Charlotte Hornets ficha a Gordon Hayward por cuatro años
El alero firma por un total de 120 millones de dólares por la franquicia de Michael Jordan. Jugó la temporada pasada en los Boston Celtics.
Movimiento importante en la NBA. Los Charlotte Hornets de Michael Jordan han fichado para las próximas cuatro temporadas a Gordon Hayward (30 años y 2,01 metros). El alero cobrará un total de 120 millones de dólares, unos 30 anuales: cuatro menos de los que habría ganado con Boston Celtics si llega a ejercer la opción de jugador que tenía en su contrato. Para completar la operación (y crear suficiente espacio salarial) los Hornets cortaran a Nicolas Batum (27 millones de dólares).
Su adiós ha sido un duro golpe para la franquicia verde, que veía como una de sus principales referencias las últimas temporadas, aunque castigada por las lesiones desde que firmó en 2017, calibraba su valor como agente libre… sobre todo, tras los cantos de sirena que llegaba desde New York Knicks e Indiana Pacers, que sondeaban un posible sign and trade. “Se sentía traicionado con el papel que tenía en el equipo”, desveló una fuente de un directivo de la Conferencia Este.
Sin embargo, ni Indiana ni Nueva York han convencido a un jugador que buscaba un contrato multianual. Si lo ha logrado Michael Jordan, que busca el crecimiento de una franquicia deprimida, con solo tres presencias en los playoffs en los últimos doce años. Cero en los últimos cuatro.
No es la primera vez que Charlotte trata de reclutar al alero. En 2014, firmó como agente libre restringido, pero Utah Jazz, su equipo en esos momentos, igualó la oferta y mantuvo al jugador tres temporadas más.
¿El sueño? Westbrook
La llegada de Hayward puede no ser la única de relevancia para los de Carolina del Norte antes de que comience la temporada: Russell Westbrook es la pieza más codiciada. El base ha solicitado el traspaso de Houston Rockets, asqueado tras su primer año en Texas por una cultura en la organización que él considera inexistente y por su cambio de rol en comparación con el que tenía en los Thunder, donde era dueño y señor, sobre todo, con la salida de Kevin Durant a los Warriors. Él era el principio y el final de una franquicia que ha sabido adaptarse a las mil maravillas a las marchas, una tras otra, de sus dos grandes estrellas.