"Ojalá no hubiera jugado con Jordan, yo era mejor que él"
Jerry Stackhouse se sinceró con Wojnarwoski. "Íbamos bien porque el ataque pasaba por mí y a Jordan no le gustó. Perdí la admiración por él".
Ray Lewis, el mítico linebacker de los Ravens de Baltimore (NFL), recordaba en un debate sobre si los grandes del football que habían desarrollado toda su carrera con un equipo deberían darse un último intento en otra franquicia o no (lo que ahora va a hacer Tom Brady en Tampa Bay), el caso del más grande de la NBA, Michael Jordan: "Me dijo que solo lamentaba una cosa: haber llevado otra camiseta que no fuera la de los Bulls". Jordan se retiró en 1998, tras su canasta ante Bryon Russell que le dio el sexto anillo. Después de tres años y ya con 38, regresó para jugar dos temporadas con Washington Wizards (2001-03).
Si el 13 de enero de 1999 anunció su retirada definitiva con los Bulls (la segunda tras el paso atrás de 1993), en enero de 2000 ingresó en los despachos de los Wizards, donde ejerció de presidente de operaciones. Su participación en la propiedad de la franquicia le llevó de nuevo a las pistas, en busca de un golpe de efecto más social que deportivo. Como directivo tomó algunas buenas decisiones, pero tuvo el enorme lunar de dar el número 1 del draft de 2001 al pívot Kwame Brown, que nunca pudo rendir a la altura de las expectativas.
Cuando llegó a Washington, aseguró que no volvería a jugar "al 99,9%". Pero en el verano de 2001 los rumores sobre su regreso eran imparables, semanas después de que hubiera empezado a entrenar con jugadores en sesiones privadas, en Chicago. Además, contrató para el banquillo de los Wizards a su ex entrenador en Illinois, Doug Collins. El camino de regreso estaba asfaltado. El 25 de septiembre llegó el anuncio oficial, con la promesa de donar su salario a las víctimas de los atentados de las Torres Gemelas, que habían conmocionado al mundo apenas dos semanas antes. En su primera temporada tuvo problemas de lesiones pero promedió 22,9 puntos y 5,2 asistencias. En la segunda jugó su último All Star (2003), disputó los 82 partidos y sus medias fueron de 20 puntos, 6,1 rebotes y 3,8 asistencias. En 42 partido pasó de 20 puntos y cumplió 40 años durante un curso de 37 victorias (37-45). En esas dos temporadas que casi nadie recuerda con demasiado cariño en Washington, no pisó los playoffs pero garantizó el lleno en todos los partidos de su equipo como local y más de 19.000 aficionados de media en los pabellones que visitaba.
Sus críticas al entorno del equipo y la concentración y profesionalidad del vestuario fueron públicas. Y ahora uno de los miembros de aquel roster también ha reconocido que jugar al lado de Michael Jordan no fue el sueño que podría parecer. Jerry Stackhouse, que además salió (como Jordan) de la Universidad de North Carolina, se expresó así en charla con el periodista Adrian Wojnarowski: "Con toda honestidad, ojalá no hubiera pasado yo por los Wizards. Estaba en Detroit en un equipo que iba a más y cuando parecía que podíamos hacer algo importante, me mandaron a Washington. Fue difícl jugar con alguien que era tu ídolo pero que en ese momento no era mejor que yo. Yo, en ese punto, era mejor. Y el juego seguía pasando por él. Doug Collins, y no tengo nada contra él, al contrario, intentó corregir algunas de las cosas que igual creía que no había hecho bien con Jordan en Chicago. Así que básicamente hacíamos lo que quería Jordan. Empezamos bien, pero a él no le gustó porque yo era el referente en ataque. Jordan quería más aclarados en el poste, y eso empezamos a hacer. Las cosas cogieron una dinámica que acabó no gustándome nada. Perdí parte de la adoración que había sentido por él hasta entonces".
Stackhouse, que ahora entrena a la Universidad de Vanderbilt, tenía 28 años cuando llegó a aquellos Wizards 2002-03, los últimos de Jordan. Venía de ser dos veces all star en Detroit Pistons, donde había promediado casi 30 puntos por partido dos años antes. Era el embrión de los Pistons campeones en 2004, que de hecho recibieron en esa operación al escolta Rip Hamilton. Estuvo dos temporadas en Washington antes de ser traspasado a Dallas Mavericks, donde ya notó los efectos de la operación de rodilla que le limitó a 26 partidos en su segunda temporada en la capital (2003-04). En su año con Jordan, que acabó con sabor amargo, se convirtió en el único compañero del 23 que promedió más puntos que él en una campaña completa: 21,5 por 20.