'La Mamba calva': el antihéroe Caruso triunfó en los Lakers
"Mamba Calva" o "Vendedor de Seguros" son algunos de los apodos de un jugador que era mucho más que una sensación viral... y que ha aprovechado su gran momento.
Después de perder el quinto partido de las Finales, Frank Vogel buscaba un chute de energía para cerrar el título y evitar un peligroso séptimo partido contra Miami Heat. Así que cambió el quinteto inicial: fuera Dwight Howard… y dentro Alex Caruso, el base de 26 años que remató con esa titularidad en el día del anillo una temporada de ensueño, en la que por fin con contrato garantizado (y excelente para los Lakers: 2,7 millones esta temporada, otros 2,7 la próxima) se convirtió en un miembro fundamental de una defensa extraordinaria, el eje del nuevo campeón de la NBA. Caruso ya es uno de los mejores guards de la NBA en defensa, donde su físico (es grande y fuerte) y su instinto, concentración e intensidad le han convertido en un lugarteniente perfecto para LeBron James y Anthony Davis. Integrante de los quintetos de los angelinos con mejores ratings en pista.
Algunos dicen, y seguramente no les falta razón, que lo único que separa a Caruso de un contrato muy grande en el verano de 2021 es un par de veranos tirando triples sin parar. Inteligente y consciente de sus limitaciones, aporta en ataque pero anota poco: si mejora en eso, tendrá rango de base titular de cualquier gran equipo de la NBA. En los Lakers acabó casi todos los partidos, jugó muchos minutos calientes, enlazó acciones ganadoras de las que no salen en las estadísticas (sobre todo en defensa) y se creció, como Kentavious Caldwell-Pope, ante la ausencia del perro de presa Avery Bradley, que no estuvo en la burbuja. Ambos, junto a Danny Green, tuvieron que trabajar muy duro durante todos los playoffs: de Lillard y McCollum a Harden y Westbrook, Jamal Murray y finalmente Jimmy Butler y los tiradores de los Heat.
“Ahora ha crecido mucho, pero cuando estaba en South Bay Lakers y nos enfrentábamos en entrenamientos, ya vi que era muy inteligente, que hacía siempre lo correcto. Su defensa, su presencia, su comunicación… siempre me llamaba la atención. Y de eso es de lo que él se siente orgulloso como jugador”, dice Rajon Rondo, uno de los grandes bases de su generación, uno que ha jugado unos playoffs formidables para el campeón, Los Angeles Lakers. Rondo remata: “Su crecimiento, su confianza, cómo ha estado a la altura de un momento así… nunca se ha echado atrás ante nadie, siempre ha aceptado todos los retos. Me encanta verle jugar, es un tío al que quieres tener contigo en pista”.
En playoffs, el rating defensivo de los Lakers fue siete puntos porcentuales mejor con Caruso en pista, algo que LeBron James también ha sabido valorar: “Para jugar baloncesto inteligente, tienes que tener jugadores inteligentes. Y él lo es. Pero además juega con energía, sabes lo que puedes esperar de él todas las noches. No se trata de meter o no tiros, se trata de que sabes que va a estar ahí y lo que te va a dar en defensa. Nos encanta todo de él”.
Rondo y LeBron hablan por todo el vestuario de los Lakers… y por unos aficionados que ya habían visto lo que podía dar de sí un jugador que antes de esta temporada solo era, para muchos, una fuente inagotable de bromas y montajes en las redes sociales. Lo que se estaban perdiendo es que Alex Caruso era, además, un excelente jugador. Un ganador.
La leyenda de la Mamba Calva
Se llama Alex Caruso, y desde luego el apellido ayuda porque tiene personalidad. Su aspecto también contribuye de forma drástica al fenómeno: blanco y calvo sin estilo, se dijo de él que es “como ver a un bloguero muy en forma jugar en la NBA” o que “no sabes si estás viendo a un deportista de élite o a un padrastro molón, de los que acompañan a los hijos de su pareja a sus partidos de fin de semana”. Mientras se ganaba a base de trabajo (lo que muchos no veían) su lugar en la NBA y en los Lakers, se convirtió en una sensación en internet, el héroe de culto de una afición que llevaba años de penuria en penuria y que encontró en el base, hace no tanto poco más que un outsider, alguien en quien reflejarse. Y no es fácil encontrar en la NBA, donde lo prodigioso es norma, un jugador del que decir aquello tan manido de uno de los nuestros.
Pero fue esa imagen lo que lo convirtió en sensación viral, un tipo apodado Vendedor de Seguros, la Mamba Calva o Carushow y que vio, sin dejar de trabajar y trabajar, como las redes sociales y Reddit se llenaban de memes en su honor. Aceptó y lo llevó con humor, tal y como reconoció a Bleacher Report: “Es un no parar. Cada día hay unos cuantos tuits, gente que me dice que soy el mejor de la historia, que me llama ‘Carus-god’... es una locura”. El asunto llegó tan lejos quelos controles antidopaje de la NBA le visitaron por sorpresa mientras recorría las redes una imagen suya entrenando, tratada con Photoshop para ponerle músculos de culturista.
Él, más allá de la anécdota, asumió buena parte de la conexión de los aficionados con su estilo: “No soy nada Hollywood... soy todo lo contrario, un tipo muy tranquilo. Parecería más lógico que estuviera en un sitio como San Antonio, Charlotte, Milwaukee... pero aquí estoy, es divertido que haya acabado en la vorágine de L.A. En cada partido juego lo más duro que puedo y creo que la gente aprecia eso... y tengo el aspecto de un tipo cualquiera de la calle, claro”.
Y ahora, por fin, con contrato garantizado, 5,5 millones por (ya ha cumplido la primera) dos temporadas, “una sensación surrealista” en sus propias palabras. Es, desde luego, el premio al trabajo. Con 25 años y 1,93, este base texano ha aprovechado cada oportunidad que ha tenido en sus tres años en los Lakers, donde llegó tras no ser drafteado en 2016 y tras una etapa en al G-League con Oklahoma City Blue. Supo usar el trampolín de las Ligas de Verano (2017 y 2018) y colarse por cada rendija que asomaba, casi siempre en forma de lesión de Lonzo Ball. Finalmente, este verano desoyó a Grizzlies o Warriors y firmó como parte del plan B de los Lakers cuando estos se quedaron sin Kawhi Leonard. Sus compañeros en el Staples llevaban años avisando: se puede bromear cuanto se quiera, pero ahí hay un jugador de la NBA. Y uno que progresó mucho entre la temporada 2017-18 y la pasada, cuando de verdad pareció una pieza de rotación con todas las de la ley. Cada vez más inspirado en ataque y con una intensidad tremenda en defensa. Y un físico que engaña en un primer vistazo: es capaz de hacer mates que dejan sin palabras al mismísimo LeBron James.
Con un contrato (fue el primero jugador que llegó a la NBA desde un acuerdo two-way de la G-League) por fin garantizado, ha sabido aprovechar su gran oportunidad y ha sido importante en la rotación del campeón de la NBA: “Si te fijas en los Lakers ahí están LeBron, Anthony Davis, Danny Green... grandísimos jugadores de la NBA. Luego estoy yo”. Antes de los Lakers, los tuits virales y la NBA, jugó cuatro años en Texas A&M, casi un asunto de familia ya que su madre trabaja en recursos humanos y su padre es director deportivo de una universidad en la que también juegan sus dos hermanas. En el March Madness de 2016 lideró a su equipo (25 puntos), su primer momento de gloria (“la mayor remontada de la historia”, dijo él), en un triunfo de segunda ronda ante Northern Iowa tras ir perdiendo por 12 a falta de 44 segundos. Destellos del jugador que en L.A. confiaban en que se convertiría, como aseguró el director de personal Nick Mazzella: "Es un base bueno y muy grande. Cuando estaba entre la NBA y la G-League se adaptó muy bien, hizo todo lo que se le pedía. Daba igual que se le llamara a las diez y media de la noche para decirle que tenía que viajar con un equipo o el otro, todo lo aceptaba de la mejor formar. Es cada vez más completo y su defensa ya es sobresaliente”. Y ahora es ya, también, campeón de la NBA con todos los galones.