Los Mavericks no querían perder cuatro partidos seguidos pero la visita a Indiana se alargaba como una sombra peligrosa sobre un equipo magullado por las bajas (y el efecto del COVID) y que todavía no ha recuperado a todos los efectivos. Pero lo va haciendo. Los Pacers son otro equipo castigado por una temporada en la que da miedo mirar los partes médicos antes de los partidos. Uno de los arranques más atractivos del inicio del curso con la renovadora propuesta de su entrenador debutante, Nate Bjorkgren, se quedó primero sin TJ Warren, después traspasó a Oladipo y su recambio, Caris LeVert, está fuera por un quiste en el hígado descubierto en la revisión médica; y ahora falta también Myles Turner. El pívot, uno de los mejores jugadores defensivos de la NBA (4,2 tapones por partido) tiene una fractura en una mano.

Así que los Mavericks, que llegaban a Indianápolis necesitados, estaban más enteros, ya que todavía no completos. Y ganaron bien (112-124), no sin trabajar mucho. Los Pacers devoraron sus ventajas en buenos finales del primer (de -15 a 28-37) y segundo cuarto (de 53-63 a 63-65) y parecieron cambiar totalmente la temperatura del duelo en el tercero, donde se pusieron por primera vez en ventaja. La última llegó en el inicio del cuarto final (94-93) justo antes de un parcial de 0-8 (94-101) que abrió la brecha final con, además, Luka Doncic en el banquillo. Los Mavs vuelven al 50% de victorias (7-7) y los Pacers quedan ahora 8-6. Esperemos ver su plan al completo (Brogdon, LeVert, Warren, Sabonis, Turner) antes de que acaba la temporada.

Hubo varias buenas noticias para los Mavericks. La principal fue que Kristaps Porzingis jugó (al quinto intento) el mejor partido desde su regreso: 27 puntos, 13 rebotes, 4 asistencias y pocos tiros forzados desde más allá de la línea de tres (1/3). Su 12/15 fue el testimonio de (se vio la temporada pasada) el impacto que tiene en el ataque de los Mavs colocar al letón como pívot puro. El problema está en la defensa o, más bien, en el sobreesfuerzo que jugar en esa posición (mucha más física que el cuatro) supone para sus rodillas. Un riesgo que Carlisle tendrá que medir. Sin Turner, los Mavs dejaron a Cauley-Stein para la segunda unidad y apostaron por Porzingis como ancla, nutrido por un Doncic que le encontró en un buenas posiciones y que, en un mal día en el tiro (5/15, 0/3 en triples) ejerció de distribuidor y castigó las superioridades que ofrecía la obsesión con él de la defensa de los Pacers. El esloveno se tocó mucho una rodilla en el primer cuarto, se fue al vestuario antes del segundo parcial y jugó un partido muy correcto, sin las sacudidas sísmicas de otros días pero con una buena lectura de cómo iba el partido y cómo podía ganar sin muchos puntos de su bolsillo. Otra buena noticia para los Mavs.

Aún así, Doncic acabó en 13 puntos, 12 rebotes y 12 asistencias. Su quinto triple-doble de la temporada (todos en los últimos ocho partidos) y el número 30 de su carrera. Ha igualado a Ben Simmons (ahora está en el puesto 14 del histórico) y es el segundo que más rápido llega a esa cifra: 146 partidos. Por detrás Magic Johnson (190) y por delante el intocable Oscar Robertson (75).

Jalen Brunson, uno de los que había estado ausente y un excelente guard de rotación (probablemente acabará siendo más que eso), aportó 19 puntos y 4 asistencias, Trey Burke metió 22 puntos fundamentales desde el banquillo y jugó bien como titular el rookie Josh Green, que poco a poco va a más y que, com mínimo, pone siempre una actitud contagiosa. Los Mavs ganaron bien, con trabajo y mérito, a unos Pacers en los que Sabonis sumó 25 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias pero, sin Turner al lado, sufrió mucho contra la envergadura de Porzingis y Cauley-Stein. Brogdon anotó 26 puntos, los secundarios (Sumner, McConnelll….) dieron minutos de mucha energía y regresó Jeremy Lamb, casi un año después. El escolta, cuyos puntos serán muy bienvenidos en Indiana, anotó 10 desde el banquillo. Pero los Pacers perdieron en una noche en la que los Mavs se dieron un necesario, y merecido, respiro.