"Milagro navideño": los Raptors firman la remontada de la década
Los Mavs quedan 2-2 sin Luka Doncic tras un partido en el que ganaban de 30 a falta de 14 minutos. Lowry y la defensa a la desesperada de los Raptors provocaron el vuelco.
El triple a la desesperada, casi desde Dallas, de Kristaps Porzingis se quedó corto, y el speaker del Scotiabank Arena estalló, eufórico: "¡Esto es un milagro navideño!". Los Raptors acababan de sumar su quinta victoria consecutiva y están 21-8 a pesar de que no han podido tener peor suerte con las lesiones (ahora juegan sin Marc Gasol ni Norm Powell y Fred VanVleet acaba de regresar). Los Raptors, en fin, ganaron a unos Mavericks (110-107) que quedan en 2-2 desde que se lesionó Luka Doncic (19-10). Pero esa no fue la gran historia del partido, claro. Ni el milagro.
Los Mavs, que ya habían ganado en Milwaukee y Philadelphia sin Doncic, amasaron un parcial de 43-69 entre el segundo y el tercer cuarto y ganaban 53-83 a 14 minutos del final. Perdieron. Cerraron el tercer parcial en 63-86: perdieron. Hasta este partido, los equipos estaban, en la última década, 3-1.667 cuando llegaban al último cuarto en desventajas de al menos 20 puntos. Y hacía ese tiempo, una década, que nadie remontaba 30 puntos en Regular Season. Los Raptors nunca habían hecho algo semejante (su tope estaba en recuperar un -25), a los Mavs no les pasaba desde 2002, contra los Lakers. El 21 de diciembre de 2009, el último precedente en la liga, los Kings remontaron 30 puntos a los Bulls.
A punto de tirar la toalla, Nick Nurse (un entrenador excepcional que convierte en oro todo lo que toca), apostó antes de hacerlo, tal vez en principio solo una probatura de cara al futuro, por una especie de escuadrón suicida, una unidad desesperada en la que Kyle Lowry formó junto a Chirs Boucher, Terence Davis, Rondae Hollis-Jefferson y Malcolm Miller. Los Raptors empezaron a presionar por toda la pista, a alargar ayudas y forzar situaciones de dos contra uno en cualquier rincón de la cancha, a reventar la seguridad de los Mavs (incapaces de volver al partido después de sentirse con el triunfo en el bolsillo) con una intensidad asfixiante, angustiosa, liderada por Davis (delante) y el canadiense Boucher (detrás), dos jugadores no drafteados con los que Nurse está haciendo maravillas. El segundo, en concreto, es una turbina de energía con una envergadura bestial, un pívot ultra rápido que fue esencial en el triunfo con sus ayudas fuera de la zona, su intimidicación en ella y, finalmente, el mate y los tiros libres tras rebote que aseguraron el triunfo después de la última ventaja de los Mavs (106-107), que gastaron su última bala lógica (luego Porzingis mandó al limbo su propio intento de milagro) en un tiro fallado por Jalen Brunson.
En cinco minutos a continuación del -30, los Raptors enlazaron un parcial de 28-8 ante un rival atónito. A falta de 4:31 se pusieron por delante, 98-97, y cerraron el último parcial en 47-21, su mejor anotación histórica en un cuarto. Después de un 4/23 en triples en los tres primeros, firmaron un 6/11 en el decisivo, con cuatro de un Kyle Lowry imperial que anotó en esos 12 minutos solo un punto menos que todos los Mavs (20-21) para acabar con 32, 8 rebotes y 10 asistencias. Y un ejercicio tremendo de liderazgo, con acciones que no van en la anotación como una pérdida forzada a Porzingis en lo que parecía que iba a ser una canasta fácil del letón y la asistencia para el mate de Boucher (21 puntos, 7 rebotes) que colocó el 108-107, antes del fallo definitivo de Brunson y de otros dos puntos, desde la línea de tiros libres, del pívot. Hollis-Jefferson, que salió por la gatera de los Nets, aportó 18 puntos, 9 rebotes y una sobredosis de intensidad. Y los Raptors ganaron un partido imposible, un milagro navideño, ante unos Mavs que en el último cuarto se quedaron en un 5/18 en tiros con siete pérdidas (cinco forzadas por robos de un rival desesperado) y que no supieron anticipar lo que se estaba viniendo encima hasta que fue tarde. Porzingis acabó con 19 puntos y 12 rebotes, Brunson con 21 y 9 asistencias y Luka Doncic calentó con una movilidad casi óptima antes del partido y podría regresar ya el jueves, en Dallas y en duelo texano contra los Spurs. Pero esta derrota fue tan increíble que, de hecho, ni se explica por la ausencia del esloveno. Fue un partido que acabó en otros terrenos distintos a los de la lógica y el análisis. Fue, ya lo dijo el speaker de los Raptors, un milagro navideño en Canadá.