El Madrid gana con sangre, sudor y... un Tavares decisivo
Los blancos son líderes invictos tras vencer al Monbus Obradoiro, que estaba por delante a falta de 5 minutos. Buen partido de Laprovittola. Moncho Fernández fue expulsado.
El viernes toca plato fuerte si la pandemia lo permite, hay Clásico en la Euroliga. Antes, este martes, los dos grandes actualizaron su calendario con sendos duelos aplazados. Mientras que el Barça se daba un paseo reparador en el Palau, con Mirotic en el pabellón una vez superado el coronavirus, el Madrid doblegaba al Monbus Obradoiro con sudor y sangre, la de Deck, que se abrió la barbilla y volvió a tiempo para ser importante en el tramo vital.
Se ahorró las lágrimas porque el quinteto formado por el alero argentino, Laprovittola, Taylor, Thompkins y, en especial, Tavares ganó un pulso que se le había torcido. El gigante blanco terminó con 14 puntos (7 de 7), 9 rebotes y 4 gorros para 27 de valoración en 34:22 (apenas cinco minutos de descanso). Un muro para el Obra y para el lituano Laurynas Birutis, el pívot de moda, MVP de septiembre, que aceleraba sus tiros para no ser taponado. Él y varios compañeros más. En pararelo, Taylor sujetaba al pegador Kassius Robertson (26 tantos) tras su exhibición de la primera parte, Thompkins hacía de todo (2 robos) y Laprovittola añadía 19 tantos con 8 lanzamientos y solo una pérdida. A trancas y barrancas, pero líder invicto.
En la ACB nadie va en los puestos de arriba con cuatro victorias en los cinco primeros encuentros sin un buen puñado de argumentos. Los del Monbus Obradoiro son sólidos y los mostró desde el inicio en su visita al WiZink Center, que vacío o no, es una plaza grande. El duelo, que hay que recordarlo porque uno se pierde, era de la jornada 5, que correspondía disputarlo el domingo anterior y que se aplazó para reubicar el Granca-Madrid. Un choque aislado en mitad de la semana es difícil de seguir, pero el Obra puso todo de su parte para hacerlo atractivo.
Al descanso extraviaba algún balón de más (9), aunque sin permitir que el Madrid se desmelenara. Era un espectáculo verle atacar y buscar las esquinas en el lado débil. Pronto el show tuvo un nombre y un apellido, el escolta canadiense Kassius Robertson, que alcanzó los 21 puntos en sus primeros 13 minutos en pista con 6 lanzamientos de dos sin fallo y 3 de 5 en triples (7 de 14 su equipo). Los de Moncha Fernández regresaron de los vestuarios cuatro arriba: 40-44.
Moncho Fernández es descalificado y Deck se abre la barbilla
No era martes de baño y masaje, el Madrid tendría que sudarlo a tres días del Clásico. Y mucho: 42-50 tras dos cañonazos de otro lituano, este tirador, Laurynas Beliauskas. Entonces, Moncho Fernández recibió una técnica y al pedir respeto le cayó la segunda, descalificado. La caminata del técnico hacia los vestuarios pudo simbolizar el adiós obradorista al partido (luego seguiría el mismo camino Deck, con un golpe terrible en la barbilla que dejó un gran reguero de sangre).
El equipo gallego se había quedado sin ideas y, quizá más importante, sin puntería. Se descentró y el Real apretó atrás, venía aleccionado del intermedio, y Laprovittola soltó tres latigazos de largo alcance. El parcial de 19-4 desde la expulsión de Moncho al cierre del tercer cuarto acercaba la victoria a los locales (61-54).
Quedaba bastante más que rematar, de hecho, el Obra dio la vuelta a la tortilla varias veces, la última con tres tiros libres de Jake Cohen a cinco minutos de la bocina (67-70). Tavares ejerció de muro y soltó ganchitos, Deck cargó al poste, Taylor apagó a Robertson y Laprovittola y Thompkins fueron efectivos. Un quinteto en el que no estaban ni Campazzo ni Llull ni Rudy. El Madrid le puso defensa y energía para evitar la campanada. Otro aplazado al zurrón.