Simons: con 1,93, de renunciar a la NCAA a sobrevolar la NBA
El escolta ha salido campeón de un Concurso de Mates con pocas filigranas. Renunció a la NCAA para hacer un posgrado y acabó aterrizando en los Blazers.
El Concurso de Mates ha sido raro. No podía ser de otra manera en un año en el que todo lo es. Ni el partido tuvo una gran acogida ni ha sido el mejor de los últimos tiempos, como tampoco los concursos que le acompañaban. Y el de mates, uno que siempre ha tenido mucha expectación, muy potenciada por el alto nivel que hemos visto en los últimos años, se ha resentido en demasía. La falta de público y de ee grupo de comentaristas tan cercanos al espectáculo y la parafernalia que rodea a la NBA ha bajado el nivel de una serie de volcadas de buen nivel, pero que han dejado una sensación agridulce. La negativa de Zion Williamson para participar permitía que se potenciara la ausencia de interés, y los tres participantes eran bastante desconocidos y se han saltado esa regla que la Liga prefería hoy, la de que participaran en los concursos los mismos que en los partidos para no agrandar los contactos en Atlanta y disminuir así al máximo el riesgo de contagio.
Entre unas cosas y otras, ha emergido Anfernee Simons, un escolta de 1,93 que juega en los Blazers desde 2018. Simons es un escolta correcto, que supera el 40% en triples en una rotación, la de Terry Stotts, en la que tiene un hueco. Promedia 8,2 puntos por partido y está establecido en la segunda unidad de una franquicia en la que comparte vestuario con gente de la talla de Damian Lillard, que le ha estado aplaudiendo durante el concurso. Simons nació en 1999, es natural de Florida y cumplirá 22 años el próximo 8 de junio. Es rápido, hábil en ataque, peligroso en el tiro exterior y con una capacidad defensiva en consonancia con la del equipo al que pertenece. Es decir, mejorable.
Simons comenzó su etapa de instituto en el Edgewater High School de Orlando, dentro de su estado natal de Florida. Allí promedió, en su temporada sophomore, 17,8 puntos, 2,4 rebotes y 4,6 asistencias por partido. Al año siguiente, Simons fue transferido a la Montverde Academy de Montverde, también de Florida, pero acabó descontento por su papel de suplente y se vio obligado a volver a Edgewater, donde promedió 23,8 puntos, 7,2 rebotes, 4,2 asistencias y 1,8 robos de balón por encuentro. Eso sí, el escolta es un caso raro, ya que decició no acudir a la universidad tras graduarse. En su lugar eligió un curso de posgraduado en la IMG Academy de Bradenton, donde jugó una temporada en la que promedió 21,4 puntos y 6.9 rebotes. Tras este paso, barajó varias posibilidades a la hora de elegir universidad, pero finalmente decidió ir directamente al Draft de la NBA, y fue elegido en el 24º puesto del draft por los Blazers, saliendo por primera vez de su estado natal, Florida, y poniendo rumbo a Oregón, en donde sigue jugando hoy en día.
En su tercera temporada en la NBA, Simons, el tercer jugador desde 2005 (junto a Thon Maker y Satnam Singh Bhamara), en aparecer en un draft sin pasar por la universidad, está en plena progresión y en una dinámica ascendente dentro de un equipo con un gran formador como Terry Stotts y rodeado de talento bruto (Lillard, McCollum, Nurkic...). En su tercera temporada como profesional, ha puesto su nombre en la historia, aunque sea en el Concurso de Mates, donde aparecerá como ganador de la edición de 2021, en el All Star de Atlanta. Uno marcado por la pandemia y que ha acabado con un mate, el de Simons, en el que ha intentado dar un beso a la canasta pero se ha quedado a medias. Aun así, con tres votos del jurado (por dos de Obi Toppin), se ha impuesto en un final que tiene una bella simetría. Ese beso que no se ha podido dar, es la metáfora perfecta en plena era del coronavirus, donde el contacto físico está más limitado que nunca. Una cosa curiosa en un año lleno de fatídico. Al menos, podemos quedarnos con eso.