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NBA | ANÁLISIS

Toronto contra el mundo: el mago Nurse hace olvidar a Kawhi

La salida de Kawhi, más lesiones que nadie, jugadores veteranos... nada parece afectar a los Raptors un año después de ganar el anillo. Nick Nurse, clave.

Nick Nurse saluda a los aficionados a la conclusión de un partido de la NBA de Toronto Raptors
Nick Nurse saluda a los aficionados a la conclusión de un partido de la NBA de Toronto RaptorsGregory ShamusAFP

El pasado 13 de junio los Raptors se coronaban campeones de la NBA por primera vez en su historia. El día 6 del mes siguiente, Kawhi Leonard abandonaba la franquicia rumbo a Clippers junto a Paul George. Ahora, a principios de agosto de 2020, más de un año después, nadie es capaz de predecir hasta dónde puede llegar este equipo. Como si las pérdidas o las lesiones no fueran con ellos, los canadienses siguen a lo suyo, sumando victorias, dando problemas a todos sus rivales y con mejor récord que el año pasado a estas alturas, yendo una victoria por delante y sumando 47 (18 derrotas). Y sin Kawhi, ese ser celestial que transportó a una ciudad perdida en el país vecino al centro del mundo baloncestístico, en una de las mejores historias que la NBA ha vivido en los últimos tiempos, con ese hombre que abandonó a su mentor (Popovich) y su hogar (San Antonio) para liderar al anillo al equipo en el que no quería recalar.

Con eso y con todo, Kawhi enamoró y pareció enamorarse, pero como con su primer destino, no tuvo problemas en cambiar el frío canadiense con la pomposidad y virtuosidad de la ciudad de Los Ángeles. Lo hizo como suele ser habitual en él, con poca maña y sin dejar contento a nadie excepto a los Clippers, que se llevaron la joya de la corona de Steve Ballmer acompañada de un Paul George que fue exigencia directa de su hoy compañero. Kawhi dejó a los Lakers con tres palmos de narices y a los Raptors no del todo contentos con la resolución (ni la negociación), aunque en Toronto será recordado como lo que es, el héroe que les lideró al anillo. Algo con una dimensión difícil de entender para un mercado muy pequeño con una afición muy grande, una franquicia que entiende el baloncesto, tiene una excelente conexión entre público y jugadores y un público que brindó al hijo pródigo su merecida ovación cuando los Clippers visitaron al exequipo de su estrella. Por mucho que esto mantuviera impertérrito a Kawhi, que recibió su anillo con la cabeza puesta en un desafío diferente. Sin echar raíces, el alero avanza inexorablemente hacia la historia, ignorando sentimentalismos, pasando de las críticas hacia un load managment que abandera y sumando anillos y MVP de las Finales, dos para ser exactos, que pueden convertirse en tres el próximo octubre.

En esas hipotéticas Finales, no sería descabellado pensar que los Clippers pudieran jugar ante los Raptors. Es una posibilidad más, una entre tantas otras, pero el nivel mostrado por los canadienses no hace presagiar nada bueno para sus rivales. El que les gane va a tener que sudar y mucho, y tendrá  que hacerlo, no lo olvidemos, en cuatro partidos de siete. Correosos, los Raptors han superado todo tipo de obstáculos este año y se mantienen en la misma segunda posición en la que finalizaron la campaña pasada. Y todo con una columna vertebral que ha mezclado juventud y veteranía, con los 35 años de Marc Gasol y los 33 de Kyle Lowry, dos jugadores que fueron esenciales para la conquista del campeonato y han sido referencias en sus franquicias, uno en Memphis y otro en Toronto. 30 tiene Ibaka, que empieza a perder luz pero sigue aportando en una segunda unidad larga y con un banquillo profundo. Estos tres jjugadores contrastan con lo que será el futuro de la franquicia, Fred VanVleet y Pascal Siakam. El primero ha promediado este año 17,5 puntos y 6,7 asistencias, y el segundo ha explotado y vuela hasta los 23,5, con 7,6 rebotes.

Pues bien, estos cinco jugadores, la base de los Raptors de la 2019-20, se han perdido de forma combinada 105 partidos. Veteranos o jóvenes, ninguno ha podido escapar de las lesiones, lo que no ha impedido al equipo seguir ganando y avanzar hacia una segunda posición del Este que les puede dar ventaja de campo en primera ronda y evitar a los cuatro gallos que vienen detrás (Celtics, Heat, Pacers y Sixers), enfrentándose pues, a Nets o Magic, los rivales más fáciles de la Conferencia. Pasar la primera ronda sin excesivos apuros puede ser beneficioso para Toronto, que se encontraría con rivales de mayor entidad en semifinales antes de intentar un asalto al trono del Este que parecía imposible tras la marcha de Kawhi, pero ahora no parece tan inverosímil.

La magia de Nick Nurse

Lo que ha quedado claro en esta temporada, sino se constató ya en la pasada, es que Nick Nurse es un genio. Sin una referencia ofensiva como lade Kawhi, ha sabido sacar todo el jugo a lo que tiene, haciendo explotar a Siakam, sacando lo mejor de VanVleet y sobreponiéndose a las bajas como si tuviera una plantilla de 30 jugadores. Los Raptors son la mejor defensa de la NBA recibiendo solo 106,3 puntos por partido y tienen el segundo mejor rating defensivo solo por detrás de los Bucks. Sin grandes alardes, son el quinto mejor equipo de la Liga en porcentaje de triples y el cuarto en tiros libres, y compensan la ausencia de un reboteador puro con una defensa llena de cambios y solidez en la zona, con el recuerdo de ese 25 de noviembre en el que Embiid se quedó en cero puntos ante su némesis, Marc Gasol. Ese hombre que ya le secó en las semifinales del Este de 2019 y que es su peor pesadilla. Desde luego, entre todos los rivales que pueden tener los desmadejados Sixers en playoffs, el pívot camerunés sabe cuál es al que no se quiere enfrentar. "No sé como lo hace Marc", dijo Lowry entonces.

Sin Kawhi, los Raptors han conseguido ser efectivos y solo anotan un punto y medio menos que el año pasado, manteniéndose igual en rebotes, asistencias o porcentaje de triples. El juego monopolizado por su antigua estrella (sobre todo en playoffs) ha evolucionado hacia la coralidad. Todos tienen más tiempo el balón, y si bien Siakam fue la principal referencia ofensiva en el inicio, las tornas han cambiado. La sensación más repetida es que todos pueden anotar en cualquier momento, incluidos Normal Powell, OG Anunoby (ojo con este jugador) y gente de rol como Terence Davis, Rondae Hollis-Jefferson o Chirs Boucher. El año pasado Kawhi anotó 26,6 puntos por partido, 10 más que el segundo, Siakam. Este año, el propio Siakam se va a 23,5 por noche, con Lowry en 20 y VanVleet en los ya mencionados 17,5. Y se ha añadido como distribuidor más allá de Lowry, condición con la que no cumplía Kawhi, coincidiendo los dos bases en pista muchos minutos, desarrollando el catch and shoot y pudiendo crearse sus propios tiros, como ya demostró el base la pasada madrugada ante los Lakers.

Los Raptors han jugado sin grandes alardes, siendo un seguro contra equipos pequeños y dando problemas a todos los grandes, incluidos unos Lakers contra los que no pierden desde 2014, sumando 11 victorias consecutivas ante ellos. Son seguros en ataque, con un playbook de Nurse que puede ser clave para discernir eliminatorias ante franquicias como los Bucks, con un juego más unidireccional, sin un plan b y con dificultades cuando alguien frena su principal baza, como ya se vio en las últimas finales del Este, en las que desperdiciaron una ventaja de 2-0 y acabaron cediendo. La multitud de variantes que presentan y su seguridad en defensa les hacen ser un equipo temible al que nadie se quiere enfrentar, y así lo demuestra su capacidad para superar adversidades, las lesiones o esa baja de Kawhi que no les impide estar prácticamente en el mismo sitio en el que se encontraban el año pasado. Ya sabemos cómo acabó esa historia. Parecía que jugar en Disney, con la seguridad que muestran en su pista, les iba a perjudicar, pero la victoria ante los Lakers, aunque temprana para sacar conclusiones, deja en evidencia que se trata de un equipo que puede aspirar a todo. No son favoritos, pero nadie es capaz de predecir donde está su techo. Y con Nick Nurse en el banquillo, recordemos, todo es posible.