NBA | BLAZERS 104 - SPURS 125

La vieja guardia de los Spurs puede con las mil vidas de Lillard

El base, con más intención que brillo esta vez, lo intentó todo pero las bajas de sus Blazers (Nurkic y McCollum, principalmente) pesan mucho. Los Spurs, a muy buen nivel.

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La vieja guardia de los Spurs puede con las mil vidas de Lillard
Craig Mitchelldyer USA TODAY Sports

Los Spurs están ahí. Es difícil que pierdan partidos en los que el rival no está a su nivel, que pierdan por sus pecados. Juegan, llegan hasta donde llegan. Que ahora es mucho menos lejos que durante los años de esplendor de su dinastía, un milagro en movimiento en la Conferencia Oeste. Después de quedarse (¡por fin!) fuera de playoffs la temporada pasada, no están en esta entre los favoritos para terminar entre los ocho primeros. Pero estarán ahí, ganando cuando puedan y perdiendo cuando no quede más remedio. Y si a los demás les empiezan a pasar cosas… si unos acumulan lesiones, otros dan el cante o alguno se desploma a destiempo, los de Gregg Popovich saludarán justo detrás, preguntando quién da la vez.

Los Blazers son uno de los que tenían que estar sí o sí por delante de los Spurs… pero están teniendo problemas. Primero, no demostraron haber arreglado lo suficiente su porosa defensa ni ser por fin regulares. Otra vez un equipo capaz de ganar a todos los demás y parecer élite en sus buenas noches, y un desarreglo extraño capaz de perder con cualquiera en las malas. Después se volvió a lesionar Collins. Y después se lesionó Nurkic. Y finalmente se ha lesionado un McCollum que estaba firmando un brillante inicio de temporada. Total, que los dos, Blazers y Spurs, están empatados (8-6) tras la exhibición de los texanos (104-125) en Oregón.

Los Spurs jugaron todo el partido a su ritmo y vieron siempre por el retrovisor a los Blazers, que iban exprimiendo a Damian Lillard (33 puntos, 6 asistencias pero 3/10 en triples) y la presencia de Derrick Jones en defensa y Hood (21 puntos) y Carmelo Anthony (14) en ataque. Pero cada vez que los de Popovich aceleraban un poco el paso, los Blazers pegaban un acelerón. Así se jugó hasta que un 60-70 se convirtió en un 80-78, una reacción local que terminó ahí. Desde entonces, nade fue como tenía que ir para los Blazers, hundidos en un tremendo último cuarto (22-38) que los Spurs abrieron con un 0-8 (82-95) y en el que anotaron nueve triples. En esa estadística ganaron más de medio partido, con cinco triples más (10 por 15) que unos Blazers que no podían permitirse una desventaja así.

Lillard no pudo esta vez tirar de épica y la vieja guardia de los Spurs sentenció: 21 puntos y 5 triples de Rudy Gay, 21 y 5 triples (10/15 entre los dos) de Patty Mills, suspensiones de LaMarcus Aldridge (22 puntos) y dirección de DeMar DeRozan (20 puntos, 11 asistencias). Y los Spurs ganaron porque nunca regalan nada. Y si el rival lo permite, muerden. Y estos Blazers, sin McCollum ni Nurkic, lo permitieron y afrontan semanas que no van a ser fáciles y en las que más les vale que aparezca la versión suprema de Lillard. Porque si no…