Wall, Westbrook, Horford... los 10 contratos más horribles de la NBA
Lesiones, bajadas de rendimiento, proyecciones que no se cumplen... estos son los contratos más terribles en una NBA en la que se paga en el presente pensando en el futuro.
En la NBA se paga en el presente pensando en el futuro. No queda más remedio. Se tienen que comprometer muchos millones a varios años vista para retener a jugadores que están rindiendo en ese momento, pero que (obviamente) no se puede saber si seguirán igual en el futuro. Las malditas lesiones, proyecciones demasiado optimistas, vaivenes personales o con entrenadores… ni el mejor general manager se puede sentir totalmente seguro de lo que firma, y casi ninguno se libra de tener algún esqueleto en el armario porque, en esencia, su trabajo es muy fácil de juzgar a toro pasado y muy difícil (muchas veces, otras no) de calibrar en el momento inicial, cuando hay que tomar las decisiones.
El precio de los jugadores lo dicta el mercado, muchas veces ni siquiera el talento. Las necesidades, los roles: la oferta y la demanda. Los equipos se mueven, además, habitualmente movidos por las prisas y la necesidad. Por dar el tantas veces esquivo salto al nivel de aspirantes al título, para retener a sus estrellas o para contentarlas con un proyecto potente… Por unas cosas u otras, siempre acaba habiendo contratos pésimos. Unos ya lo parecen cuando se firman, otras se echan a perder durante el camino. Y en la actual NBA, a las puertas de una temporada con muchas incertidumbres sobre la disponibilidad económica de las franquicias, estos son los diez peores teniendo en cuenta millones totales y número de años pendientes:
1. JOHN WALL (Washington Wizards). Contrato original: Extensión de cuatro años y 170 millones. Pendiente: 132,8 hasta 2023. Un caso clarísimo de que sencillamente, a veces, las cosas no salen como uno planea. Wall fue cinco años seguidos all star, entre 2014 y 2018, y en la temporada 2016-17 promedió más de 23 puntos y 10 asistencias por partido para unos Wizards que llegaron hasta el séptimo partido de las semifinales del Este. En las tres temporadas que han seguido a aquella, el base ha jugado 73 partidos, ninguno la pasada campaña. Primero la rodilla izquierda, después el talón y finalmente el tendón de Aquiles de la misma pierna. Ahora tiene 30 años, no juega desde el 26 de diciembre de 2018 y la pasada temporada se la pasó en blanco con el cuarto sueldo más alto de la liga, 38,1 millones. Le quedan en las tres próximas 41,2, 44,3 y una player option terrorífica: 47,3 millones para la 2022-23, que acabará con 33 años. En su momento fue uno de los mejores bases de la NBA, ahora su situación es un hándicap para un equipo varado en plena reconstrucción. Eso sí, si vuelve a su mejor nivel…
2. TOBIAS HARRIS (Philadelphia 76ers). Contrato original: Cinco años y 180 millones. Pendiente: 147 hasta 2024. Tobias Harris tiene 28 años. Es un buen jugador, un anotador fino que ha pasado ya por cinco equipos en menos de una década (fue 19 del draft en 2011). Pero no es una estrella y desde luego no rinde al nivel de su contrato: el undécimo más alto de la NBA la pasada temporada. Los Sixers construyeron la casa por el tejado, dejaron ir a Jimmy Butler y JJ Redick y se lanzaron a por la renovación de Harris y la llegada de Horford. Y ahora tienen un problema que esperan que resuelva Doc Rivers, el técnico que hizo brillar en los Clippers a un Tobias Harris que en playoffs se quedó, en el 4-0 ante los Celtics, en menos de 16 puntos por partido con unos porcentajes horrendos: 38% en tiros de campo, 13% en triples. En las próximas cuatro temporadas cobrará 34,3, 35,9, 37,6 y 39,2 millones.
3. ANDREW WIGGINS (Golden State Warriors). Contrato original: Extensión de cinco años y 148 millones. Pendiente: 94,6 millones hasta 2023. El número 1 del draft de 2014 llegó a la NBA con un hype tremendo al que nunca se ha acercado. Ha tenido luces… pero también sombras: lagunas en defensa, fallos de concentración, propensión a lanzar desde zonas poco eficientes, pobre visión de juego… Los Timberwolves no llegaron lejos con él y Towns, una pareja de jóvenes que desquició al ultra competitivo Jimmy Butler. Y ahora está en los Warriors, donde Steve Kerr espera mejorar su IQ y convertirlo en un alero útil que se complemente con Curry, Klay Thompson y Green. Talento tiene, y edad (25 años) y físico… pero también un contrato de gran estrella, un rango al que ni mucho menos se acerca todavía (cobrará la próxima temporada 29,5 millones, y la dos siguientes 31,5 y 33,6).
4. AL HORFORD (Philadelphia 76ers). Contrato original: Cuatro años y 97 millones. Pendiente: 81 millones hasta 2023. Horford tiene 34 años. Camino de los 27, cobrará en la temporada 2022-23 un total de 26,5 millones. Su contrato y el citado de Tobias Harris son bombas de relojería en el proyecto de los Sixers de Joel Embiid y Ben Simmons, trampas mortales salvo que Doc Rivers encuentre la forma de que todo funcione. Pensada para ganar en el corto plazo y ya se vería después, la llegada de Horford desde los Celtics fue un teórico golpe de efecto que acabó totalmente evaporado. Muy lejos de su nivel del Garden, Horford se mostró además terriblemente incómodo cuando tuvo que compartir pista con Embiid.
5. RUSSELL WESTBROOK (Houston Rockets). Contrato original: Extensión de cinco años y 205 millones. Pendiente: 132,5 millones hasta 2023. Westbrook firmó su extensión de récord el 29 de septiembre de 2017. Venía de ser MVP y de hacer 42 triples-dobles (récord en una temporada) y promediar 31,6 puntos, 10,7 rebotes y 10,4 asistencias. Y, más aún, venía de personificar literalmente a los Thunder tras el trauma que supuso la salida de Kevin Durant. Su extensión tenía sentido en su momento… pero dejó de tenerlo pronto, tanto fue así que en el verano de 2019 Sam Presti traspasó a su jugador franquicia a Houston Rockets, donde su reunión con James Harden no ha asombrado precisamente en su primera temporada. Westbrook cumplirá 32 años en noviembre, su físico no es el de hace dos o tres años, y su ineficiencia como anotador y como gestor en los momentos complicados acaban pesando más que sus incuestionables virtudes. Al menos si se le juzga como a una megaestrella que tiene que cobrar las tres próximas temporadas 41,3, 44,2 y 47 (vía player option) millones de dólares.
6. ERIC GORDON (Houston Rockets). Contrato original: Extensión de cuatro años y 75,6 millones. Pendiente: 75,4 hasta 2024. La extensión de Eric Gordon antes de la última temporada surgió casi de la nada y comprometió mucho dinero para mantener el bloque de un proyecto que quería darse una oportunidad más con la salida de Chris Paul y la llegada de Russell Westbrook. Gordon, un muy buen escolta, tiene sin embargo ya 31 años, así que acabará este contrato con 35. Y en la última campaña su rendimiento ha caído en picado, con serios problemas físicos (los principales en la rodilla derecha). Ahora que todo cambia en Houston Rockets con la salida de Daryl Morey y Mike D’Antoni, es muy probable que el contrato de Gordon se vea cada vez más como un problema importante. El último año, eso sí, no es garantizado: solo lo sería si los Rockets ganan un anillo o Gordon se convierte en all star.
7. CHRIS PAUL (OKC Thunder). Contrato original: Extensión de cuatro años y 160 millones. Pendiente: 85,5 millones hasta 2022. Los Rockets fueron a por todas con el dúo James Harden-Chris Paul y le dieron al base 160 millones extra en el verano de 2018, el año en el que su lesión fue la clave de una durísima derrota (3-4) ante los todopoderosos Warriors. Por entonces, Paul tenía 33 años. Ahora tiene 35 y le quedan 41,3 millones para la próxima temporada y una player option de 44,2 en la 2021-22. Eso es abrasador para un jugador de su edad (salo que se llame LeBron James) por mucho que, así fue, Paul haya demostrado en los Thunder que le queda cuerda para rato después de un mal final en Houston, donde prefirieron arriesgarse con Russell Westbrook. Paul es uno de los mejores bases de la historia y todavía puede hacer cosas importantes en la NBA. Pero su contrato es, simple y llanamente, una salvajada.
8. HARRISON BARNES (Sacramento Kings). Contrato original: Extensión de cuatro años y 85 millones de dólares Pendiente: 60,7 millones hasta 2023. A los Kings les entraron las prisas por retener a Barnes sin que fuera tentado en el mercado y dieron una extensión muy alta a un jugador que, todo hay que decirlo, es un tipo con suerte: en 2016 firmó por cuatro años y 96 millones con los Mavericks. Fue cuando salió de los Warriors para hacer sitio a Kevin Durant. Un alero (ya de 28 años) con facultades para ser uno de los mejores en su puesto, pocas veces rinde como tal, transmite poco, es muy frío, irregular en el tiro y no hace especialmente mejores a unos Kings en los que nadie cobra más y que tendrán apreturas a partir de ahora para mantener a Bogdanovic, Fox, Bagley…
9. ERIC BLEDSOE (Milwaukee Bucks). Contrato original: Extensión de cuatro años y 70 millones. Pendiente: 54,2 millones hasta 2023. El contrato de Bledsoe no es elevadísimo y se trata desde luego de un muy buen jugador, que a su mejor nivel roza el nivel all star. Poderoso y muy importante en la defensa de los Bucks, sucede con él que cada temporada patina en playoffs, un problema capital para un equipo que lleva dos temporadas arrasando en Regular Season y quedándose corto en las eliminatorias. Los Bucks le dieron una extensión que (junto a otras operaciones) les impidió después retener a Malcolm Brogdon, del que seguramente ahora se estén acordando. Camino de los 31 años, tiene contrato hasta los 34, cuando cobrará 19,3 millones. Veremos qué supone eso para unos Bucks muy presionados en su intento de retener a Giannis Antetokounmpo, que podría irse libre en el verano de 2021.
10. BLAKE GRIFFIN (Detroit Pistons). Contrato original: cinco años y 173 millones. Pendiente: 75,7 millones hasta 2022. Ya se acerca el final del contrato de un Griffin que, sin embargo, tiene todavía una player option de 38,9 millones para la temporada 2021-22, que acabará con 33 años. Un excelente jugador que está siendo martirizado por los problemas de rodilla y solo jugó 18 partidos la temporada pasada. Este contrato es famoso porque los Clippers se lo firmaron en el verano de 2017 tras una gran campaña para convencerlo y con el lema “clipper for life”… y lo enviaron a Detroit Pistons en enero de 2018. La millonada que cobraba había dejado de entrar en los planes de futuro de los angelinos.
FINALMENTE, LAS PLAYER OPTIONS: En esta lista se ha optado por contratos todavía largos o no tanto pero estratégicamente peligrosos para los equipos que los tienen que garantizar. Por eso no figuran algunos horribles pero que están a punto de terminar después de estar entre los peores de los últimos años. Unos cuantos colearán en la temporada 2020-21 en forma de player options mastodónticas y ya a estas alturas incomprensibles. Es el caso, entre esas opciones de jugador unilaterales, de Otto Porter (28,4 millones en Chicago Bulls), Andre Drummond (28,7 en Cleveland Cavaliers) o Nicolas Batum (27,1 millones en Charlotte Hornets).