PORTLAND TRAIL BLAZERS

La explosión total de McCollum: "Soy un killer buscando comida..."

Impresionante inicio de temporada del escolta, que no ha sido nunca all star. Su rango de tiro, una sorpresa: es por ahora el jugador que más triples anota en toda la NBA.

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La explosión total de McCollum: "Soy un killer buscando comida..."
Steph Chambers AFP

¿Se puede ganar con Damian Lillard y CJ McCollum? Y ganar en este caso es GANAR. Ganar anillos o al menos estar en disposición de ganarlos. Ese es el interrogante que siguen tratando de despejar los Trail Blazers, uno que pasa un examen esencial en un curso en el que la franquicia de Oregón ha intentado enmendar su defensa, un agujero abismal que envió al finalista del Oeste de 2019 a una eliminación sumarísima en 2020 ante los Lakers. Para llegar ahí, a primera ronda, hizo falta que Damian Lillard jugara a un nivel histórico en el reinicio de Florida.

Damian Lillard mide 1,88 y CJ McCollum 1,91. Forman un backcourt extraordinario en ataque pero son dos defensores mediocres. Y eso por decirlo amablemente. No son pocos los que creen que juntos tienen un techo ya claro, que es estar cada año en playoffs y moverse de ronda en ronda en función de rivales y estados de forma. El crecimiento de Gary Trent Jr, un escolta que defiende y mete triples sin amasar posesión, ha alimentado a un coro que persigue hace tiempo al equipo del Noroeste: con Lillard intocable, ya en niveles de leyenda de la franquicia, convendría traspasar a McCollum, colocar a Trent como guardaespaldas de Lillard y obtener en el traspaso ayuda para un frontcourt donde suele faltar salud, intimidación en defensa y creación en ataque.

Pero, y si esta la vez en la que Lillard y McCollum… esa es siempre la puerta que dejan entreabierta los Blazers. Y, esencialmente, el futuro que abrazaron en el verano de 2019, cuando decidieron apostar por su pareja, una forjada con Lillard como puente hacia el ascenso del escolta tras el desmembramiento del prometedor proyecto anterior (LaMarcus Aldridge, Nico Batum, Wesley Matthews, Robin Lopez, Arron Afflalo… en transición entre eras, McCollum pasó de jugar 16 minutos por noche a ser titular y Jugador Más Mejorado en su tercera temporada (2015-16). Después de la final del Oeste de 2019, el general manager Neil Olshey apostó a lo grande: sería con Lillard y McCollum o no sería. Le dio dio al base (29 años entonces, 30 ahora) una extensión de 196 millones por cuatro años. Y al escolta (28 entonces, 29 ahora) una de 100 por tres. Contratos alargados hasta 2025 y 2024 y 300 millones extra para un total de 414 en las cuentas de los Blazers durante seis años.

La temporada pasada fue una montaña de malas noticias más allá de constatar que Lillard es una de las estrellas más emblemáticas, y más magnéticas, de la NBA. ¿Y esta? Por ahora, y hay que partir de ahí, la cosa no está para tirar cohetes: los Blazers están 6-4 en una temporada en la que casi todo el mundo parece estar 6-4. Han jugado (un cuento que sus aficionados se saben de memoria) buenos partidos y malos partidos, capaces de ganar a los mejores y de perder con cualquiera. Y con una defensa porosa. Todo eso no ha cambiado demasiado, y no es de entrada un buen síntoma, y Damian Lillard ha comenzado despacio. Al menos, para su estándar: 26,1 puntos, 6,4 asistencias (30 y 8 la temporada pasada).

Pero McCollum está jugando al mejor nivel de su carrera, una en la que todavía no ha sido nunca all star aunque lo ha rozado (el Oeste es así, que pregunten a Mike Conley). Su habitual juego de bote y creación es más generoso con sus compañeros, más eficaz y con, sobre todo, más rango. Con un toque old school siempre por su finura en zonas templadas del ataque, está tirando y anotando más que nunca de tres. Promedia 28,1 puntos, 4,1 rebotes y 5,5 asistencias (la temporada pasada 22,2, 4,2 y 4,4). Y, sobre todo, está metiendo el 44,5% de sus triples. Lanza, además, 11 por noche (7,3 la temporada pasada, 6,4 hace dos). Es, y es una gran sorpresa, el líder en triples anotados (4,9). Stephen Curry está en 4,2 con un promedio de 36,8% por el 44,5 del de los Blazers. Son los únicos que lanzan más de 10 (11,4 y 11). Les siguen Buddy Hield y Damian Lillard en lanzados (9,9) y Paul George en anotados (4,2/8,2, un fantástico 50%). El crecimiento de McCollum en el arma principal de ataque en la NBA actual hace que él y Lillard estén, los dos, por encima de los 250 puntos en los 10 primeros partidos de la temporada. Números de Shaquille y Kobe, Curry y Durant… número que nunca había hecho una pareja de backcourt (base y escolta). Además, han sumado 86 triples (37 Lillard, 49 McCollum), récord de dos compañeros de equipo en diez partidos. La mejor marca hasta ahora era de Stephen Curry (59) y Klay Thompson (24), que llevaban 83 después de diez choques de la temporada 2018-19.

Y él está feliz, claro. Aireando las bondades del vino, una de sus grandes aficiones (los vinos volcánicos, ahora) y explicando así su explosión definitiva como anotador: “Soy un killer. Uno que busca formas de comer. Creo que es la mejor forma de describirme. Los tiburones salen y cazan, no se andan preocupando por otras cosas. Así vivo yo mi vida también”.