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NBA

Chicago Bulls: Anatomía de un desastre

La franquicia de Illinois se ha visto sumida en el caos. Se encuentran en tierra de nadie y sin una idea clara para el final de temporada.

Zach Lavine alentando a la afición de los Bulls
Patrick SmithAFP

Viernes. Día 23 de junio de 2017. Los Chicago Bulls toman la decisión de traspasar a Jimmy Butler –recordemos que el alero había hechos sus mejores promedios desde que llegó a la liga, con 23,9 puntos, 5,5 asistencias, 6,2 rebotes y 1,9 robos de balón por encuentro-. El dorsal 21 de los Bulls abandona Chicago para reunirse con Thibodeau en Minneapolis. A cambio, recibían a Kris Dunn, Zach Lavine y el número 7 del draft, que llevaría el nombre de Lauri Markkanen. Llega el cambio.

Viernes. Día 10 de noviembre de 2017. Los Chicago Bulls, con un récord de 2-8 se presentan en el United Center ante los Indiana Pacers y ante un Adam Silver que tomaría la decisión de llevar el All-Star Game de 2020 a Chicago, Illinois. Los Bulls cayeron aquella noche por 105-87. Aquella noche -para ponernos en contexto- el mejor del encuentro fue Bobby Portis, con 20 puntos y 11 rebotes.

LA DEBACLE

La temporada 2017-2018 acabó siendo un verdadero desastre. Los Bulls acabaron con 27 victorias y 55 derrotas; en el 5º puesto en la División Atlántica; últimos en la Conferencia Este y con un rating defensivo de 110,9 (dato que no se veía desde la temporada 1985-86), con un Fred Hoiberg que fundamentaba su juego en la defensa, ¿qué irónico no?

Lunes. 3 de diciembre de 2018. Fred Hoiberg es despedido y llega en su lugar Jim Boylen. El ex entrenador ayudante en Houston, Milwaukee, Indiana, San Antonio y Chicago se hacía el dueño del banquillo. El principio del fin.

En 58 encuentros, Boylen consiguió 17 victorias y 41 derrotas -22 victorias y 60 derrotas, sumadas a las obtenidas por Hoiberg-. Adquirió una fama que provocó que el vestuario se vuelva contra él; y logró registrar un número de victorias que no se veían desde la temporada 2001-2002 (21 victorias y 61 derrotas). Un dato catastrófico.

Jim Boylen dando órdenes a sus jugadores.
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Jim Boylen dando órdenes a sus jugadores.ANDY LYONSAFP

EL ACIERTO

Sin embargo, se tomaron buenas decisiones. Llegó Wendell Carter Jr. en el draft de 2018. Los contratos de Bobby Portis y Jabari Parker se fueron a Washington a cambio de Otto Porter Jr. Un 3&D que demostró en sus pocos encuentros disputados que tenía unas cualidades con las que podía ayudar en Chicago. Se eligió a Coby White en el pasado draft para solventar los problemas de dirección y la falta de un base. Y para terminar se llegó a un acuerdo con Tomas Satoransky, Thaddeus Young y Luke Kornet.

Todo hacía indicar que la temporada 2019-2020 prometía, con un All-Star con posible representación de varios jugadores si las cosas se hacían bien. Con un núcleo joven y prometedor.

Zach Lavine, Coby White y Wendell Carter Jr. posando en una sesión fotográfica.
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Zach Lavine, Coby White y Wendell Carter Jr. posando en una sesión fotográfica.David BanksUSA TODAY Sports

LA CAÍDA

Como si de un precipicio se tratase, los Chicago Bulls pusieron un pie al borde del mismo, comprobando la altura. Lauri Markkanen sería el primero en caer. El finés completó un primer partido asombroso (35 puntos y 17 rebotes), aunque perdieron por 125-126 ante Charlotte Hornets.

A partir de ahí, Markkanen comenzó a caer. Los esquemas de Boylen le hacían perder protagonismo en ataque, le alejaban del aro para asumir tiros más comprometidos. En definitiva, le sentenció. Se vio relevado a un tercer lugar, por detrás de un Lavine que tuvo que asumir galones en ataque sin necesidad de hacerlo, y Wendell Carter se convertía en otra pieza más que fundamental en ataque y defensa. Basó su equipo en dos jugadores. Un error que le ha lastrado hasta ahora.

Cayó Wendell y cayó el equipo entero. Lavine se vio superado y Boylen sin ideas. Las lesiones se convertían en la excusa a un proyecto que tiene fecha de caducidad, pero que solo Gar Forman y John Paxson conocen.

ALL-STAR DE CHICAGO

Michael Reidsorf posa junto a Michael Jordan con el balón del All-Star de Chicago 2020.
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Michael Reidsorf posa junto a Michael Jordan con el balón del All-Star de Chicago 2020.Jeff HahneAFP

El fin de semana de las estrellas llegaba. El momento de ver en escena a las promesas que prometían desde las oficinas aquel 23 de junio de 2017. Ni Lavine ni nadie. No hubo representación de los Bulls en el All-Star Game. Los 25,3 puntos de media por encuentro de Zach se quedaban cortos gracias a las 19 victorias de un equipo que continúa cuesta abajo y sin frenos.

Mientras, un Jimmy Butler, líder de los Miami Heat (4º puesto en el Este) y que salió de Illinois por no tener todas las cualidades de un jugador-franquicia como para ofrecerle un contrato súper-máximo, fue uno de los seleccionados para jugar el partido de las estrellas.

Eso sí, Lavine –que había expresado que participaría en el Concurso de Mates siempre y cuando estuviese entre los nombrados para el All-Star Game- , optó por apuntarse al Concurso de Triples en búsqueda de la doble corona en los concursos. Pero acabó siendo derrotado en la primera ronda.

LA RESACA

Se cerraba el telón. El espectáculo había finalizado. Tres días de All-Star llegaban a su fin con una sensación de satisfacción para el aficionado medio de la NBA. Resultó ser un éxito el experimento de alcanzar un número determinado en el último cuarto.

Pero no todos acabaron felices. Mientras toda la atención se la llevaba el juego, varios jugadores como Lavine o Markkanen tomaban la palabra ante periodistas para hablar de los Bulls y su situación. Palabras llenas de optimismo salían de sus bocas pero, ¿pensaban eso en realidad?

Llegan rumores acerca de un posible cambio en las oficinas. El puesto de Gar Forman como general manager parece tener las horas contadas, y esto traería, con suerte, la destitución de un Jim Boylen que ha traído más lágrimas que sonrisas.