NBA | SPURS 105 - WARRIORS 100
Curry hinca la rodilla ante unos Spurs ilógicamente buenos
Nadie contaba con los Spurs, que se ponen quintos del Oeste y tienen el cuarto puesto a tiro. Ni siquiera Curry ha podido con una plantilla veterana y carente de talento.
Si repasamos las plantillas del Oeste, jugador a jugador, individualmente o en su conjunto, podemos observar que los Spurs están lejos de los primeros puestos. Son peores, a priori, que Utah, los dos equipos de Los Angeles o Suns, que van delante de ellos en el Oeste. Pero también salen perdiendo en la comparativa con Blazers, Kings, Denver o Warriors, su última víctima. Tampoco se puede decir que estén al nivel de otros rezagados, como Pelicans o Grizzlies. Incluso los Rockets, sin Harden ni Westbrook (ni D'Antoni, Morey...), parecen mejores. Y los Wolves, hundidos en el pozo más hondo de una Conferencia ultracompetitiva, en la que nadie está bien menos los tres primeros, un poco de Phoenix y quizá, sólo quizá, los Spurs. Es posible que decir que están bien, en el sentido estricto de la palabra, no sea lo más adecuado; simplemente, hacen lo que tienen que hacer, ganan cuando les toca y pierden cuando no dan para más, no juegan brillante pero sí correcto, tienen buenos fundamentos con los que suplen su falta de talento y emergen en un Oeste en el que todos pierden más que ellos. Al menos, de momento.
Todo esto es así gracias a Gregg Popovich, claro. El mítico entrenador lleva más de 30 años en la NBA, casi 25 como entrenador principal de una de las mayores dinastías post Jordan que ha habido. Un cuarto de siglo en el que ha batido numerosos récords y ha ganado hasta cinco anillos, sacando todo el jugo a su asociación con Tim Duncan (y Tony Parker, Manu Ginóbili), mejorando con el paso del tiempo, y sobreviviendo después de la retirada del ala-pívot, una estrella que perdió luz en sus últimos años pero que es indivisible al del anciano entrenador. Popovich se ha dejado crecer el pelo y se ha hecho más mayor (tiene 72 años), pero no ha dejado de hacer gala de su agrio carácter y de sacar lo mejor de sus plantillas, sean mejores o peores. Pop es historia pura de la NBA, un entrenador singular que en nada se parece al que empezó en 1997, despido de Bob Hill mediante por su obra y gracia, que ha mejorado con el tiempo y ha dominado la era de los hombres altos (balón dentro-fuera), la del pick and roll y la del triple. Y que sigue aventurándose en una competición que no esperan a nadie un año tras otro, sin fin, y con habladurías de su retirada tras Tokio (si es que hay). Aunque, como ya han dicho en la directiva texana, "Popovich se retirará cuando él quiera".
Ante los Warriors, San Antonio dio un ejemplo más de cómo se tienen que hacer las cosas. El equipo de Steve Kerr (un hombre que estuvo a las órdenes de Popovich como jugador), empezó envalentonado, con 36 puntos en el primer cuarto (13 de Curry), y 7 triples en 11 intentos. Hasta ahí llegaron: la magia de Popovich dejó a los visitantes en 23, 21 y 20 puntos en los tres últimos periodos, en los que anotaron, de forma combinada, otros 6 triples... de 26. Un bochorno que permitió a los Spurs ponerse por delante, aunque tardaron en hacerlo. La remontada fue paulatina, no fruto de una espectacular racha, bien por la falta de talento ofensivo texano o por la resistencia de Golden State, que aguantó lo que pudo pero cedió al final. Todavía hubo una opción de victoria, pero Draymond Green (7+10+10, pero 5 pérdidas) la lió inexplicablemente. Los Warriors sacaron de banda con 8,7 segundos para el final y 103-100 en el marcador, pero Green recibió después de que no pudiera hacerlo Curry y lanzó precipitadamente desde casi el centro del campo. Quizá (con este hombre, nunca se sabe), su intención era sacar la falta a Derrick White y provocar tres tiros libres, pero el jugador local no entró en la trampa y el partido cayó del lado local.
Curry acabó con 32 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias, mientras que Kelly Oubre aportó 24 y Wiggins se quedó en 11. En los Spurs, que se ponen 14-10, a sólo medio partido del cuarto puesto de los Suns y con uno de margen sobre Portland, destacó Dejounte Murray, que cuajó una espléndida actuación: 27 piuntos (10 de 19 en tiros de campo), 10 rebotes, 4 asistencias... y 8 robos. Además, doble-doble de Jakob Poeltl (14+11) y 21+6+10 para la ilógicamente buena versión de DeMar DeRozan, que está cuajando una enorme temporada (20,5+5,1+6,6 de promedio) y está mejorando una reputación denostada, además de opositar para el All Star. Ironías del destino, cuando Curry vuelve y los Spurs empeoran su plantilla, hay cinco puestos de diferencia en el Oeste entre ambos equipos... pero con San Antonio delante y los Warriors detrás. Seguramente, los primeros irán para abajo y los segundos para arriba, pero nadie debería relajarse con un equipo eterno, que ha hecho de todo, ha visto de todo y no cree en pronósticos que siempre pueden ser falsos. Al fin y al cabo, están entrenados por Gregg Popovich. Y todo lo que ello supone.