ORLANDO MAGIC

Pudo cambiar la historia: Tim Duncan y el big three que se iba a reunir en Orlando Magic

El ala-pívot tenía totalmente decidido dejar los Spurs y marcharse a Florida en 2000. Lo que pasó después, entre la narrativa y la leyenda urbana, es historia de la NBA.

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Pudo cambiar la historia: Tim Duncan y el big three que se iba a reunir en Orlando Magic
ROBERT GALBRAITH REUTERS

La historia, ya se sabe, se escribe recto… pero con renglones torcidos. Cada narrativa está llena de detalles, letra pequeña, asteriscos y cruces de caminos que podrían haberlo cambiado todo. Desde luego, también en el deporte. Y también en la NBA. Una competición donde cada vez es más difícil ver a una gran estrella comprometida a largo plazo con una franquicia o completando con la misma toda o casi toda su trayectoria profesional. Es la evolución de un mercado en el que apenas había libertad hasta casi los años 90 y en el que ahora los jugadores (especialmente las estrellas) se manejan a sus anchas. Es la realidad de la era del jugador empoderado.

Damian Lillard es por ahora una excepción con su compromiso con sus Trail Blazers. Y Giannis Antetokounmpo ha dado un paso capital en el mismo sentido tras firmar su histórica ampliación con los Bucks y descartarse del mercado de agentes libres del próximo verano. Antes, algunas de las últimas grandes leyendas de la NBA completaron toda su carrera con la misma camiseta: 20 años de Kobe Bryant con los Lakers, 21 de Dirk Nowitzki (un récord) con Dallas Mavericks y 19 (1997-2016) de Tim Duncan con San Antonio Spurs. Los tres fieles y unidos para siempre a unas franquicias de las que son santo y seña… pero con las que tuvieron turbulencias. Lo contrario es imposible en tramos tan extensos. Los flirteos de Kobe con Clippers o los Bulls de su admirado hasta la obsesión Michael Jordan, los problemas de Nowitzki en sus primeros pasos en Dallas, cuando soñaba cada noche con volver a Alemania y, en el caso más nítido y seguramente el que más cerca estuvo de suceder, el compromiso de Tim Duncan para jugar en Orlando Magic y formar un big three que habría cambiado la historia de la NBA moderna.

En 2000, Duncan (número 1 del draft de 1997) había acumulado ya tres temporadas en la NBA y tenía un anillo como MVP de unas Finales (1999) que Gregg Popovich resumió así a Jeff Van Gundy, técnico de los derrotados Knicks: “Yo tenía a Tim Duncan y tú no”. En ese momento firmó un contrato crucial para alargar su estancia en los Spurs, que ya nunca más estuvo cuestionada: tres años y 32,6 millones de dólares. Sobre la mesa quedó uno de seis años y 67,5 millones que estuvo a punto de firmar con Orlando Magic. A punto, realmente a punto. La franquicia de Florida limaba los últimos flecos de su gran golpe con la llegada asegurada de Grant Hill (desde Detroit Pistons) y Tracy McGrady (cansado de vivir a la sombra de Vince Carter en Toronto Raptors). John Gabriel, que sigue vinculado a los Magic, era por entonces el general manager que había trazado uno de los planes más ambicioso que había visto jamás la NBA: Hill, McGrady y Duncan fichados a la vez como agentes libres y puestos a las órdenes de Doc Rivers, que acababa de ser elegido Entrenador del Año en su primera campaña (1999-2000) en el equipo.

Del "vamos a dar miedo" a la leyenda urbana

Todos los testimonios coinciden en que Duncan (que tenía todavía 24 años) realmente estaba decidido a cambiar Texas por Florida. Rivers reconoció años después que “estaba seguro” de que tenían el sí del mejor ala-pívot de la historia. Y Popovich también dejó claro que llegó a interiorizar lo que iba a ser una pérdida fatal: “Fue un infierno. No me permitía a mí mismo tener esperanza de que se quedara, no hacía más que prepararme para su marcha”. Duncan se quedó y jugó 16 años más (toda su carrera NBA) en los Spurs, donde ganó otros cuatro anillos (2003, 2005, 2007, 2014) y donde se estableció como uno de los grandes jugadores de siempre.

Tracy McGrady habló del nuevo big three como algo casi consumado: “Vamos a dar miedo, seremos el rival de los Lakers durante años”. Los angelinos acababan de sumar el primer título de los tres que enlazaron con Phil Jackson, Kobe Bryant y Shaquille O’Neal, que precisamente había dejado los Magic como agente libre para establecerse en California.

¿Qué pasó? En la cultura popular, y el propio Grant Hill alimentó esta teoría (casi una leyenda urbana NBA), Duncan se echó atrás en el último momento porque Doc Rivers tenía una norma inquebrantable que impedía a las parejas y familias de los jugadores viajar con el equipo. Según contó Hill, alguien del entorno de Duncan planteó este asunto y el no rotundo de Rivers acabó con unas negociaciones casi cerradas. El técnico lo ha negado durante años, asegurando además que varias veces durante las temporadas hacía excepciones y permitía que los jugadores estuvieran acompañados en las giras del equipo.

Parece finalmente más plausible la teoría que señala a John Gabriel (que venía de ser Ejecutivo del Año) y un error de principiante. Los Magic habían agasajado a Duncan en su visita a Orlando con todos los lujos de la zona: pases privados a Walt Disney World, las posibilidades de vivir en la lujosa zona residencial Isleworth (donde había vivido Shaq) y hasta unos hoyos de golf con Tiger Woods. Pero dejaron cabos sin atar. En la cena eligieron un menú que no era del agrado de Duncan y, por encima de todo, permitieron que el jugador regresara a San Antonio sin firmar un contrato que los Magic creían que era inevitable que acabara rubricado. Pero Duncan reservó la última entrevista, por cortesía, a los Spurs. Y se reunió con Popovich y un David Robinson que interrumpió sus vacaciones en Hawaii y voló a San Antonio ante lo que era una emergencia de primera magnitud. De esa charla salió una continuidad en los Spurs que Popovich sí se encargar de asegurar cuanto antes.

Los Magic 2000-01 ganaron 43 partidos con McGrady como Jugador Más Mejorado y Mike Miller (número 5 del draft) como Rookie del Año, un tirador que habría encajado perfectamente con el big three que jamás se formó. McGrady jugó cuatro años en Florida (su estado natal) antes de irse a Houston Rockets. Fue dos veces Máximo Anotador y tres all star con la camiseta de los Magic, pero los tobillos de Grant Hill le impidieron pasar de la primera ronda de playoffs, una maldición que luego se repitió con las lesiones de Yao Ming en Houston. Hill venía de ser un all star casi perenne en Detroit y de ser considerado el gran sucesor de Michael Jordan (un concepto que obsesionaba por entonces a la NBA). En la MoTown había promediado 22 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias. En Orlando Magic las lesiones de tobillo redujeron su presencia a cuatro partidos en la primera temporada, 14 en la segunda, 29 en la tercera… y ninguno en la cuarta. Cuando volvió a tener más ritmo de actividad, en la temporada 2004-05, tenía ya 32 años. Y Mcgrady se había marchado a los Rockets.