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BASKONIA 82-BILBAO BASKET 68

Polonara lidera una victoria cómoda en el derbi del silencio

El Baskonia sometió al Bilbao Basket de principio a fin. Este, muy mermado por las bajas, se puso a 11 puntos en los tres últimos minutos, pero fue un espejismo.

07/11/20  PARTIDO BALONCESTO ENDESA  ACB 
  Baskonia - Bilbao Basket
07/11/20 PARTIDO BALONCESTO ENDESA ACB Baskonia - Bilbao BasketPaulino oribeDIARIO AS

El fichaje de Polonara no es que entusiasmara al Buesa el año pasado. No hubo confeti ni serpentinas como con otras estrellas. Venía de hacer buenas temporadas en Varese, Reggiana y Sassari, pero estaba por ver cuál sería su rendimiento en una competición tan exigente como la ACB. Paso a paso, sin dar zancadas pero con avance firme, fue creciendo y con Ivanovic su juego encontró el técnico ideal. Hasta resultar decisivo en el título de Liga. Es un todoterreno que obtiene un notable en casi todo lo que hace: saca buenos tiros lejanos, tiene físico para buscar por dentro, rebotea y no se escurre en defensa. Su gran juego y la aportación en todas esas facetas sirvieron para ganar casi sin despeinarse al Bilbao Basket, que bastante tuvo con mantenerse en pie cuando amenazaba la enésima paliza en el coliseo vitoriano.

El derbi, como dijo Mumbrú en la previa, estaba descafeinado. Sin 15.000 gargantas, casi siempre motivadas cuando el ahora técnico del RETAbet está en la cancha, el pulso vasco no tiene el mismo gancho. Hasta resultó aburrido en muchos tramos. Y las bajas del visitante dibujaban un partido con mucha más desigualdad de lo habitual. La prueba está en que Balvin, Rousselle y Brown anduvieron por los 30 minutos, algo casi prohibido en la etapa de Mumbrú con una pizarra, y más en el caso de los exteriores, que tanto desgaste tienen. Jaylon se comió dos tapones seguidos que desataron la impotencia del entrenador, castigado con técnica.

Reyes y Zyskowski, los dos treses, están lesionados; Moses no cuenta y se está a la espera de la llegada de Huskic. Ha llegado Kljajic pero lo falla todo. El equipo se agarra a los partidos pero su técnico reclama agresividad, no hay garra en algunos jugadores cruciales, como Hakanson (siempre generando para sí mismo pero muchas veces con malas decisiones y así es imposible llegar a ser un base reputado) y Kulboka (el mayor chollo de este deporte cuando se juega a su espalda). Y luego está Jones, al que no se le advierte ni una virtud. Con el balón en la mano no amenaza a no ser que esté en la cómoda distancia de 6,75.

Como pasó a un Madrid que casi muerde el polvo, el Baskonia creyó que podía ganar con el freno de mano echado. Tras marcharse con 21 puntos de ventaja, se puso a pensar en sus cosas europeas. A falta de 2:58, Brown, el eterno jugador que va a por uvas y se fía de su suspensión aérea, hizo un aro pasado con rectificado a lo Jordan y puso el 75-64 ante una montaña de músculo como Jekiri. Luego falló un triple Serron que aún podía haber puesto más caras de sorpresa, a -10. El Bilbao Basket se ha quedado con el Gipuzkoa atrapados en las dos últimas plazas, las de la quema. Y podría estar ahí una temporadita el dúo vasco. Aunque a los bilbaínos les viene ahora el calendario que dilucidará su futuro.

El Baskonia empezó apoyado en el rebote. Cada vez que movía la pelota, encontraba un error de colocación en los adversarios. Los desajustes en la transición defensiva eran escandalosos. Los ‘hombres de negro’ no buscaban movimientos para encontrar buenas posiciones y todo quedaba como de costumbre en lo que generase Balvin por dentro y los toques individuales de Rousselle, a la espera de Brown. El derbi se rompió al inicio del tercer cuarto. Fue uno de los pocos partidos con final tranquilo para el equipo vitoriano, que tuvo más ritmo que los de Miribilla. Mumbrú puso una zona 2-3 muy cerrada con Brown en una de las esquinas y rompió el monólogo azulgrana, pero al final la balanza siempre suele inclinarse hacia el que tiene más armas. Pura ley de probabilidad.