El draft de la NBA 2009 trajo muchas sorpresas. Blake Griffin fue seleccionado en la primera posición, James Harden en la tercera, un tal Ricky Rubio en la quinta y Stephen Curry en la novena. Pero también destaca el número 34 de dicho draft, un Sergio Llull que nunca cruzó el charco.

Los Denver Nuggets se hacían con los servicios de un jugador que había promediado, en 21,8 minutos, 8,7 puntos, 2 rebotes y 2,7 asistencias para una valoración de 9,1. Unas cifras que subirían como la espuma, año a año, convirtiéndole en un hombre querido en la NBA. 

Tanto es así, que los Houston Rockets pagaron a los Nuggets 2,5 millones de dólares por obtener los derechos del jugador en caso de que este decidiese dar el paso hacia la NBA. Un paso que no ha dado, ni que parece que vaya a dar. 

Desde Houston siguen preguntándose el porqué no va a jugar con ellos. "Hemos intentado traerle durante casi 10 años", decía Marko Radovanovic -jefe de operaciones de los Houston Rockets-. "Hace tres años, estábamos en conversaciones serias. Él pudo haber sido nuestro base titular".

José Manuel Calderón, exjugador de la NBA y de la ACB, mostraba su apoyo al menorquín en caso de que éste se marchase: "Él encajaría perfectamente en la NBA". Y otro exjugador como Joe Arlauckas, no entiende que esto no ocurra: "No lo entiendo en absoluto". "Lo tuvo todo hecho con los Rockets. Todos toman sus propias decisiones, pero cuando todo termine, podría preguntarse a sí mismo el porqué no dio el salto".

Sergio Llull ha sido un hombre muy querido en el Real Madrid, y aún más cuando señaló públicamente que su sitio está en la capital española, rechazando una gran oferta de los Rockets. Se trata del único y eterno no de un jugador extranjero a la NBA.