El Christmas Day, un regalo económico para la NBA
Azotada por la crisis de la Covid, la organización de Adam Silver no podía prescindir de su maratón de partidos por Navidad, fuente importante de ingresos y de audiencia.
La jornada navideña de la NBA es más vieja que la propia competición. Se disputó por primera vez en 1947, aún bajo el marco de la BAA (Basketball Association of America). Setenta y tres años de una tradición que sólo se vio interrumpida en 1998, a causa del lockout, y que este año volvió a peligrar. "En las primeras conversaciones estaba escuchando que empezaríamos a mediados de enero y que tendríamos la oportunidad de pasar la Navidad con nuestras familias", declaró LeBron James al inicio de la de la presente pretemporada.
La burbuja de Orlando fue todo un éxito, un reto mayúsculo superado con nota, pero no evitó la incertidumbre sobre todo lo que vendría después. En este contexto, los rumores sobre las posibles fechas de inicio para la temporada 2020-21 no tardaron en aparecer. Pronto, algunas cogerían más fuerza que otras. Sobre todo, las que situaban la reanudación a mediados de enero, tal y como recordaba LeBron. Una opción del agrado de muchos jugadores, pero que situaba a la NBA en una encrucijada: duramente castigada por la crisis del coronavirus, de haberse producido un inicio tan tardío, la competición hubiera dejado de recaudar entre 500 y 1.000 millones de dólares. Entre otras cosas, por la ausencia de la jornada navideña.
Si deportiva y organizativamente la burbuja de Orlando fue un éxito rotundo; mediáticamente, no. Los enfrentamientos entre Los Ángeles Lakers y Miami Heat fueron las finales con menos audiencia desde que se tienen datos (en Estados Unidos; en España, favorecida por los horarios, las cifras fueron mejores que las de la campaña anterior). Con 7,59 millones de espectadores, según el portal de estadísticas Statista, la cota de pantalla bajó 7,65 millones respecto a las finales del año anterior (15,14 millones) y 12,91 millones respecto a las de 2017, curso en el cual se registra el récord de seguimiento (20,4 millones). Fue una situación sobrevenida que se debe poner en su contexto. Por ejemplo, por primera vez en la historia, las cuatro grandes ligas estadounidenses (NFL, NHL, MLB y NBA; fútbol americano, hockey sobre hielo, béisbol y baloncesto, respectivamente) se diputaron al mismo tiempo, provocando una fuerte, y negativa, dispersión de la audiencia. Fue algo puntual, pero enmarcado en temporadas de altibajos televisivos y con 2025, año en el que la NBA deberá negociar un nuevo contrato televisivo, en el horizonte.
Ante esta tesitura, la organización capitaneada por Adam Silver no podía permitirse dejar sin Navidad a la NBA, sin la jornada de la temporada regular que más audiencia acumula alrededor del mundo. Y no sólo lo ha evitado, sino que ha presentado una de las parrillas más atractivas de los últimos años. Con el Dallas - Lakers, el LeBron - Doncic, como gran cabeza de cartel, la jornada contará con los dos últimos finalistas de la competición, con cuatro MVP, con los grandes aspirantes al anillo, con un Curry - Antetokoumpo o un Zion Williamson sin restricción de minutos, con Kevin Durant en un duelo de altura y con la revancha de Kawhi frente a los Nuggets. Mucha leña para volver a prender el debilitado fuego de las audiencias. Y de los ingresos.