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NBA

Chocolate Thunder: el 'alien' que ponía nombre a sus mates

Stevie Wonder dio su apodo al jugador que se hizo famoso por romper tableros con sus mates bestiales. Decía que había llegado del planeta Lovetron con su novia, Juicy Lucy.

Chocolate Thunder: el 'alien' que ponía nombre a sus mates

No ganó ningún anillo, no fue all star, no formó parte de los Mejores Quintetos, no tiene premios individuales y la única camiseta que le retiraron fue en Italia, donde el Auxilium Torino elevó su número 11 al techo de su pabellón. No aparece en los rankings históricos y su mayor récord fue de faltas en una temporada: 386 en la temporada 1983-84. De promedio, 4,8 por partido. Sin embargo, el corazón de la NBA se partió cuando falleció, en 2015 y con solo 58 años, Darryl Dawkins. Un icono de lo que era un confuso star system en los 70 y los primeros 80, una montaña de 2,11 y casi 120 kilos que pudo ser un jugador de leyenda. No lo fue por números (12 puntos y 6,1 rebotes en su carrera NBA), pero sí acabó siendo uno de los jugadores más particulares que han pasado por la gran Liga en toda su historia.

Porque Dawkins tenía un apodo excelente: Chocolate Thunder (el trueno de chocolate). Uno que, además, le puso puesto Stevie Wonder, nada menos, que era un asiduo a los partidos de los emblemáticos Philadelphia 76ers. Tenía más apodos: Baby Gorilla, Sir Slam, Dr. Dunkenstein… Y tenía su propia historia: contaba que era un alienígena que venía del planeta Lovetron, donde practicaba junto a su pareja, Juicy Lucy, lo que llamaba interplanetary funkmanship.

Eran los años setenta en la Costa Este, ya se sabe. Dawkins, además, ponía nombre a sus mates y saltó a la fama nacional por hacer volar tableros por los aires a base de fuerza bruta. Mucho antes de la llegada de Shaquille O’Neal y compañía, Dawkins patentó sus mates bestiales y obligó a la NBA a cambiar sus tableros y aros. El 13 de noviembre de 1979, en el Municipal Auditorium de Kansas City, reventó un tablero mientras lanzaba muy lejos en su trayecto hacia el aro a Bill Robinzine. Tres semanas después, ya fuera de Missouri, destrozó otro tablero en su pabellón, en un Sixers-Spurs. La NBA, espantada mientras el público celebraba, no solo adaptó su tecnología sino que introdujo una norma que aplicaba sanciones y suspensiones a los jugadores que destrozaran tableros.

El primer mate, el de Kansas City, fue bautizado así por su autor: The Chocolate-Thunder-Flying, Robinzine-Crying, Teeth-Shaking, Glass-Breaking, Rump-Roasting, Bun-Toasting, Wham-Bam, Glass-Breaker-I-Am-Jam.

¿Más nombres que puso a sus mates? Aquí van: the Rim Wrecker, the Go-Rilla, the Look Out Below, the In-Your-Face Disgrace, the Cover Your Head, the Yo-Mama, the Spine-Chiller Supreme, y el Greyhound Special, nombre reservado a los que hacía coast to coast (pocos), tras cruzar la pista de lado a lado después de coger un rebote o robar un balón. ¿Otros mates especiales con nombre? Sí: Dunk You Very Much, Sexophonic Turbo Deligth…

El 'nuevo Chamberlain' que nunca fue

Después de su retirada, Dawkins contó su historia en una autobiografía por la que pasaron el mundo de la droga, las mujeres, las fiestas inacabables… jue juez en Wrestlemania y coqueteó con los medios de comunicación y el mundo de los banquillos sin establecerse en ninguno de esos dos campos. Tuvo tres mujeres: en septiembre de 1986 se casó a la fuga con Kelly Barnes, que se suicidó, un golpe tremendo para Dawkins, el 1 de noviembre de 1987, cuando estaban en trámites de divorcio. Después se casó en 1988 con una ex cheeerleader de los Nets, Robbin Thornton, con la que vivió durante diez años. Finalmente sentó la cabeza con la tercera mujer, Janice, con la que crio a tres niños, los dos hijos de la pareja y una hija de Janice que tenía síndrome de Down.

Dawkins jugaba con cadenas de oro (con cruces y sus apodos: Dr Dunk, Sir Slam…) hasta que la NBA las prohibió en pista, a partir de 1980. Nacido y criado en Orlando, fue un maravilloso jugador de instituto que promedió 32 puntos y 21 rebotes por partido en su año senior en Manyard Evans, donde ganó el campeonato estatal y atrajo a las grandes universidades. Por entonces, se hablaba de él como “el nuevo Wilt Chamberlain” y, finalmente, apuntaba a Kentucky tras descartar Kansas y Florida State.

Sin embargo, y para muchos esa fue la razón de que no terminara de formarse como jugador y no exprimiera nunca a fondo sus condiciones, se fue directamente a la NBA, algo que no había hecho nadie cuando él fue seleccionado por los Sixers (número 5 en el draft) en 1975. Un año antes, Moses Malones había forzado su camino directamente al mundo profesional a través de la ABA. Después siguieron, destino NBA, Dawkins y Bill Willoughby. Fueron los primeros casos de financial hardship case: tuvuieron que probar que sus familias necesitaban realmente la fuente de ingresos que su salto al mundo profesional traería. Dawkins creció en situación de pobreza con su abuela, su madre y siete hermanos. En una casa sin baño y viendo como su abuela, que se deslomaba en dos trabajos, le daba lo poco que tenía ahorrado para que él pudiera tener unas zapatillas de baloncesto.

Después de ese momento, una epifanía, no hubo forma de convencerlo de que pasara por Kentucky. En vez de eso, firmó con los Sixers un contrato por siete y un millón de dólares. Allí se ganó el corazón de todo el mundo (“un niño en el cuerpo de una montaña”) pero fue un jugador muy difícil de entrenar: sin ética de trabajo y capaz de sacar bolsas de chucherías en el banquillo durante los partidos o empujar a su entrenador, Billy Cunningham. Cuando en los entrenamientos les exigían correr una milla (1,6 kilómetros) en menos de seis minutos, él invertía… quince.

Aún así, Dawkins hizo notar su presencia en las zonas y jugó en unos formidables Sixers, el embrión del equipo campeón de 1983. Unos años inolvidables que solo el dominio de Lakers y Celtics, la explosión de Magic Johnson y Larry Bird, ha oscurecido en la historia de la NBA. Era el equipo de Julius Erving, Andrew Toney, Maurice Cheeks, Doug Collins... y donde él formaba una pareja tremenda en las zonas con Caldwell Jones. Casi sin minutos en sus dos primeras temporadas, se abrió paso en los playoffs de 1977, donde ayudó a parar a interiores como Dave Cowens (Celtics) y Moses Malone antes de caer en las Finales contar el entonces todopoderoso Bill Walton. Una Final que los Sixers abrieron 2-0 pero en la que perdieron los cuatro siguientes partidos, todo después de una pelea de Dawkins y Maurice Lucas en el tramo final del segundo partido.

El traspaso de George McGinnis le abrió las puertas de la titularidad de par en par, y en la temporada 1979-80 promedió 14,7 puntos y 8,7 rebotes. Los Sixers llegaron a las Finales otra vez, pero perdieron contra los Lakers de Kareem Abdul-Jabbar y un Magic Johnson desatado, rookie y MVP de la serie por el título. En 1982 se repitió Final y los Sixers volvieron a perder. Incapaz de controlar a Kareem, Dawkins fue enviado después a los Nets a la vez que Caldwell Jones era traspasado a los Rockets en la operación que llevó al inolvidable Moses Malone a Philadelphia. Un año después, los Sixers fueron por fin campeones.

Final de camino feliz en Italia

En los Nets, donde llegó con 25 años, Dawkins jugó dos buenas temporadas antes de que las lesiones y la muerte de la que todavía era su mujer ejercieran un peso tremendo sobre él. En la 1983-84 promedió 16,8 puntos y 6,7 rebotes con un 59% en tiros de campo y un techo de 13 tapones en un partido. Y los Nets (Buck Williams, Albert King…), en sus primeros playoffs tras incorporarse a la NBA, dieron en primera ronda la que por entonces era una de las grandes sorpresas de la historia: con Dawkins más centrado que nunca (una cuestión de venganza) en la defensa a Moses Malone, eliminaron a unos Sixers que defendían título: 2-3 en una serie en la que nadie ganó en su cancha y los Nets se llevaron los tres puntos de Philadelphia en los duelos primero, segundo y quinto.

Tras pasar por Utah Jazz y Detroit Pistons (solo jugó 26 partidos entre 1987 y 1989 por culpa de las lesiones) y antes de acabar en los Globetrotters (1995) vivió unos años inolvidables en Italia, de Turín a Milán. Con el Auxilium Torino, y ya entrado en la treintena, fue feliz y aseguró, de hecho, que se habría “ido antes de la NBA” si hubiera sabido cómo iba a ser esa experiencia. En Italia dejó atrás cualquier atisbo de carácter conflictivo o falta de profesionalidad, rindió a un gran nivel, fue feliz y reivindicó su lugar entre los grandes pívos de su generación: “Decían que era mediocre, pero estuve en la NBA catorce años, peleaba en playoffs con Kareem, Lanier, Parish y todos los demás…”. Y, sobre todo, se ganó el cariño de todo el mundo y unos titulares en la prensa que encantaban al gran público. El jugador más fuerte que había pasado por la NBA hasta la llegada de Shaquille O’Neal, dicen algunos. El corazón de un niño en el cuerpo… de una montaña.