NBA | SIXERS 122 - CELTICS 110
Un Joel Embiid en formato MVP vuelve a aplastar a los Celtics
Todavía sin Jayson Tatum, los Celtics pierden otra vez contra unos Sixers muy duros y que siguen sin conocer la derrota con su nuevo quinteto titular: 8 partidos, 8 victorias.
En una NBA de bases supersónicos, pistas ensanchadas por triplistas imposibles y juego sin posiciones, movimientos elásticos y rotaciones líquidas, siempre acaban emergiendo los interiores dominantes. La temporada pasada Anthony Davis, clave en el primer anillo en una década de los Lakers y gigantesco en playoffs contra revolucionarios del small ball como los Rockets. Y también, claro, encanto extranjero, la magia bohemia de Nikola Jokic y el poder africano de Joel Embiid, que es mejor cuanta más vieja escuela le mete a su juego, cuanto más se acerca al aro por mucho que sea capaz de hacer otro buen montón de cosas. Que lo es. Con un entrenador de antiguos valores como Doc Rivers, y en lo que parece una prometedora madurez (26 años), Embiid es uno de los mejor situados para el MVP después del primer tramo de temporada.
Y los Sixers, con una lógica y un orden que no tenían con Brett Brown, y también con más energía y dureza cuando las cosas amenazan con no ir bien, son ahora mismo la fuerza dominante del Este. Están 11-5, pero las bajas por COVID ocultan una realidad mucho más lustrosa: 8-0 con su quinteto titular tipo, el que tiene a las recién llegados Danny Green y un Seth Curry que regresó y se hizo notar desde el principio con un bombardeo que acabó en 15 puntos sobre unos Celtics que volvieron a perder contra su gran rival del Este (122-110 esta vez). La baja de Jayson Tatum, también por COVID, alarga su sombra sobre un equipo que apila tres derrotas (8-6 ahora), del extraño ridículo ante los Knicks al doble duelo contra el viejo enemigo de Philadelphia. Más allá de la (fundamental) ausencia de Tatum, Brad Stevens puede usar estos dos partidos para dar vueltas a asuntos recurrentes en sus Celtics: falta de producción estable en la rotación y demasiada finura interior, un problema serio si asoma en playoffs este Embiid en formato Hulk. El miércoles, el camerunés terminó con 42 puntos, 10 rebotes, 2 asistencias y un 12/19 en tiros. Esta vez con 38+11+3 y un brillante 11/15. Un coloso para el que no había respuestas ni muros de contención en la defensa verde.
Pese a los pasos de gigante, que hacían retumbar el suelo, de Embiid y la baja de Tatum, un Jaylen Brown excepcional (42 puntos, 9 rebotes, 16/28 en tiros) mantuvo en el partido a unos Celtics que mandaron primero (25-33 en el primer cuarto) e intercambiaron golpes después (20 puntos y 7 asistencias de Kemba Walker) hasta que arreció la energía de los Sixers en el segundo tramo del tercer cuarto: parcial de 28-10.
Agarrados al partido con todo lo que tenían, los Celtics alcanzaron un 103-100 a menos de cinco minutos del final. Ahí llegó un 10-0 que fue el golpe definitivo en el orgullos mentón de los Celtics. Siete puntos de Ben Simmons y un triple de un Tobias Harris quirúrgico (23 puntos, 8 rebotes, 10/12 en tiros, 3/3 en triples). Simmons sumó ahí siete puntos seguidos para un último cuarto en el que metió 11 de sus 15 (acabó además con 11 asistencias). Si el australiano añade producción ofensiva en finales igualados a su habitual excelencia atrás, los Sixers serán definitivamente temibles. Empiezan a parecerlo, desde luego, y la gran razón es Joel Embiid, una montaña de músculo que está jugando la temporada de su vida y que apunta al MVP. Y al trono del Este. A ver hasta dónde llega.