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Jokic, Murray, la corona de LeBron y la gloria de los Lakers

LeBron busca recuperar su corona y devolver a los Lakers su gloria perdida en una ronda en la que tiene un récord de 9-1. Los Nuggets, su último escollo antes de las Finales.

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LeBron James, durante un partido de la NBA de Los Angeles Lakers
Michael Reaves Getty Images

Los Lakers han vuelto. No sabemos si lo han hecho para quedarse ni hasta cuándo lo harán, pero se han recuperado de la mayor crisis de su historia y están entre los cuatro mejores equipos de la NBA por primera vez en una década. Ahí fue, en 2010, cuando disputaron sus últimas finales de Conferencia, sumando el último anillo a su increíble colección para después hundirse paulatinamente y perder de vista una gloria han recuperado parcialmente y a la que quieren aferrarse completamente. Jamás el equipo angelino tuvo que esperar tanto para luchar por el anillo. Ojo, que no para ganarlo, algo que tienen en la cabeza desde que empezó la temporada y más ahora, con una eliminación, la de los Clippers, que les convierte sin excusas ni paliativos en los favoritos al título. Pero el hecho de estar ahí significa que algo ha cambiado en una franquicia siempre acostumbrada a optar al anillo pero que ha tenido que sufrir el paso de siete entrenadores, la salida de infinidad de rondas del draft, la dimisión de directivos y una guerra civil interna para volver al lugar que siempre han ocupado. Ese que nunca deberían haber abandonado pero al que han vuelto por la puerta grande, con un curso en el que han desarrollado una química grupal y se han identificado con un estilo, un año en el que se han divertido en la pista y en la que se han mentanido unidos a pesar de las adversidades. Que, entre la muerte de Kobe y la aparición del coronavirus, han sido muchas.

Y sí, los Lakers han retornado a un lugar al que hacía mucho que no llegaban, lo que no quiere decir que sean campeones, solo que han llegado a unas finales del Oeste en una situación que les ha hecho pasar de candidatos a favoritos, gracias a eliminaciones inesperadas y otras que no tanto (Bucks) y una burbuja en Disney que ha supuesto sorpresas casi para todo el mundo menos para ellos. Los Lakers han regresado porque han vuelto a enamorar al mundo, tienen una estrella como referencia que se va a codear en el Olimpo con muchas otras que han vestido la camiseta de púrpura y oro, han sabido comportarse como un equipo campeón y hacer honor a la historia de una franquicia que había olvidado la suya propia. Los Lakers han vuelto espoleados por un LeBron que parece tener 25 años en vez de 35 y que promedia 26,6 puntos, 10,3 rebotes y 8,8 asistencias en los playoffs de su 17ª temporada. Y le acompaña un lugarteniente que pocas veces ha tenido, un Anthony Davis omnipresente en pista que tiene unas medias de 30+12 en la fase final en toda su carrera. Entre los dos promedian en estos playoffs (10 partidos concretamente) 542 puntos, 212 rebotes y 129 asistencias de forma combinada, la única pareja con unos números así junto a Oscar Robertson-Jack Twyman y Elgin Baylor-Jerry West. Otra vez, los Lakers han vuelto. Y lo han hecho, además de todo lo dicho, por tener un dúo muy común de ver en la historia de la franquicia y que imita e incluso emula a los Kobe y Pau, Kobe y Shaq, Magic y Kareem, West y Chamberlain y West y Baylor.

Eso sí, con volver no vale, hay que quedarse. Al menos, para seguir haciendo una historia que los Lakers y LeBron, juntos y por separado, pueden conquistar. Los angelinos, como franquicia, están luchando por alcanzar sus trigésimo segundas Finales y su decimoséptimo título, lo que les empataría con unos Celtics que siguen en la pelea y que pueden ampliar su ventaja contra el eterno rival. Por su parte, LeBron podría alcanzar sus décimas Finales, algo que nadie consigue desde Kareem Abdul-Jabbar y, si nos vamos a la prehistoria de la Liga, los Celtics de Bill Russell y compañía. Un número espectacular para un jugador adimensional, que ha pasado más temporadas llegando a las Finales que las que se ha quedado sin ellas (10 por 7) y que sigue aumentando la leyenda mientras intenta encontrar su sitio definitivo en la historia de una NBA que le ha pertenecido y que quiere volver a recuperar. Tras disputar ininterrumpidamente la última ronda de los playoffs de 2011 a 2018, El Rey perdió su corona el año pasado en favor de un Kawhi que no podrá sentarse este año en el trono. Y lo hizo, además, perdiéndose los playoffs por primera vez desde 2005. Poco le ha durado la crisis, y cuando parecía que estaba entrado en años y que las lesiones venían en su busca (el año pasado se perdió más partidos que nunca) ha reaccionado con una temporada de MVP (25,3+7,8+10,2) y ha puesto la directa mientras lucha contra el tiempo (que parece no pasar por él) y contra sí mismo.

Un rival inesperado

Si a los Lakers les dicen a inicios de temporada que van a jugar las finales del Oeste contra los Nuggets, no se lo habrían creído. Ni ellos ni nosotros, para qué nos vamos a engañar. Al final, la lógica se ha impuesto a pesar de que todos la negábamos, y el equipo que no ha jugado a nada durante todo el curso tampoco lo ha hecho ahora, los Clippers. Ese interruptor que querían pulsar para ponerse en modo playoffs no les ha funcionado, y ese botón que también funciona en un jugador como Rajon Rondo, resucitado ante los Rockets (14+5+8,7+2,3 entre el segundo y el cuarto partido) no les ha valido a ellos. Y han emergido los Nuggets, ese rival del que injustamente se ha hablado poco pero que viene de remontar un 3-1 en las dos últimas eliminatorias de playoffs, algo que nadie ha hecho en la historia. Y de jugar siete partidos en las cuatro últimas que han disputado en los dos últimos años, ambos habiendo alcanzado la fase final de manos de un Mike Malone que ha dado un repaso a Doc Rivers y se ha aferrado con todo merecimiento a un puesto que algunos veían peligrar cuando los Jazz estaban a punto de sentenciar una eliminatoria que, ya se sabe, acabó de la manera más inesperada posible.

Aunque desde luego, lo más inopinado ha sido la nueva remontada en segunda ronda, una de un análisis superior al que tiene de por sí pero que engloba mucho más los defectos de los Clippers que las virtudes, que existen, de los Nuggets. Dejarse remontar ventajas en torno a 20 puntos en dos partidos consecutivos y una de 12 en el tercero (que fue el séptimo) deja en mal lugar a los perdedores, que han acabado su temporada en fracaso. Eso sí, Jokic viene de promediar 24,4+13,4+6,6 en la serie, con un triple-doble de 16+22+13 en el séptimo encuentro; Murray, que se salió ante Utah, despidió a Kawhi y compañía con 40 puntos. Una dupla tremenda y un equipo cuya intendencia tiene algo que decir en ambos lados de la pista con Jerami Grant, Torrey Craig o Gary Harris. Y ojo con Michael Porter Jr., que puede ser diferencial para una plantilla joven (Paul Millsap, con 34 años, es el más veterano y el único que supera la treintena) que llega sin nada que perder y con mucho que ganar. Y que nunca ha disputado las Finales, ojo. De hecho, la última vez que llegaron a las finales del Oeste fue contra los Lakers en 2009 (derrota por 4-2 con Carmelo contra Kobe, Pau...) y la anterior, también contra los angelinos, data de 1985. Una serie que resolvió Magic (12,8+7,6+15,6) ante unos Nuggets liderados por un Alex English (30,3 puntos por partido en esa serie) que formó parte del público virtual en el séptimo ante los Clippers y Calvin Natt, entre otros.

La sombra de LeBron

A lo que se tendrán que enfrentar los Nuggets, entre muchas otras cosas, será a LeBron. Solo por eso la serie ya parece diferencial y con un favorito claro como son los Lakers. Parece una tónica caer en los mismos errores y el pronóstico es parecido al que hicimos en la ronda anterior, cuando se consideraba que una victoria de los Nuggets era un regalo y dos misión imposible. Y sí, ya sabemos como acabó aquello, pero esa búsqueda de identidad constante y ese desarrollo de la química grupal que tanto se han esforzado en desarrollar los Lakers, con un juego definido pero maleable, como ya se demostró ante los Rockets, hacen difícil de imaginar un desarrollo parecido al de la serie ante los Clippers. Si Denver quiere estar en la eliminatoria tendrá que mantenerla igualada, y tentar a la suerte con otra remontada histórica parece difícil, como lo parece que los Lakers pierdan ventajas cómodas en no uno, ni dos, sino hasta tres partidos. El juego parece asentado, Rondo ha demostrado que puede ser un factor diferencial y Caruso aparece cuando su equipo más lo necesita. Y Frank Vogel dista mucho de ser el mismo entrenador que se quedaba sin soluciones en los Pacers y se ha adaptado perfectamente al ultra small ball de Houston cómo se va a adaptar a una serie en la que McGee y Howard pueden volver a la rotación para ayudar en la defensa a un Jokic a la que también puede ayudar Markieff, un traspaso que parecía un premio pequeño en febrero comparado con Marcus, pero que ha acabado siendo objetivamente mejor.

Y luego está LeBron. Ya hemos dicho que lucha por sus décimas Finales, pero no que disputará las finales de Conferencia por undécima vez en su dilatada carrera profesional. ¿El récord? 9-1. De hecho, su única derrota consta de 2009, cuando los Magic de Howard acabaron con los Cavs en una oda al baloncesto organizada por Stan Van Gundy, que tiene su mayor éxito como entrenador en la demostración táctica que organizó en esa serie. En la que por cierto, LeBron promedió 38,5+8+8,5 en seis encuentros, unos números de Play Station que reflejan la tónica desarrollada en las finales de Conferencia a lo largo de su carrera. En total, ha disputado 59 partidos en esta ronda, en los que ha promediado 29,1 puntos, 8,2 rebotes y 7,1 asistencias. La última vez que jugó en esta ronda fue ante los Celtics en 2018, esa batalla épica en la que estaba solo contra el mundo y en la que acabó eliminando a los Celtics tras endosarles 46+11+9 en el sexto partido y 35+15+9 en el séptimo. En otras palabras: para ganar esta, serie los Nuggets van a tener que superar a una leyenda que está compitiendo por algo que va más allá incluso que el anillo: su lugar definitivo en la historia. Aunque para encontrarlo el anillo ayuda, claro.

Poco más queda que añadir. Los Lakers han ganado el global de los duelos directos a Denver esta temporada (3-1) y LeBron ha disputado 3 de esos duelos: 30+10+11, 32+12+14 y 29, con 12 asistencias. Otro motivo más para preocuparse dentro de una dinámica en la que todo el que se enfrenta a la estrella angelina hace bien en tenerle el respeto reverencial que ya casi se le guarda por unanimidad. Los Lakers buscan sus Finales número 32 y LeBron, la décima. Los Nuggets, volver a una ronda que jamás han pisado en la NBA (sí en la ABA) y basarse en su fe inquebrantable, en el talento de Jokic y los puntos de Murray para enfrentarse al más difícil todavía y completar lo que sería una de las grandes machadas de la historia. No lo tendrán fácil ante un equipo que ha vuelto pero quiere recuperar del todo su gloria perdida. Y ante un jugador que lucha incansablemente contra lo que haga falta para reconquistar un trono que está vacío y conseguir el cuarto anillo de su carrera. Uno que le puede catapultar, ya veremos, a lo más alto. O al menos, dejarle muy cerca. Eso ya, lo dejamos para otro artículo.