La lluvia da el HORSE a Conley y el MVP a su cancha cubierta
La llegada de la lluvia fue clave para que LaVine, su rival en la final, no usase la carta de la superioridad física igual que en semifinales. Él jugaba al raso.
El invento de la NBA, WNBA y ESPN para intentar tener entretenidos a los aficionados durante el confinamiento se ha resuleto esta madrugada y lo ha hecho sin demasiada brillantez. Arreglando algo los problemas de imagen de los cuartos de final, algo muy criticado por quienes lo siguieron desde sus casas. Sin embargo, la otra queja en esa ronda que provocó la diferencia en el nivel de las canchas donde jugaban los participantes resultó tener un peso capital en la resolucióndel torneo. La famosa cancha cubierta de Mike Conley, que nada tiene que enviadiar a las instalaciones de entrenamiento de cualquier franquicia y que dejó en evidencia la diferencia de sueldo entre él (jugador de la NBA) y su rival en cuartos, la leyenda Tamika Catchings (ex jugadora de la WNBA), acabó como MVP de la competición.
Conley se llevó el título a su casa de Ohio gracias a dos factores. El primero su facilidad para lanzar con las dos manos. El segundo, y aquí es donde se pone en duda la viabilidad de un formato que, por otra parte, tampoco habría que tomarse demasiado en serio, fue su pista de baloncesto. O mejor dicho, la mezcla de la pista de Zach LaVine, su rival en la final, con la lluvia que comenzó a caer durante la ronda por el título en la casa del escolta de los Bulls. LaVine había utilizado la carta de la superioridad física en semifinales. Tuvo como rival a la jugadora de los Chicago Sky, Alli Quigley, una de las mejores triplistas de la WNBA. El escolta apostó por jugar al límite del reglamento, que impide hacer mates, obligando a Quigley a realizar movimientos que parecían sacados de un concuros de mates del All Star. En el lanzamiento definitivo tiró el balón contra el tablero, lo recogió con una mano, se lo pasó entre las dos piernas en el aire y encestó. La jugadora de las Sky hizo lo que pudo, pero antes de pasar la pelota entre sus piernas ya estaba otra vez en el suelo.
Probablemente LaVine habría utilizado una táctica similiar ante Conley, más mayor y menos atlético que él, pero la llegada de la lluvia y la pista mojada se lo impidió. Así que fue el base de los Jazz quien a resguardo de las inclemencias meteorológicas llevó la iniciativa. También hay que darle el mérito que merece por su gran capacidad para tirar con ambas manos, algo que a la postre le ha valido para ir eliminando a los rivales. En semifinales fue Chauncey Billups quien no pudo seguir el ritmo de un jugador que más allá de sus instalaciones a demostrado tener la imaginación y la calidad necesarias para triunfar con este formato. Pero el hecho de que haya tanta diferencia entre unas pistas y otras hace que se cuestione en cierta manera la validez de un torneo como este. Más si tenemos en cuenta que el resultado final ha venido en gran parte determinado por ello y ha coronado a Mike Interiores Conley, como ya le han bautizado en redes sociales.