La Asamblea de la ACB, que debe dar luz verde a los ascensos del Valladolid y del Gipuzkoa, se producirá finalmente el 23 de julio. La fecha complica el futuro de ambos equipos, que se encuentran ahora mismo en un limbo, sin saber para qué división deben configurar su plantilla y con el mercado de fichajes a pleno rendimiento. Los vascos son los más afectados: cumplieron con los requisitos exigidos por la Asociación para pertenecer a ella; mientras que los castellanos, no. Su ascenso es muy difícil y todo apunta a una Liga Endesa de 19 conjuntos la próxima temporada.

“Cada día que pasa tenemos más problema por los retrasos que conlleva a la hora de saber en qué escenario te mueves para configurar la plantilla”, señala Nacho Núnez, presidente del Gipuzkoa. “Por otro lado, cada día la ACB tiene más difícil negarnos el derecho a participar”.

A la espera de lo que ocurra en la próxima Asamblea, el GBC ha decidido inscribirse provisionalmente en la LEB Oro el 17 de julio, fecha límite para hacerlo. Si son admitidos finalmente en Primera, se retirarán de la competición de la FEB.

Precedentes

La Asociación configuró en abril una hoja de ruta para reanudar el campeonato con una fase final y decidió que no habría descensos. Movistar Estudiantes y el Montakit Fuenlabrada volvían a salvarse de caer al infierno. La decisión era beneficiosa para todas las partes: se aceptaba una fase final con 12 de los 18 equipos del campeonato, fundamental en el plano económico, y se evitaba que dos equipos bajaran con aún 11 jornadas por disputarse. La postura con los ascensos era clara: se veía impensable una Liga de 20.

En mayo, la FEB dio por terminada todas las competiciones a su cargo, entre ellas, la LEB Oro, y confirmó que habría dos ascensos sin disputarse el playoff para subir: Valladolid y Gipuzkoa, primero y segundo del torneo, respectivamente, antes del parón por el coronavirus fueron los agraciados. Y la situación dio un vuelco, con la ACB buscando la manera más política de salir de este embrollo y evitar un aumento de la competición que parece imposible de parar.