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MINNESOTA TIMBERWOLVES

La nueva oportunidad de Juancho Hernangómez

El ala-pívot fue traspaso a Minnesota Timberwolves a principios de febrero desde Denver Nuggets. El español está aprovechando al máximo sus opciones.

Juancho Hernangómez anota en el Minnesota Timberwolves-Dallas Mavericks.
Juancho Hernangómez anota en el Minnesota Timberwolves-Dallas Mavericks.LARRY W. SMITHEFE

Juancho Hernangómez vuelve a sentirse jugador de baloncesto en Minnesota, su nuevo hogar en la NBA. El internacional español, campeón del Mundo este verano en China, llegó a la Liga norteamericana de una manera meteórica, con tan solo una temporada completa como profesional en el Movistar Estudiantes, aunque durante el verano anterior a su aterrizaje diferentes franquicias ya se habían fijado en este jugador de 206 centímetros con todas las armas para ser un grande: buen movimiento lateral para la defensa, salto para machacar el aro rival y proteger el propio, lanzamiento a corta y a larga distancia, rapidez y, sobre todo, ganas de comerse el mundo entero. Cualidades que llevaron a Denver Nuggets a apostar su número 15 del draft en junio de 2016 por él.

Nada fue fácil desde el principio. En un equipo joven, que crecía a pasos agigantados temporada tras temporada, y copada anualmente su posición de cuatro, el mediano de los Hernangómez chocaba contra el mismo muro: aparecer y desaparecer de la rotación. No había continuidad y su desarrollo en la NBA se estancaba. Tenía más forma de sierra que de rampa de despegue. La mononucleosis en su año de sophomore tampoco ayudó. Pero no tiró la toalla. Duros entrenamientos. Impecable aportación en los minutos que estaba en cancha. Un buen soldado a las órdenes de Mike Malone y de los Nuggets. Siempre listo para el combate, jugase o no jugase: “Si el equipo no me necesita (en pista) voy a animar, a apoyar al equipo y a los chicos. Eso es lo que tengo que hacer”, aseguró tras un encuentro del pasado curso.

Sin embargo, la suplencia, cuando aún no has llegado a los 25 años, es dura, y Juancho lanzaba algún que otro aviso a la organización. “Nunca me he planteado pedir el traspaso. Desde el draft, Denver ha confiado en mí y no es culpa del entrenador que me pusiera malo. Pero este verano nos hemos planteado que si no tengo oportunidades, intentaré mirar equipos que me quieran. Algunos ya han preguntado por mí. Soy intransferible para el club en estos momentos y eso me da un poco seguridad. Esto no quiere decir que si mañana viene LeBron, no me vaya fuera. Al final la NBA es un negocio, se mueve por activos, y si no vales, te vas por la puerta de atrás”, dijo en una entrevista a AS en julio de 2018.

En febrero, a puertas del cierre del mercado, Denver dejó de contar con su joven promesa. Hernangómez entró dentro de un megatraspaso a cuatro bandas y 12 jugadores, más tres rondas del draft, involucrados. Su nueva casa, Minnesota. Unos Timberwolves con un proyecto a la deriva desde hace más de una década. Han alcanzado solamente unos playoffs en los últimos 15 años. Nueve entrenadores han pasado por el banquillo. Y nada cambia. Pasan los cursos y los jugadores, y la reconstrucción continúa ahí, parada: ahora mismo son el segundo peor equipo de la NBA con un balance 18-42 (30%). Nadie los reanima… pero sí se ha reanimado Juancho, que afronta los últimos meses de un contrato de rookie con una oferta cualificada por 4,6 millones de dólares.

Crecimiento en Minnesota

El ala-pívot se ha asentado en el quinteto titular: 9 de 9. Con Denver solo tuvo esa suerte en 37 de los 191 partidos que jugó. Solo un 19,3%. De los 15 minutos de media en sus tres temporadas y media en Colorado ha saltado a los 29,2. Todo se ha elevado a nivel estadístico: de 4,7 puntos a 14 con un 45,8% desde el triple, 11 puntos porcentuales más que antes. De 3,1 rebotes a 6,9. Y todo sin cambiar el estilo de juego que desarrollaba en los Nuggets. Continúa más unido al perímetro que a la zona, con la esquina del triple como lugar más asiduo.

No es solo él quien vive así. Es todo el equipo. Casi todo el tiempo. Los Wolves tratan de dejar todo el espacio del mundo para las penetraciones de D’Angelo Russell. El base entra, duro y rápido, y una vez dentro decide qué hacer con el balón. Un libro de estilo que espera el regreso de Karl-Anthony Towns. La estrella de Minnesota lleva fuera ocho partidos por una fractura en la muñeca. Con él, el potencial del equipo aumentará y, seguramente, también el de Juancho: con dos jugadores como Russell y KAT absorbiendo la atención de la defensa, el internacional español tendrá mayores posibilidades de quedar libre en el perímetro y leer los diferentes huecos de su rival, porque inteligencia le sobra. Al igual que valentía. Y ganas de asentarse en la NBA como una figura importante. Una nueva oportunidad se abre ante él.