Real Madrid RMA
82
Barça BAR
87
1234T
RMA 22 24 19 17 82
BAR 23 23 18 23 87
FINALIZADO

LIGA ENDESA | 16ª JORNADA

Mirotic se desquita en la victoria del Barça ante el Madrid

La estrella del Barça domina el Clásico (26 puntos, 10 rebotes y 41 de valoración) y corta la reacción del Madrid con un tapón. La defensa azulgrana, clave en el último cuarto.

El terremoto provocado por el caso Heurtel marcó a fuego la previa, pero se olvidó pronto, en cuanto el balón voló con el árbol de Navidad de fondo. El deporte es puro contraste, así que no sorprende que un Clásico de ritmo alto lo ganara la defensa del Barça, esa que imprime el sello Jasikevicius. Y lo ganara un hipermotivado Mirotic después de la derrota culé en la Supercopa y de que los protocolos por el coronavirus de la Euroliga no le permitieran jugar hace dos meses. Decidió su talento infinito (26 puntos y 41 de valoración) y una gran actitud (10 rebotes y manos rapidísimas), y decidió también un tapón del de Podgorica cuando el Madrid tenía fe en una remontada imposible. Laprovittola se levantaba para anotar fácil, para pasar del 72-84 a falta de tres minutos a un 82-84 aún con segundos por delante. Esa canasta nunca llegó, Mirotic se elevó y con un gran gorro la borró del marcador. Remató con dos tiros libres para frenar en seco al Madrid, para hacerle hincar la rodilla por primera vez en esta Liga y tras 14 triunfos seguidos. Aún líder, aunque ya no invicto.

Después de dos Clásicos parcos en anotación, de juego y cadencia controlada, el adiós liguero a la década (22-22 en los duelos directos) estuvo a la altura de una jornada de Navidad muy especial, la gran fiesta de la ACB con 12 horas ininterrumpidas de baloncesto. Se alzó el telón y ambos equipos sumaron puntos en cascada, con los tirones lógicos, pero con bastante constancia. Turno para las figuras, primero Mirotic con una demostración colosal de fundamentos, pura clase. En sus ocho primeros minutos en pista apiló 14 puntos, un martirio para Garuba, que salía un pasito tarde de los bloqueos y se cargaba con dos faltas. En el segundo cuarto, cara a cara con Deck, quien mejor le ha parado de un tiempo a esta parte, el caudal encestador de la estrella menguó. Aparecía Kuric para coger el testigo y sobre todo un magnífico Higgins, un torrente (nada que ver con la película) para encadenar cuatro canastas en penetración en tres minutos. Ahora, el saco de golpes era Abalde, que no podía frenar sus arremetidas y tampoco estaba Tavares para la ayuda, a salvo en el banquillo de faltas peligrosas y de un desgaste excesivo.

El buen arranque culé, sin embargo, no le daba para mandar (46-46) porque su rival embocaba 8 triples de 17 intentos, tres sin fallo de Llull, algunos con su sello más personal, acelerando el gesto de la muñeca y dándole un bombeo extra para salvar oponentes. También una meritoria entrada por la derecha. Era la contestación a su excompañero, 11 tantos en 10:39. Un arreón para un parcial de 15-6, estirones que no rompían nada. Quizá cuando mejor estuvo el Real fue al principio, con Laprovittola atrayendo a la defensa en sus incursiones con bote por la zona para abrir a un exterior liberado, a Causeur, principalmente.

Emerge Kuric y la defensa azulgrana

El duelo era de los jugadores, siempre lo es, pero más en este inicio. Los técnicos tirarían de las riendas en la reanudación, con más control atrás. El Barça cargaba mejor el rebote, el Madrid generaba algo más desde el pase mientras Carroll hacía daño en la salida de los bloqueos (como siempre). Enfrente, Hanga castigaba como base por tamaño a sus pares.

La balanza decía equilibrio casi total, una simetría que se rompió en el último acto. La defensa de Jasikevicius, la de sus jugadores asfixió al Madrid, que entró en una vorágine de muy malos lanzamientos. Ni por físico ni por talento pudo escapar de la trampa. Ni siquiera desde la personal, donde marraba lo que antes metía. En el otro aro, emergía Kuric imperial. Su facilidad para encestar contrastaba con la penuria local. Con todo perdido, el Real nadó con fuerza sin alcanzar la orilla. Un tapón de Mirotic lo impidió. Tercer Clásico del curso, segunda victoria azulgrana para cortar las alas a un enemigo que no había dejado de volar desde aquel 23 de octubre en el Palau. El Barça sonríe por Navidad.

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