Los Knicks siguen ganando con el puño de hierro de Thibodeau
Victoria en sesión matinal contra unos Magic destrozados por las lesiones. Randle y Barrett, otra vez los mejores de un equipo que ha encajado solo 159 puntos en dos partidos.
Después de cinco derrotas seguidas, los Knicks han echado mano al manual más puro de su entrenador, Tom Thibodeau. Y 24 horas después de dejar en 75 puntos a los Celtics en el Garden, dejaron en 84 a los Magic en el Madison, en sesión matinal para abrir la jornada de Martin Luther King de la NBA, una de las más señaladas de la Regular Season.
Con la pereza de las horas (12:00 en Nueva York) y la forja de dos entrenadores duros como Tom Thibodeau y Steve Clifford, el partido fue un trago resuelto en el último minuto. Un triple complicadísimo de Terrence Ross sobre la sirena de posesión dio a los Magic (80-81) su primera ventaja desde el 6-9 del inicio. Pero los de Clifford ya no anotaron hasta otro triple de Ross en el penúltimo ataque y cuando los Knicks ya habían asegurado el triunfo (nueve puntos seguidos hasta el 89-81). Con sus armas: la fuerza en la zonas de Julius Randle, una canasta desde la defensa de RJ Barrett, la intimidación de Mitchell Robinson… Para los Magic son seis derrotas seguidas y un 7-7 que es una pesadilla después de empezar la temporada, parece lejanísimo, en 4-0. Pero es que siguen sin Fournier, con Bamba también fuera y, claro, con las lesiones de larga duración de Isaac y Fultz a cuestas.
En cuadro, los Magic viven de exprimir a Vucevic (24 puntos, 14 rebotes) y Ross (19 puntos) y de sacar lo que pueden de un Aaron Gordon (18 puntos, 17 rebotes, 9 asistencias) obligado a manejar (sin suerte) los ataques decisivos. Apunta a año perdido en Florida mientras lo Knicks se enganchan al furgón de cola de la zona playoffs. Su mejor escenario posible. En este triunfo, sufrido como casi todos los de los Knicks (con excepciones como la extraña paliza a los Celtics) Randle sumó 21 puntos y 17 rebotes, y Barrett 22+10 con 4 asistencias. El novato Immanuel Quickley, una de las sensaciones de la temporada en la Gran Manzana, se quedó esta vez en 11 puntos. Y los Knicks sonríen. Al estilo Thibodeau, pero sonríen.