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NBA | ORLANDO MAGIC

Orlando Magic: de la odisea post Howard a la esperanza Fultz

Los Magic intentan dar un paso al frente con mimbres que invitan al optimismo pero que tienen camino por recorrer. De Howard a Fultz, la franquicia sigue buscando una nueva cara.

Markelle Fultz, Oscar Isaac y Evan Fournier durante un partido de la NBA que disputaban los Orlando Magic
Fernando MedinaNBAE via Getty Images

Cuatro entrenadores distintos, seis récords negativos, cinco temporadas por encima de las 30 victorias, seis años sin playoffs y un sinfín de despropósitos. Una auténtica odisea para una franquicia que había conseguido construir, con mucho esfuerzo, un proyecto ganador, pero que había visto como todo se evaporaba cuando su referencia en la pista, Dwight Howard, ponía rumbo a los Lakers para iniciar su particular caída a los infiernos

Nunca un jugador tan vilipendiado significó tanto para un equipo. Hoy, el pívot ha regresado a Los Ángeles en busca de la redención, pero los tumbos que ha dado en los últimos años unidos al carácter infantil del que en ocasiones ha hecho gala, han provocado que una buena parte del aficionado a la NBA se olvide de lo bueno que era este jugador. Una estrella que llegó a ser un top 5 de la Liga (¿o más?) y que ganó tres veces el premio a Mejor Defensor, fue cinco veces máximo reboteador (la última de ellas en los Lakers), dos máximo taponador y una líder en porcentaje en tiros de campo. Casi nada para un proyecto al que le llegaron demasiado pronto las Finales (en 2009) y que luego se desgastó cuando le tocaba realmente ser aspirante para hundirse por la falta de un segundo hombre en ataque (Carter en 2010 no lo fue) y con desencuentros incluidos entre Howard y Van Gundy, el entrenador de los Magic por aquel entonces.

Dwight Howard se convirtió en los Orlando Magic en uno de los mejores jugadores de la NBA
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Dwight Howard se convirtió en los Orlando Magic en uno de los mejores jugadores de la NBASAM GREENWOODAFP

Tras la salida del pívot empezó un camino que acabó en el averno y que fue remontado el año pasado, donde tras el fichaje de Steve Clifford se consiguieron colar en playoffs por primera vez desde 2012 ganando además un partido a los Raptors en primera ronda (en Toronto) y en un momento en el que ni la propia franquicia canadiense habría dicho que acabaría con un anillo en el dedo. Una temporada en la que Orlando sacó buena nota y generó grandes sensaciones saliendo por fin de un profundo pozo y dejando atrás un cúmulo de despropósitos fomentados por los problemas estructurales y las malas decisiones que la directiva, con Rob Hennigan a la cabeza, ha tomado.

Eso sí, no podemos olvidarnos de que estamos en un mercado pequeño, con dificultad de movimientos y serios problemas para firmar agentes libres apetecibles. Orlando no es una ciudad como Nueva Orleans o incluso Utah, lugares maniatados por cultura e idiosincrasia para hacerse con estrellas de la Liga, pero tampoco le sobra capacidad de maniobra para hacerse con alguno de los mejores jugadores de la competición. Compartir estado (Florida) con los Miami Heat tampoco ayuda. De hecho, Dwight Howard llegó vía draft y lo mismo hicieron en los 90 Penny Hardaway y Shaquille O'Neal, que lideraron la primera etapa dorada de la entidad, saldada con una derrota en las Finales ante los Rockets de Olajuwon (1995). Entre el Superman original y el que estaba llamado a ser su sucesor pasó más de una década que tuvo a Tracy McGrady entre medias, procedente de los Raptors y que se convirtió en top de la Liga una vez llegado al equipo, donde juntó fuerzas con Doc Rivers, que se estrenaba en los banquillos, para alcanzar los playoffs en tres temporadas consecutivas. Unos años de quiero y no puedo y que tuvieron a un continuamente lesionado Grant Hill como verdadero fichaje estelar, aunque nunca llegó a tener constancia como pareja de un McGrady que llegó a la ciudad como una promesa y se fue como uno de los mejores baloncestistas del momento.

Una directiva a la deriva

Más allá de McGrady y Hill, los Magic se han nutrido principalmente de jugadores del draft y el poco ojo de los últimos años, en los que han tenido elecciones altas fruto de récords malos, ha impedido remontar a una franquicia que desde la salida de Van Gundy (se marchó con Howard en 2012) ha tenido a Jacque Vaughn, James Borrego y Frank Vogel (sí, Frank Vogel), en los banquillos antes de que Clifford hiciera su aparición (antes pasó por los Hornets). Ningún entrenador dio con la tecla ante un equipo cambiante y sin rumbo por culpa de, en buena medida, el papel de Rob Hennigan, que llegó a Florida en 2012 para iniciar una nueva era pero acabó fuera en 2017 tras tomar una mala decisión tras otra.

En los últimos años, los Magic, o bien han tenido decisiones cuestionables en el draft o han traspasado a sus pocos aciertos. Es el caso de Víctor Oladipo, el hombre que bien se podría haber convertido en la nueva cara de la franquicia y que hoy se recupera de una lesión para hacer lo propio en los Pacers. El escolta promedió 13, 18 y 16 puntos en sus tres primeras temporadas antes de ser traspasado a los Thunder junto con Ersan Ilyasova y los derechos de Domantas Sabonis, elegido en la undécima posición del draft 2016. ¿A cambio? Serge Ibaka, un buen jugador que podía dedicarse a cubrir los huecos que Vucevic dejaba en defensa pero que no valía lo que esos tres hombres representaban. Un premio excesivo para los Thunder y demasiado escaso para los Magic, que se quedaron sin lo único positivo que habían pescado para ganar a un ala-pívot que disputaría escasos 56 partidos antes de poner rumbo a los Raptors.

A todo esto se une la quinta posición del draft del 2015 en la que seleccionaron a un disfuncional Mario Hezonja que hoy está en los Blazers (tras pasar por los Knicks), un Jonathan Isaac que está empezando a despuntar en la presente campaña (lo suyo ha tardado) y la de Mo Bamba, elegido en el puesto 6 del 2018 y que ahora mismo es el eslabón débil de un equipo en el que no parecía encontrar su sitio ni en su año rookie ni ahora en el de sophomore. Lo mejor que han sacado del draft ha acabado siendo Aaron Gordon, que se ha conseguido quitar la etiqueta de hombre que solo sabe hacer mates y en las dos últimas temporadas ha promediado 17,6 y 16 puntos respectivamente llegando la última de ellas al 35% en triples.

Primero Clifford y luego Fultz: la esperanza

Toda racha tiene su fin, sea buena o mala y el año pasado los Magic dieron por finalizada la suya. Eso sí, costó sangre, sudor y lágrimas: estaban 20-31 después de los 51 primeros partidos, con un rating negativo (-3,5) que les convertían en el sexto peor equipo de la Liga. Desde ahí, 22-9 en los 31 últimos con un +7,6 de rating que solo mejoraron en ese tramo Rockets y, por los pelos, Jazz. La directiva, viendo resultados por primera vez en más de un lustro, ha optado por ser continuista (solo los Nuggets los han sido más), una especie extrañas en un verano loco en el que los de Florida tienen de vuelta el 86,4% de los minutos de la temporada pasada (su nueva plantilla ya cubrió 17.091 de lo 19.778 totales en la 2018-19).

Como ya hemos dicho, los Magic son parte de un mercado sin acceso ahora mismo a los grandes agentes libres y parecía capital no perder a los que amenazaban con irse, algo que no hicieron: Vucevic, All Star la campaña pasada firmó por cuatro años y 100 millones y Ross, uno de los mejores sextos hombres de la competición, por 4 y 50 (con otros cuatro de incentivos). También siguen Carter-Williams con un contrato de un año y Birch, un sostén defensivo el año pasado a pesar de no producir mucha estadística. El pívot se ha convertido en un héroe para una afición necesitada de ellos e hizo bien todo lo que un verde y lesionado Bamba todavía no ha hecho. Fue recompensado y que firmó a razón de 6 millones por dos temporadas.

Parece arriesgado quedarse con Vucevic y Ross como sostenes del equipo, pero lo es más todavía estar sin ellos. El techo del equipo no parece estar más allá de la primera ronda, pero esto es una incógnita tal y como está la plantilla, que espera con expectación la explosión de Markelle Fultz. Chivo expiatorio de unos Sixers que gastaron toda su paciencia en el Proceso y que ahora solo quieren ganar, el base ha recalado en su nueva casa, donde espera recuperar el nivel que tuvo en los Huskies de Washington y que le aupó al primer puesto del drft 2017 antes de caer lesionado una y otra vez.

Steve Cliffor, entrenador de los Orlando Magic
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Steve Cliffor, entrenador de los Orlando MagicGregory ShamusAFP

Los Magic empezaron 2-6 la temporada antes de acelerar y empezar a carburar y firmar un récord de 6-5 en los últimos 11 encuentros, lo que les ha llevado a la octava posición de un Este menos competitivo que el Oeste y donde es más sencillo colarse en la fase final. Fultz, que empezó anotando 10 puntos por partido con un 47% en tiros de campo ha mejorado hasta los 13, con 4 asistencias y un 50% en el lanzamiento en los últimos 11 duelos. No carbura en el triple (poco más del 20%) pero cuadra bien en el esquema defensivo de Clifford y ante los Warriors jugó 30 minutos por segunda vez en su carrera. La primera y única fue el 18 de octubre de 2018 ante los Bulls. Casi nada. Tanto el entrenador como la joven promesa fueron fichados por Jeff Weltman, presidente de la franquicia y John Hammond, el General Manager que vino a sustituir al disfuncional Hennigan y que ya recibió el premio a Ejecutivo del Año en 2010 por su papel en los Bucks.

Y a todo esto, los Magic son el equipo que menos puntos recibe del Este y el segundo de la competición (101,9 por partido, los Nuggets reciben una décima menos) y tienen el mejor rating defensivo (104,5) desde la 2011-12, cuando Van Gundy estaba en el equipo. Eso sí, tienen que mejorar en ataque (101 puntos por partido, menos que nadie) y fuera de casa (récord de 1-7) para seguir limando las bases que les sostuvieron el año pasado. La incidencia de Clifford se ha notado desde su llegada (pasaron de ser el 18º mejor equipo defensivo de la NBA hace dos años al 8º la campaña pasada) y tradicionalmente los equipos del entrenador, meticuloso y sensato, han hecho un buen final de temporada, por lo que deberían ir para arriba.

Eso sí, para ello deberán superar la lesión de Vucevic, de baja hasta finales de diciembre y su máximo valedor en ataque (17+11,6 este año y 21+12+4 la temporada pasada) y la ausencia de Aminu en defensa. Encontrarán soluciones en este lado, pero es en la ofensiva donde tienen más problemas, como demuestran los escasos 100 puntos que le han anotado a los Warriors, la quinta peor defensa de la Liga (reciben 115,6 por choque).

La ausencia de Vucevic puede ser lo que necesita Bamba para dar un paso adelante. Y también podremos seguir viendo la evolución de Fultz, cada vez con mejores sensaciones y dándonos alguna pista de lo que puede llegar a ser. Lejos quedan esas finales del Este del 2009, en las que los Magic pasaban por encima de los Cavs de LeBron y Van Gundy y Howard se coronaban definitivamente en la NBA. Pero ahora es el momento de construir una nueva era. Clifford no es cortoplacista y la franquicia parece haber aprendido de sus errores. Si se clasifican para los playoffs lo harán por segunda vez consecutiva, algo que no consiguen desde la 2011-12. Sin grandes alardes y sin grandes estrellas, sería todo un éxito para ellos. Y mientras tanto, ahí sigue Fultz, mejorando...