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Del 'no' de Kawhi al anillo: el milagro de Rondo, Caruso, KCP...

Los Lakers iniciaron este proyecto con un mazazo: Kawhi eligió los Clippers con el mercado ya exprimido. Pero Rob Pelinka hizo una plantilla a la medida de LeBron y Davis.

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Del 'no' de Kawhi al anillo: el milagro de Rondo, Caruso, KCP...
ROBYN BECK AFP

El 5 de julio (la mañana del 6 en España), el periodista Chris Haynes dio en Twitter la noticia que la NBA llevaba cinco días esperando: “El agente libre Kawhi Leonard va a firmar por Los Angeles Clippers, según han confirmado diversas fuentes a Yahoo Sports”. El movimiento de Kawhi era la llave, en teoría, para descifrar la temporada 2019-20. Esperaban su respuesta los Raptors, el campeón al que dejó huérfano, y los dos equipos de Los Ángeles; los Clippers, que habían puesto en él sus esperanzas de voltear su maltrecha historia, y los Lakers. Estos habían atado vía trade a Anthony Davis y soñaban con reunir un big three invencible: LeBron James-Kawhi Leonard-Anthony Davis.

Pero Kawhi, que quería jugar en su California natal y no tenía demasiado interés en vivir a la sombra de LeBron, eligió a unos Clippers que, para asegurarse su firma, tuvieron que hipotecarse en un traspaso prohibitivo con los Thunder para llevarse a Paul George. La decisión de Kawhi pareció especialmente dura para los Lakers. Por la negativa y porque llegó cinco días después de que se abriera el mercado. El plan A era Kawhi y el B se había esfumado mientras otros jugadores de primer nivel se aseguraban sus contratos en otros destinos. ¿Había plan C? Los Lakers tenían, de repente, los más de 30 millones que habían reservado para Kawhi (cobra 33 este año en los Clippers), pero ¿tenían en qué invertirlos? Muchos pensaron que el retraso de Kawhi (incluso algunos sugirieron que había actuado así precisamente para eso) descabalgaba del todo a los Lakers y alzaba como súper favorito a los Clippers.

Y, sin embargo, el campeón de la NBA 2019 es Los Angeles Lakers. Un equipo que la temporada anterior, la primera con LeBron, había firmado un fiasco tremendo y se había quedado por sexto curso consecutivo sin playoffs. Que había tenido que gestionar el adiós histriónico de Magic Johnson y lo que parecía un polvorín en los despachos. Y que solo mantuvo a seis jugadores para la nueva temporada, casi todos firmados después del rechazo de Kawhi. En ese momento, el seis de julio, los Lakers no tenían equipo ni, aparentemente, rumbo. Y ahí emergió Rob Pelinka, el jefe de los despachos sin Magic Johnson.

El contrato más alto de ese plan C (que ha acabado siendo C de campeón) se lo llevó Danny Green. El escolta era un ganador, excelente defensor y gran tirador (esto último no lo ha sido tanto esta temporada) que parecía un complemento perfecto para LeBron y Davis. Se llevó 14,6 millones de ese bocado que liberaba Kawhi y un contrato total de 30, incluida la próxima temporada. Mucho dinero pero un sobregasto necesario para garantizar la paciencia de Green, un secundario de 33 años al que querían los Mavericks y que esperó hasta ver qué hacía Kawhi, que fue su compañero en Spurs y Raptors. El segundo contrato más fuerte (8 millones esta temporada, una player option de 8,4 la próxima) fue para Kentavious Caldwell-Pope. Un jugador que llevaba dos años en la franquicia y de rendimiento irregular pero al que LeBron (comparten agente) veía con buenos ojos y que ofrecía, como Green, trabajo atrás y tiro. KCP ha jugado una excelente temporada, ha sido muchas noches el tercer mejor jugador del equipo y tuvo su momento de gloria en el cuarto partido de la Final, cuando anotó cinco puntos en 56 segundos para asegurar un 3-1 muy sudado.

Los Lakers sabían el tipo de equipo que querían hacer alrededor de sus dos súper estrellas, y estaban actuando en consecuencia. Aunque tuvieran que hacer un bloque en el que el tercer mejor jugador no estaba ni siquiera en el top 50 de la actual NBA.

El valor decisivo de los pequeños contratos

Con el valioso margen de la mid level exception, los Lakers siguieron completando la plantilla: 9,7 millones dos años (4,7 esta temporada) para Avery Bradley un perro de presa en defensa que además anotaba por fuera y un jugador que pasó de una progresión brillante en los Celtics a estancarse (Pistons, Clippers, Grizzlies) atacado por, además, las lesiones. En Memphis, sin embargo, jugó a buen nivel, y en su arranque con los Lakers fue a más, vital en defensa como secante del mejor jugador exterior del rival y con la puntería lo suficientemente afinada. Bradley, sin embargo, no ha jugado en la burbuja ya que renunció porque tiene un hijo de seis años con serios problemas respiratorios. Una baja importante que finalmente no se ha notado en el camino hacia el título y un jugador que volverá a ser muy útil la próxima temporada, con un contrato además muy manejable.

DeMarcus Cousins se llevó 3,5 millones para ver cómo estaba después de su una etapa plagada de lesiones, incluido su único año con los Warriors. Antes una estrella, iba a reunirse con un Davis con el que jugó en los Pelicans (con buena química hasta que sufrió una grave lesión en el tendón de Aquiles) y apuntaba a un posible factor X en estos nuevos e inescrutables Lakers. Pero en pretemporada, antes de debutar con al equipo, sufrió una grave lesión de rodilla. No habría efecto Cousins. Los Lakers invirtieron 4 millones en recuperar a JaVale McGee y 3 en Quinn Cook, base suplente de los Warriors de Steve Kerr. Este último no ha tenido espacio en la rotación en playoffs y McGee, titular durante casi toda la temporada, salió del grupo en las tres últimas series por el título. Por ajustes en función del rival o por sus propias lagunas, no fue parte de la rotación contra Rockets, Nuggets y Heat.

Así que los Lakers tampoco rascaron demasiado en ese nivel, más allá de un Bradley que no estuvo en Disney World. El verdadero milagro, una de las claves del título, estuvo a partir de ahí, en los contratos menores: 2,75 millones Caruso (lo mismo que cobrará la próxima temporada), y contratos mínimos de veterano (2,56 millones) para Rajon Rondo (player option la próxima tempoada) y un Dwight Howard que llegó sin contrato garantizado para sustituir a Cousins. También recibieron ese sueldo Troy Daniels (un tirador que acabó en los Nuggets) y Jared Dudley, una presencia veterana útil en el vestuario pero sin aportación en pista. Finalmente, en el mercado invernal llegó Markieff Morris tras un buyout y por 1,75 millones para el resto de la temporada. Y después aterrizaron dos jugadores que no han conseguido meterse en la rotación: el díscolo Dion Waiters (503.000 dólares) y el veterano JR Smith (289.000), que ha tenido minutos testimoniales. A eso hay que sumar que, dentro de su contrato rookie, Kyle Kuzma solo cobra 1,9 millones esta temporada.

Así que los Lakers se hicieron con cuatro jugadores que han sido esenciales en playoffs (Rondo, Howard, Morris y el nuevo contrato de Caruso) por 9,62 millones, un sueldo total de los cuatro que está por debajo de lo que han percibido 129 jugadores de la NBA esta temporada. Si se suma a Kuzma, otro importante de la rotación, son 11,5 millones por cinco piezas trascendentales del equipo que se ha proclamado campeón. Un golpe maestro de Pelinka y un excelente ejercicio de integración y utilización de recursos del entrenador, Frank Vogel.