Jasikevicius: "El Barça siempre ha sido algo especial para mí"
Salió del Barça en 2003 porque algunos no le querían, pero ahora ha regresado como "el deseado". Jasikevicius analiza la temporada en AS.
A sus 44 años no ha perdido esa pícara sonrisa que tenía como jugador y tampoco esa mirada penetrante de ojos gris-azulado que fija en su interlocutor cuando le entrevista. Del Sarunas jugador al Sarunas entrenador del Barça solo ha cambiado que ahora medita algo más sus respuestas, aunque responde a todo. Y AS le ha entrevistado en exclusiva.
Permítame que empecemos retrocediendo en el tiempo. En 2003, tras ganar dos Ligas, dos Copas y una Euroliga, dejó el Barça. ¿Me puede explicar por qué?
Porque algunos no me querían y cuando ocurre eso, como deportista, tienes que buscarte la vida.
Se va al Maccabi y allí gana dos Euroligas más.
Al final esa gente me hizo un favor muy grande, porque las cosas me fueron aún mejor.
Nadie como el Barça, que en mayo de 2016 ya lo intentó, ha deseado tanto tenerle como entrenador. ¿Qué significa eso par usted?
No recuerdo exactamente cuándo fue, aunque me parece que desde entonces hasta ahora hemos hablado todos lo veranos. Pero no podía ser. Este verano la cosa fue más en serio, hablamos mucho de cómo lo íbamos a hacer después de no haberlo podido cerrar en veranos anteriores.
¿Cómo llegaron a un acuerdo?
Ante todo teníamos que ver si podíamos trabajar juntos. Cuando las dos partes nos dimos cuenta de que sí, y de que podíamos hacerlo bien, alcanzamos un acuerdo bastante rápido.
El haber estado tantos años detrás de usted, ¿puede crearle una presión añadida ahora?
En absoluto. La verdad es que los jugadores dirán que les meto mucha presión, pero es la que también me pongo a mí mismo. Y eso es lo que ellos deberían pensar: en hacer las cosas bien, en trabajar al máximo... Yo pienso dar lo máximo de mí.
Dicen que ganar la Liga lituana con el Zalgiris es fácil, pero usted, que consiguió todas las que disputó, también fue capaz de llevar al equipo a la Final Four de la Euroliga de 2018. Acabaron terceros con el segundo menor presupuesto de la competición. ¿Fue un milagro o su sello personal?
Para mí los milagros no existen, como tampoco es cierto que ganáramos las ligas fácilmente. Allí hay también mucha exigencia. Es cierto que éramos el equipo a batir, pero pienso que ninguna liga se gana fácil. Teníamos mucho respeto por los otros equipos y no era sencillo para nosotros, porque también jugábamos la Euroliga.
¿Qué diferencia al Zalgiris del resto?
Es una de las organizaciones más grandes e importantes de Europa por cómo se hacen las cosas. No solo se mira el presupuesto, sino también cómo se trabaja, las instalaciones y cómo se pone al nivel más alto de las nuevas tecnologías. El Zalgiris siempre está el primero en esto y debe darse mucho valor también a este tipo de cosas.
Tiene usted más Euroligas como jugador (cuatro: 2003, 2004, 2005 y 2009) que el Barça (2003 y 2010). Como entrenador, ¿es más difícil lograrlo?
Todo eso queda muy lejos ya. Como entrenador tengo que preocuparme por el trabajo diario, sobre todo entender la mentalidad y coger la base que queremos en ese nivel. Creo que hay que trabajar muy duro para esto, ayudarnos unos a otros, porque hay muchísimas cosas que vienen antes. Para mí, la mentalidad es lo más importante y también ir todos en la misma dirección. El baloncesto viene después.
¿El día que se retiró como jugador (29/07/2014) fue uno de los más tristes de su vida?
No, porque ya tenía claro que ese podía ser el último día y tenía esa idea. No estaba seguro al cien por cien, pero tenía claro que podía suceder.
¿Pensó alguna vez que volvería al Barça como entrenador, 20 años después de haberlo hecho como jugador?
No. En ese momento, en lo que menos piensas es en esas cosas, aunque es cierto que el Barça es algo especial para mí.
Solo ha hecho un fichaje esta temporada. Con Jan Vesely descartado, se habló de nombres como Jock Landale o Mario Hezonja. ¿Cuántos refuerzos cree que son necesarios?
Ahora no estoy preocupado en los refuerzos. Vamos trabajando con los jugadores que tenemos y estamos bien. No descartamos fichar, pero tampoco estamos buscando con urgencia.
Dicen que los bases son la prolongación del entrenador en la pista. Tiene usted, ahora mismo, a dos de los mejores de Europa (Calathes y Heurtel) y otros dos jóvenes que destacan (Bolmaro y Badio). Cuándo se ha sido base, ¿eso se entiende aún mejor?
Los bases de un equipo tienen que pensar en los demás. Como entrenador voy a intentar ayudar mucho a Nick (Calathes), Thomas (Heurtel), Adam (Hanga) y Leo (Bolmaro). También es un proceso saber exactamente lo que pide el entrenador y espero que cada día se vayan encontrando más a gusto, sobre todo mandando. Ya veremos cómo les salen las cosas.
Usted dice que, como jugador, se acostumbró a pensar en los cinco que estaban en pista y que ahora, como entrenador, también tiene que hacerlo en los que están en el banquillo, que cada jugador es importante para usted.
Los que están en el banquillo están a punto de entrar en la pista. Hay que ayudarles para que no cometan los mismos errores que otros. Esto para mí sí que es muy importante.
¿Es difícil manejar un grupo de 'estrellas' como el que tiene ahora?
En absoluto. Ellos tienen que entender que lo primero es esforzarse y sacrificarse, porque aquí no todo el mundo va a anotar 20 puntos por partido. Sé que son capaces de hacerlo cualquier día, pero hay que sacrificarse y la disciplina es ir a por todo, pensando solo en el equipo. Eso es algo que algunos aún no tienen y lo tendrán que asumir.
Practica muchos deportes; le gusta el golf y el fútbol. Es socio del Barça de fútbol y un seguidor apasionado. En su breve estancia en el Fenerbahaçe turco (enero-junio 2011), tenía entradas para la final de la Champions League entre el Barça y el Manchester United en Wembley, el 28 de mayo. Tenía dos días libres y le pidió permiso a su entrenador, Neven Spahija, y no se lo dio. ¿Le ha perdonado?
Buff, me había olvidado de eso. Claro que le he perdonado. No lo entendí y sigo sin entenderlo porque eran dos días libres y, en teoría, podía hacer lo que quisiera, pero no me dejó salir de Estambul. Fue un poco extraño, pero hay que respetar a los entrenadores.
En el plano personal, su madre Rita era jugadora internacional de balonmano. Bronce con la URSS en el Mundial de 1975 y seleccionada para los Juegos de Montreal 76, le tuvo en marzo y renunció a su sueño olímpico. Ella nunca se arrepintió y siempre dice: "Mi hijo me va a devolver los Juegos". ¿Esa lección de amor ha marcado su vida?
La figura de mi madre ha sido muy importante para mí, como en cualquier familia. Lo que dice mucho de ella como persona es el camino que tomó en su momento, algo que hoy en día no es tan difícil, pero en 1976 aquello era la URSS. Al hacer eso demostró tener un coraje increíble.
Y usted se lo devolvió: disputó cuatro Juegos Olímpicos y ganó la medalla de bronce en Sydney 2000. ¿Esa fue para ella?
Por descontado. Además, conté con su apoyo en persona en todos los Juegos que disputé. Le hacía mucha ilusión verme y también ir los partidos de balonmano. Creo que está bien que un hijo le pueda devolver algo a su madre.
Se casó con Anna Douka el 21 julio de 2017 después de ocho años de relación y dos hijos (Aila, de 9 años y Lukas, de 8). ¿Es Anna lo mejor que le ha pasado en la vida?
Lo que valoro más en mi vida es la familia que hemos creado los juntos. Además, Lukas juega bastante bien a baloncesto.