Dinwiddie, profeta en su tierra, sentencia a unos Lakers ignotos
El base, único en pista nacido en Los Ángeles, anotó la canasta ganadora a 28 segundos del final. Inexplicable derrota de los Lakers tras ganar a Bucks y Clippers.
En la NBA ocurren cosas inexplicables, fenómenos paranormales que nos hacen pensar que todo es posible en la mejor Liga del mundo, que a veces incluso el más pequeño puede ganar al más grande, que un partido no siempre está perdido y que todo lanzamiento puede entrar en cualquier momento con ciertas dosis de magia. Pero también, y es algo que está incluido, los resultados raros en temporada regular, en los que los equipos favoritos se dejan partidos con los que nadie cuenta son parte de la dinámica de una competición de 82 compromisos antes de llegar a abril, donde los mejores pueden llegar perfectamente a los 100. En alguno hay que caer. Aunque nadie se lo espere.
Eso debe de pensar el aficionado cuando mira el resultado del Lakers-Nets (102-104), uno con el que nadie (o muy pocos) contaba ayer antes de acostarse. Al fin y al cabo, los de púrpura y oro venían de lograr cuatro victorias consecutivas contra Sixers, Pelicans y, sobre todo, Bucks y Clippers, mostrando una bonita carta de presentación de cara a unos playoffs donde antes generaban ciertas (pocas) dudas y tras el derbi angelino daban más seguridad que nunca y demostraban que la preparación había sido la adecuada y que se encontraban en el mejor momento físico, anímico e incluso táctico de la temporada. Y al fin y al cabo, los Nets, esa franquicia maldita desde 2013, estaban desmadejados desde el pasado sábado, cuando el sainete de Kenny Atkinson envolvía a una franquicia que hace un año apuntaba a cotas más altas y ahora luchan con los Magic por el séptimo puesto del Este.
Los Nets se llevaron del Staples una victoria tan inopinada como merecida, fraguada a fuego lento pero sin grandes alardes, controlando el encuentro como si llegaran a la ciudad californiana con más de 29 victorias (ahora 30) y desdibujando a unos Lakers que volvieron a caer presa de sus propios errores: juego monopolizado por LeBron y Davis, poca producción ofensiva, mal desde el triple (15 de 40) y relajados tras una buena racha, algo que ya ocurrió ante los Grizzlies, contra los que cayeron de 17 puntos tras sumar 7 victorias consecutivas.
Los angelinos estuvieron en el partido en el primer cuarto (33-27), pero poco más. Anotaron 25, 22 y 22 puntos en los tres siguientes. Todavía iban por delante al descanso sostenidos en cierta manera por la intendencia, que desapareció en una segunda mitad en la que se quedaron en 44 puntos, 36 de ellos de la dupla LeBron-Davis, que llegaron casi sin fuerzas (35 y 36 minutos respectivamente a un mes de los playoffs) a un final de infarto en el que tomaron las decisiones correctas pero con el balón negado. Primero el alero, que se fue a los 29 puntos, 12 rebotes y 9 asistencias y, bloqueos mediante, penetró ante Caris LeVert, pero falló debajo de la canasta cuando ya había hecho lo más difícil. El saque de banda posterior favoreció a los Lakers, que tuvieron una segunda oportunidad en un triple bien plantado de Davis (26+8 hoy), que buscó la victoria tras doblar James el balón. Uno se habría consagrado con el game winner y el otro lograría un nuevo triple-doble, pero el triple tocó el aro (la cara de Durant en el banquillo no tiene desperdicio), y los neoyorquinos se llevaron la victoria.
Antes de eso, había llegado la canasta de Dinwiddie. Único jugador de ambos equipos natural de Los Ángeles, el base volvió a carburar en ausencia de Kyrie, se comió cuando tocó a un Rondo que volvió a las andadas (3 puntos y 2 asistencias en 15 mintutos) y anotó un tiro en suspensión a 28 segundos del final que dio la ventaja definitiva a su equipo, en el que DeAndre Jordan volvió a ser titular por delante de Jarret Allen. Y no tuvo que enfrentarse a un Dwight Howard que no disputó ningún minuto por primera vez en la temporada. La llegada de Markieff Morris (que no anotó), provoca que éste juegue de cuatro y Anthony Davis de cinco durante muchos minutos, por lo que se ha comido los minutos del pívots, suplente en la rotación tras McGee. Ya veremos el papel que desempeña en playoffs. De momento, patinazo de los Lakers. Ah, y los Nets, tras el despido de Atkinson, 2-0. No significa nada, pero ahí queda eso.