Henry zarandea al Madrid
El base estadounidense, bien arropado por Vildoza, le gana el pulso a Campazzo con 23 puntos, 6 asistencias y 32 de valoración.
¿Qué tiene la Euroliga?, se preguntarán. Pues que con el telón del estreno a medio subir tres de los cuatro grandes favoritos han tropezado con la primera piedra. Cierto que el Barça y el CSKA se cruzaban en el Palau, pero la derrota del Efes en casa ante el Zenit fue un bombazo. Y también inopinada, por cómo se ha producido, la del Madrid en Vitoria (76-63) en un último cuarto en el que no compitió. Éxito baskonista y de su carácter, el de Dusko Ivanovic, que ha impregnado a varios jugadores: Vildoza, Polonara, Henry... Este último no se arrugó ante Campazzo y fue la figura de la noche. El base estadounidense apiló 23 puntos (récord personal), 6 asistencias, 2 recuperaciones (ninguna pérdida en un duelo que tuvo 31) y 7 faltas recibidas para 32 de valoración. Espaldas anchas para aguantar el tirón del tercer cuarto blanco y para rematar luego en pleno pique con el Facu. Cada vez recuerda más al jugador que fue MVP de la Eurocup.
Ni era el estreno soñado de la Euroliga, con solo 400 espectadores en la grada, ni tampoco vimos el espectáculo deseado de salida. Una primera parte muy floja, en el que los ataques en estático naufragaban frente a las defensas. Prácticamente se marraban dos de cada tres lanzamientos. Carroll dejó de inicio un par de canastas de las suyas y un triple, el que puso el 5-11. A partir de ahí su equipo se encogió. La rotación interior giraba, de Randolph a Thompkins pasando por Garuba, sin encajar. Henry y Vildoza compensaban el pulso con Campazzo y Alec Peters (12 tantos al intermedio y 15 de valoración) sacaba rédito a su excelsa muñeca y también a un par de rebotes en ataque muy valiosos. Impagable la labor de Polonara y la amenaza constante de Giedraitis.
En la reanudación, llegó el momento falta: Thompkins encadenaba dos personales en segundos y se iba al banco con cuatro. Antes, Tavares cometía la tercera, pero Laso le aguantaba en el parqué. El Baskonia metía el dedo en una de las llagas de su rival, la de un juego interior justo de efectivos en una plantilla que nada en la abundancia en otros puestos. Faltas y más errores, más pérdidas. Todo muy trabado, aunque Campazzo intentaba dejar su sello incandescente sobre la piel del encuentro. Tavares resistía y empezaba a dar el extra de casi siempre: 42-47. Un espejismo.
El Baskonia estaba muy dentro, lo estaba Pierrià Henry, que primero reenganchó a sus compañeros y luego se arrogó protagonismo ofensivo en el cara a cara con el Facu. Laso se jugó el tramo final con Laprovittola de escolta. No funcionó. La pareja Henry-Vildoza salió ganadora. El estadounidense campó a sus anchas arropado por los bloqueos, su poderoso físico y su determinación y talento en el uno contra uno.
El campeón de la ACB abre a lo grande la Euroliga y lo celebra con sus aficionados en el Buesa. Pocos, apenas 400, pero entusiastas. Al Madrid, en cambio, le toca meditar. Mal la rotación interior, mal Laprovittola y transparentes esta vez Alocén y Abalde. Apenas siete asistencias. La Euroliga no espera a nadie.