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SUPERCOPA FEMENINA ENDESA

Supercopa femenina: la burbuja de la felicidad

La Supercopa femenina, que se disputó en Bilbao este fin de semana, aisló a los equipos y resolvió con notable éxito el riesgo de posibles contagios.

Eric Surís, entrenador del Girona, habla con Laia Palau y Vasic.
FEB

Las burbujas iluminaron un nuevo camino triunfal del Perfumerías Avenida el pasado fin de semana. Las de champán por la novena Supercopa y otra más grande, imaginaria, que sirvió para bunkerizar a los participantes directos en el evento disputado en Miribilla.

Tras seis meses de parón, el baloncesto femenino a nivel nacional subió el telón en Bilbao. El Área Médica de la Federación Española elaboró un protocolo que tenían que seguir a rajatabla todas las jugadoras, entrenadores y personal de la organización y la FEB que iban a estar en contacto directo los dos días del evento. Se activó el jueves y la burbuja se pinchó el domingo a las 23:00 horas, una vez que se entregó el trofeo al Avenida.

Todos ellos, un centenar de personas, quedaron alojados en un hotel cerrado para ellos. Se sometieron a un test PCR una semana antes de la Supercopa y al llegar a Bilbao pasaron otro. Los huéspedes quedaban recluidos en sus habitaciones hasta conocer el resultado.

Desinfección de la cancha

Mientras, el resto de personas vinculadas al evento permanecían en otros establecimientos hoteleros. Así, había ocho profesionales en la producción televisiva; cuatro se fueron a un hotel y los otros cuatro, al otro. Sólo se comunicaban por teléfono entre ellos.

Cada día, todos los integrantes de la burbuja debían tomarse la temperatura. A la hora de comer, no se podían juntar más de dos equipos en el restaurante del hotel. Todos se desplazaban en vehículos higienizados habilitados por la FEB. Entre cada sesión de entrenamiento, se dejaba un lapso de 15 minutos para la desinfección de la cancha. Durante los partidos no había silla de cambio y los técnicos tenían que portar mascarilla siempre que fuera posible.

"Se puede jugar con gente con estas medidas"

"Lo que se ha demostrado es que se pueden jugar partidos con gente si se toman las medidas necesarias". Así se expresa Germán Monge, presidente de la Federación Vasca de Baloncesto. Por normativa del Gobierno vasco, los recintos cerrados de Euskadi solo se pueden llenar al 60% y con un máximo de 600 personas. Miribilla, con capacidad para diez mil, sólo registro 200 espectadores en las semifinales y la final de la Supercopa, ya que el resto era para participantes y organización. Es decir, una persona cada 40 asientos más o menos. "Se queda corto", entiende el mandatario pidiendo más afluencia. Las entradas se cedieron de forma gratuita a los clubes de formación de Bizkaia.

En la ceremonia de entrega de la copa, las autoridades guardaron la distancia de seguridad y Silvia Domínguez levantó el trofeo desde una peana. Varios dirigentes del Valencia y el Perfumería tuvieron que salir de la burbuja a diversas reuniones de trabajo y ya no pudieron volver a entrar. Los auxiliares de la mesa estaban aislados por mamparas de metacrilato.