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Un caso de agresión sexual, Kill Bill... así nació la Mamba Negra

Kobe Bryant asumió el apodo de la Mamba Negra en el momento más difícil de su vida y su carrera deportiva: "Necesitaba algo que me aislara del bombardeo".

Un caso de agresión sexual, Kill Bill... así nació la Mamba Negra
FREDERIC J. BROWNAFP

Kobe Bryant quedará para siempre vinculado con el amarillo y el morado de los Lakers, la camiseta que vistió durante sus 20 años en la NBA. Con el 8 y el 24, sus dos dorsales (ambos retirados por la franquicia angelina) en la liga y, claro con la Mamba Negra (Black Mamba), el animal del que sacó el apodo por el que era conocido.

Y no fue (no solo) una cuestión de que se trate de una serpiente sumamente peligrosa y de que Kobe tuviera en la pista un espíritu también asesino y unos movimientos definitivamente elegantes pero letales y por eso alguien le puso ese sobrenombre. No, fue el propio Kobe el que se creó un alter ego con nombre de serpiente venenosa: “Tenía que organizar las cosas así que creé la Mamba Negra. Kobe tenía que tratar con los problemas personales, cuidar otros asuntos que estaban pasando... pero era la Mamba Negra la que salía a la pista y cumplía con el trabajo. Y ese trabajo era destruir a todo el mundo al que me encontraba enfrente en la pista”.

Kobe pasó una etapa especialmente dura de su vida cuando pasó a ser el villano oficial del deporte estadounidense en un tramo entre sus tres primeros anillos, los de la explosión, y los dos últimos, los de la redención. Entre un Kobe al que se perdonaba por joven y un Kobe maduro que supo hacerse perdón. En ese período intermedio pasó por el purgatorio de la denuncia por ataque sexual (verano de 2003) de una trabajadora de 19 años del hotel The Dodge And Spa At Cordillera, en Colorado. Un asunto nunca aclarado del todo y que acabó con una disculpa pública de Kobe tras un acuerdo fuera de los tribunales y que coincidió con los años en los que unos Lakers de perfil bajo retrataron al Kobe, entra la obligación y la vocación, más individualista. De todo ese trance personal y deportivo emergió el Kobe definitivo. Sobrevivió al temporal que en gran parte había provocado con la rehabilitación deportiva y la reinserción mediática. Después de ese valle que pudo hundirle en la sombra, llegaron dos anillos, su único MVP de Regular Season, tres extensiones millonarias más con los Lakers y contratos con Nike, Spalding o Coca-Cola. Kobe había aprendido a sobrevivir a tantas cosas que supo hacer la más difícil: sobrevivir a Kobe.

Y para ese trance, Kobe creó la Mamba, tal y como contó en el documental “Muse”: “Pasé de ser una persona que estaba en la cima y al que todo le salía bien a, en solo un año, no saber dónde me llevaba la vida o siquiera si iba a seguir teniendo una vida como la que había conocido”. En ese documental, hablaba indirectamente del caso de Colorado y del efecto que había tenido en su familia: “Escuchaba todo lo que decía la gente, así que necesitaba algún lugar para refugiarme del bombardeo. Necesita espacio para ocuparme de mis asuntos y que algo hiciera el trabajo: la Mamba Negra. Era como una avalancha, nada me iba a detener, nada se iba a poner en mi camino”.

En esa etapa, Kobe reconoció después, su ferocidad en la pista no era tanto cuestión de rivalidad con otros jugadores como una reacción al sufrimiento que estaba experimentando: “Los oponentes simplemente aparecían en mi camino”. En 2011, Nike hizo con él un anuncio especial en el que discutía con el director Robert Rodriguez la creación de una película de acción basada en la Mamba Negra, un animal elegido después de ver Kill Bill, la película de Quentin Tarantino en la que esta especie era el nombre en clave de una de las asesinas, conocida por sus extremas agresividad y agilidad: “A partir de ahí empecé a leer cosas de este animal y fue como ‘wow, es una pasada’”.