Jokic juega a ser Chamberlain para abusar de los Rockets

Los Nuggets estrenaron su casillero de victorias a la tercera oportunidad. Lo hicieron en Denver, en su casa, por 124-111 ante unos Rockets que siguen en cuadro y que venían de disputar una prórroga exigente en Portland dos noches atrás. 

El encuentro fue dominado a partir del segundo cuarto por los Nuggets con mano de hierro. A ello contribuyó un espléndido Nikola Jokic y que ganaron a los texanos en facetas importantes como los rebotes (por 14) o los tiros (metiendo el 52%).

Jokic comenzó bailando con Wood en la pintura y el recién llegado a los Rockets lo que hizo fue sacarle fuera, algo que no suele suponer un problema para el serbio. Wood enchufó tres triples seguidos para apaciguar el parcial de 10-2 con el que se habían abierto las hostilidades. Era a eso, al triple, a lo que se iba a seguir jugando pese a que se ve que a Houston han llegado cambios en la manera de jugar con el cambio de entrenador. Harris, Tucker y Porter acertaban desde fuera del arco y el turno para Harden llegaba, sorprendentemente, pasado ya medio cuarto. El barbudo base de los visitantes se entonó con cinco puntos consecutivos, pero llegó primer descanso y se apagaron las luces. 

Los Nuggets aprovecharon el buen ritmo que son capaces de imprimir Murray y Barton para romper el partido. Con Harden en la banqueta, pocas ideas eran brillantes en los Rockets. En casi un abrir y cerrar de ojos la distancia se fue por encima de los quince (42-26, minuto 15) y el momento en el que Harden regresó a la pista ya se consideró algo tardío. 

Los Rockets siguen contando con las bajas de Wall, Cousins y Gordon, entre otros, por el protocolo contra el coronavirus. No es baladí. Suponía un esfuerzo muy grande remontar una diferencia que ya estaba estable y, claro, no lo lograron. Es comprensible. James Harden lo siguió intentando, llegando a 34 puntos con muy buenos porcentajes (10/16, 62,5%), pero era demasiado. En la otra trinchera estaba un Nikola Jokic que, visto que la faceta anotadora ya la tenía cubierta, se dedicó a dirigir el tráfico en la pista, en poste, carrera o bote, y qué bien lo hace cuando se pone. El pívot serbio acabó el encuentro con 19 puntos, 12 rebotes y 18 asistencias, lo que implica ser el único ocupante de esa posición con tantos pases de canasta en un partido de la NBA desde que lo hiciera Wilt Chambarlain en 1968. 

Para Facu Campazzo supuso la primera victoria en la liga norteamericana, sí, pero con un sabor un tanto agridulce. Sólo jugó los últimos cinco minutos, los del partido ya decidido, al ver a Murray (31 minutos) y Morris (24 minutos) por delante en la rotación. El argentino pudo anotar 4 puntos desde los tiros libres.