-82) a falta de 3:47 minutos. A partir de ahí, intercambio de tiros libres y marcadores a favor: 88 a 95 en el del Maurice - Thorez, 88-100 en el importante y billete europeo para La Penya, que vuelve a unos cuartos de la competición continental. La última vez que alcanzó dicha fase, en 2008, se alzó con la competición, aún con Ricky Rubio, Rudy Fernández y bajo la dirección de Aíto García Reneses. Pau Ribas y Carles Durán, los únicos supervivientes en la hazaña, conocen los próximos pasos de la nueva hoja. Con obstáculos de la talla de Marco Bellineli o Milos Teodosic, pero en ruta. Una que repetir.