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G-LEAGUE

Jeremy Lin, harto de recibir insultos racistas: "Me llaman 'coronavirus' en la pista"

El veterano jugador, campeón de la NBA y ahora en los Santa Cruz Warriors, de la G-League, denuncia el trato xenófobo que recibe la población asiática.

DENVER, CO - NOVEMBER 15: Jeremy Lin #7 of the Atlanta Hawks plays the Denver Nuggets at the Pepsi Center on November 15, 2018 in Denver, Colorado. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement.   Matthew Stockman/Getty Images/AFP
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MATTHEW STOCKMANAFP

El 8 de mayo de 2020, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, advertía de una situación que, colateralmente, había sido catalizada por la crisis sanitaria del coronavirus: "La pandemia sigue desatando una oleada de odio y xenofobia, buscando chivos expiatorios y fomentando el miedo". Al mismo tiempo, instaba a los gobiernos a tomar medidas y "fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades contra el virus del odio". A finales de abril, una coalición de grupos asiático-estadounidenses, a través de la organización STOP AAPI HATE, publicaba casi 1.500 denuncias relativas a incidentes racistas. De ellas, 125 hacían referencia a agresiones físicas. A día de hoy, siguen llegando a centenares. La ubicación del foco de la pandemia, la ciudad de Wuhan (China), ha catapultado un trato xenófobo que ya existía, pero que se ha multiplicado. 

Jeremy Lin, campeón de la NBA en 2019 con Toronto Raptors y, actualmente, en los Santa Cruz Warriors de la liga de desarrollo de la NBA (G-League), harto de la situación, ha alzado la voz. En un escrito a través de su cuenta de Facebook, ha explicado una situación personal que, lejos de quedarse ahí, esconde una realidad estructural que castiga diariamente a la población asiática y asiático-estadounidense: "Algo está cambiando en esta generación de asiáticos americanos. Estamos cansados de que nos digan que no experimentamos racismo, estamos cansados de agachar la cabeza y no decir nada. Estamos cansados de que los niños asiáticos crezcan y se les pregunte de dónde son 'realmente', de que se burlen de nuestros ojos, de que nos consideren exóticos o que nos digan que somos inherentemente poco atractivos", empieza relatando. Lin nació en California, en 1988, pero sus padres emigraron de Taiwán a Estados Unidos a mediados de los 70. Desde su irrupción en el baloncesto profesional, la denuncia de comportamientos xenófobos hacia su persona ha sido una constante.

Después de quedarse fuera de las posiciones del Draft en 2010, firmó un contrato con Golden State Warriors; aunque su nombre empezaría a resonar, y muy fuerte, en la siguiente temporada, con los Knicks. En la Gran Manzana, promedió 14,6 puntos, 6,2 asistencias y 3,1 rebotes. En la propia ciudad de Nueva York, durante 2020, se registró un aumento del 867% en las denuncias por racismo hacia la población con rasgos asiáticos, según datos de CBS News. "Estamos cansados de que los estereotipos en Hollywood afecten a nuestra psiquis y limiten lo que creemos que podemos ser. Estamos cansados de ser invisibles, de equivocarnos con nuestro compañero o decir que nuestras luchas no son tan reales", continúa en su perfil de la red social.

Jeremy Lin, que en su carrera NBA ostenta una media de 11,6 puntos, 4,3 asistencias y 2,8 rebotes, no tardó en inscribir su nombre en la memoria de cualquier aficionado de la mejor liga del mundo. En su primera temporada con los Knicks, ante Los Angeles Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol, en el Madison Square Garden, consiguió anotar 38 puntos. La actuación desataría la locura en el pabellón y supondría el nacimiento del fenómeno "Linsanity". Según explica el base, ni su larga, y recordada, trayectoria le ha librado de ser una víctima más: "Ser veterano de la NBA no me protege de que me llamen ′coronavirus' en la cancha", confiesa. Un episodio tan triste como bochornoso que hace público con la intención de promover un cambio en la sociedad: "Quiero algo mejor para mis mayores que trabajaron tan duro y sacrificaron tanto para hacer una vida por sí mismos aquí. Quiero algo mejor para mi sobrina y sobrino y futuros hijos. Quiero algo mejor para la próxima generación de atletas. Así que aquí estamos de nuevo, compartiendo cómo nos sentimos. ¿Alguien está escuchando?", concluye.