NBA | TIMBERWOLVES 96 - MAGIC 97
Milagro de Anthony en otro día de pesadilla para los Wolves
¿Se puede perder con dos de ventaja y tiros libres a favor a falta de cuatro segundos? Sí, los Timberwolves, sí pueden. Towns, Ricky y Juancho Hernangómez siguen de baja.
Hay franquicias para las que, sencillamente, parece que solo hay dolor. Siempre. Los Timberwolves abrieron la temporada 2-0, con una sonrisa de oreja a oreja y unas semanas después están 3-10. Sumidos en una oscuridad miserable y con los protocolos de la pandemia azotando: siguen sin Karl-Anthony Towns, que anunció personalmente su positivo, y sin los dos españoles, Ricky Rubio y Juancho Hernangómez.
Y siguen sin tino, sin dirección, hasta sin suerte. Los Magic llegaban con seis derrotas encima, otro buen inicio de temporada destrozado por las lesiones. Metieron 10 puntos en un segundo cuarto en el que hicieron un 3/23 en tiros y encajaron un parcial de 24-1 (30-10 total). Estuvieron 20 puntos por detrás en un duelo en el que anotar salía caro (dos de los peores ataques de la NBA no llegaron a 100 puntos). Y perdían por dos (96-94) cuando Aaron Gordon falló un triple y Jarred Vanderbilt aseguró el rebote y fue enviado a la línea de personal a falta de 4,6 segundos. Y los Magic ganaron, y los Wolves perdieron. Ni siquiera empataron para caer en la prórroga. No: perdieron. La pregunta, viendo el final del partido, era sencillamente cómo. ¿Cómo demonios?
Pero es que hay franquicias para las que todo es dolor. Vanderbilt falló los dos tiros libres, al rookie (número 15 del draft) Cole Anthony le cayó por casualidad el rebote, cruzó la pista y desde el lateral izquierdo lanzó un triple imposible, sin estabilidad y yéndose fuera de la pista. Un triple que entró limpio, sobre la bocina. Porque por muy mal que le vayan las cosas a los Magic, siempre hay franquicias más miserables. Siempre. Y una es, parece que sin remedio, Minnesota Timberwolves.
D’Angelo Russell (19 puntos, 6 asistencias) puso un toque de talento en esa escapada del segundo cuarto que no tuvo después continuidad. Porque Malik Beasley se embolicó (13 puntos en 15 tiros) y los Wolves no tienen casi nada más en ataque, con poco de dúo joven Jarrett Culver (7 puntos)-Anthony Edwards (8 en 14 tiros).
Los Magic juegan con lo que tienen y hasta donde pueden. Con Vucevic de obvia referencia (28+8+4) y Aaron Gordon intentando hacer de jugador total (13+9+7 y 4 tapones). Los puntos que no puso esta vez Terrence Ross (8 en 14 tiros) les sumó un Fournier que regresó y cuya muñeca fue una bendición (24) pese a que acumuló fallos. El equipo de Clifford necesitaba hasta el último punto de sus jugadores de talento. Uno de ellos, sin duda, Cole Anthony, que sumó 13 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias más allá del triple milagroso en lo que por ahora es una muy destacada temporada rookie. No iban a ser todo malas noticias en Orlando. Ese privilegio queda para otros, especialmente para Minnesota Timberwolves, donde parece que todo, siempre, es dolor.