Los Nets sacan el rodillo
Otro triple-doble de Harden da a los Nets la séptima victoria seguida y hunde más a unos Kings en una crisis tremenda. Sin Durant, Brooklyn roza el liderato del Este.
La cara y la cruz. Es lo que se ha visto esta noche en Brooklyn, dos polos opuestos en cuanto a racha y a aspiraciones, en lo referente al récord y a la confianza que rezuman. Los Nets, en otra exhibición de James Harden, han alcanzado su séptima victoria consecutiva, algo que consiguen por primera vez en toda la temporada; y los Kings, que en nada se parecen a sus rivales, se hunden con la octava derrota seguida... algo en lo que también se estrenan este curso. Dos equipos que empezaban siendo un atractivo para el aficionado, que se ha quedado claramente con los neoyorquinos para rechazar, por enésimo año, a Sacramento, esa franquicia desmadejada que no llega a los playoffs desde 2006. Una época ya lejana y difícil de recordar para el aficionado, la de un proyecto que rozó las Finales en 2002 y fue un contender continuo hasta 2004, pero que nunca consiguió ganar un séptimo partido y dejó un legado que consiste en un baloncesto formidable y la última (y casi única, al menos desde que abandonaron Kansas en 1985) y un recuerdo lejano que no se ha vuelto a repetir. Ya se sabe, un proyecto que juntó a Chris Webber, Vlade Divac, Pedja Stojakovic, Doug Christie y compañía. También a Rick Adelman y el talentoso base Mike Bibby, los últimos en abandonar un barco que, claro, se acabó hundiendo. Desde entonces, 14 temporadas sin playoffs que van a ser 15, la peor racha de toda la NBA. Y, lo que es peor, ninguna sensación de optimismo de cara al futuro. En otras palabras: un bochorno.
Y mientras los Kings se limitan a recordar su historia, los Nets intentan escribir la suya propia. Con un equipo de ensueño, han tirado en esta racha de James Harden (en demasía) y de Kyrie Irving, con Kevin Durant en el dique seco resolviendo problemas físicos poco preocupantes y poniéndose a punto para emerger como suele hacer. La única duda que sigue quedando es como se compenetrarán cuando los tres jugadores estén en pista durante más partidos consecutivos; de momento y en total, sólo lo han hecho en siete, el último de ellos ante los Warriors, el único de esta racha en la que el big three ha ejercido sus funciones al completo. Y otra cosa a tener en cuenta, al menos, hasta que veamos la versión completa de la franquicia, es que Harden está jugando mejor sin Durant que con él: en la primera variante, los Nets se van a un 6-3; en la segunda, se quedan 5-5. Aunque, eso sí (siempre hay una parte buena), han ganado cuatro de los últimos cinco choques en los que han coincidido, y la única derrota ha sido en ese sainete de ida y vuelta de Durant ante los Raptors por culpa del coronavirus y sus cansinos, y a la vez necesarios, protocolos.
Entre dato y dato, Harden volvió a exhibirse... y a dejar más datos. Se fue a 29 puntos, 11 rebotes y 14 asistencias, con un excelente 5 de 10 en triples. Y ya es, a estas alturas y con tan sólo 19 partidos disputados con los Nets, el segundo jugador con más triples-dobles de la historia de la franquicia, por detrás de un Jason Kidd que se fue a 61 (en 506 partidos, claro). Harden disputó casi 41 minutos y acabó con un +11 en pista, en consonancia con un Kyrie más discreto en la estadística (21+5+7+3), pero que se fue a un +17. Eso sí, el héroe fue Bruce Brown, un alero fuerte, con un sólido tren inferior y grandes aptitudes defensivas que emergió como sorpresa ofensiva y se fue a 29 puntos, con un espectacular 11 de 13 en tiros de campo y 13 puntos en el último cuarto, en el que anotó sus dos únicos triples del partido. Titular mientras Durant siga viendo los partidos con mascarilla y ropas caras, Brown añadió a su estadística 4 rebotes y 2 asistencias, y finalizó con un +20 mientras lideró el mejor parcial del partido para los locales, ese que inclinó la balanza (29-22 en el último periodo), acompañado de una versión defensiva cada vez más creciente en la franquicia y que provocó que, en los últimos 12 minutos, los Kings lanzaran con un 35% en tiros de campo y solo atraparan la mitad de los rebotes que su rival (8 por 16), además de quedarse en sólo 22 puntos y perder un partido al que llegaron vivos (98-96) al último cuarto.
Los Kings no jugaron del todo mal, pero remaron, otra vez, para quedarse en la orilla. En su racha, no han perdido ninguno de sus ocho partidos por más de 14 puntos, y en cuatro de ellos la diferencia ha sido menor a los 10. Siempre se hunden al final, con una mala racha en el tiro y una escasez de recursos y pizarra cada vez más obvia de su entrenador, Luke Walton, que lleva en la cuerda floja casi desde que llegó a Sacramento y, si echamos la vista atrás, desde que llegó a los banquillos de la NBA, con los Lakers en 2016. Y nunca ha conseguido demostrar las cualidades que se le presuponían, mientras le acompaña una frase que ya es inherente a su persona: no es el responsable de los males de sus equipos, pero tampoco la solución. Ante los Nets, De'Aaron Fox fue el líder anotador con 27 tantos y hasta seis jugadores superaron la decena, con mención especial para los 23 de Tyrese Haliburton y el 18+11 de Richaun Holmes. Pero nadie emergió al final para hacer frente al poderío neoyorquino, que se sitúa a sólo media victoria del primer puesto de la Conferencia Este, ocupado por los Sixers, y sigue siendo un rodillo que deja una ristra de cadáveres a su paso. Y que, por cierto, tiene a su big three por encima de los 25 puntos por partido de promedio, algo que de acabar así, ocurriría por primera vez en la historia. Pues eso.