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NBA

Pau Gasol y su lesión: "Cuando un jarrón se rompe, pierde el valor"

"Está siendo complejo de procesar", dice el pívot español sobre su situación en un artículo para Expansión: "Dejar la NBA es un choque emocional importante".

Pau Gasol y su lesión: "Cuando un jarrón se rompe, pierde el valor"

Pau Gasol ha vuelto al trabajo discreto y en la sombra para intentar regresar a las pistas de baloncesto y permitirse un último asalto en una carrera de leyenda, la de uno de los mejores deportistas españoles de la historia y uno de los jugadores más importantes de la historia del baloncesto europeo. En las últimas semanas, el pívot de Sant Boi ha acaparado titulares y no precisamente por buenas noticias. El pasado 21 de noviembre se supo que la lesión por estrés de su pie izquierdo, que le llevó al quirófano en mayo y le hizo impidió estar en el Mundial de China, no se está recuperado al ritmo previsto. Pau, de 39 años, había firmado un contrato por el mínimo de veterano (unos 2,5 millones de dólares) con Portland Trail Blazers, equipo cuyo roster ha dejado pero que le ha abierto las puertas de su cuerpo técnico, al menos mientras apura su recuperación y estudia sus opciones de volver a jugar. Su último partido oficial fue el 12 de marzo. Solo disputó tres con los Bucs, a los que no pudo ayudar en los playoffs, después del traspaso desde San Antonio Spurs.

Gasol, es un secreto a voces, quiere hacer todo lo posible por estar en los Juegos Olímpicos de 2020, un objetivo ahora mismo complicado y para el que tendrá que tener, aunque sea en primavera, un mínimo de ritmo de juego y minutos de competición. Con dudas sobre cómo y dónde llegarían en caso de que complete una recuperación total de su pie, trabaja dentro de un proceso exigente en lo físico pero también en lo mental. Y sobre ello ha escrito en un artículo para Expansión del que esto es lo más destacado:

"Leí un libro que me ha ayudado a gestionar las emociones derivadas del hecho de que mi pie izquierdo no esté respondiendo al tratamiento como se esperaba. En mayo, el doctor que me operó pronosticó una probabilidad muy alta de recuperación en un período relativamente corto. Pero no ha sido así y aún estoy digiriendo las consecuencias de esas expectativas. El libro que os comentaba se titula Awareness, traducido al español como Despierta, del autor Anthony De Mello.

Aunque me considero una persona empática, soy bastante cerebral. Y como individuo que intenta racionalizar las cosas, esta lesión está siendo compleja de procesar. Uno de los conceptos que comparte De Mello en su libro es que "la vida solo tiene sentido como un misterio y no en la mente que la conceptualiza". Esta idea me recuerda que por mucho que desee conocer con certeza o controlar el resultado de mi recuperación, nunca podré racionalizarlo todo. Soy de los que piensa que incluso de las situaciones más difíciles y dolorosas podemos sacar cosas positivas y que nos ayuden a crecer.

En nuestra cultura, cuando un jarrón se cae y se rompe consideramos que pierde su valor. Lo solemos apartar o incluso nos desprendemos de él. Normalmente no consideramos la reparación como una opción porque, para nosotros, el objeto pierde su razón de ser. En Japón, cuando un objeto de cerámica sufre un daño o se rompe, lo reparan uniendo los trozos y rellenando las grietas con oro. Para ellos, detrás de esos pedazos existe una nueva historia que merece ser contada y ensalzada. Es lo que ellos llaman Kintsukuroi, que significa literalmente "reparación dorada".

Como atletas profesionales, las lesiones son algunas de las situaciones más duras a las que debemos hacer frente. Pero, si profundizamos un poco más y nos hacemos la pregunta de nuevo entenderemos que, más allá de nuestra condición profesional, somos personas y basta con mirar a nuestro alrededor para sentirnos afortunados y agradecidos por todo lo que tenemos.

Para mí, dejar provisionalmente la NBA supone un choque emocional importante. Sin embargo, y por muy tópico que suene, lo más importante en la vida es la salud y la calidad de lo que vivimos se deriva de ella.

Lo primero que debo aceptar es que el proceso de rehabilitación de mi pie izquierdo requiere un tiempo más largo de lo esperado, buen recordatorio de que ya no soy ningún chavalín; y en esto es precisamente en lo que me centro".