westbrook adelanta a Magic y arregla el horror de Harden
Triple-doble número 139 para Westbrook, el mejor de unos Rockets que sufrieron mucho ante unos Pelicans sin Holiday ni, claro, Zion. James Harden, ¡2/18 en triples!
Los Pelicans son el equipo del casi, casi. En la noche inaugural, casi, casi le estropearon la fiesta del anillo a los Raptors. Después, casi, casi se sobrepusieron al partidazo de Luka Doncic. Y en Houston casi, casi dieron la campanada ante los Rockets, que acabaron ganando (126-123) y comprobando lo que significa tener de su lado en Regular Season la turbina de Russell Westbrook, un objeto en movimiento perpétuo que empujó y empujó cuando su equipo parecía a punto de desplomarse en el tercer cuarto y cuando sufría para cerrar el partido. Un 1/11 en tiros en los últimos seis minutos casi estropea la fiesta en Texas, donde se hablaba más de la manifestación en los aledaños del Toyota Center a favor de los que protestan en Hong Kong contra el gobierno chino (Houston apoya a Daryl Morey) y, desde luego, del cuarto partido de las World Series de la MLB que, en paralelo, los Astros jugaban en Washington.
En ese ambiente, los Rockets sufrieron muchísimo para evitar otra derrota como la sufrida ante los Bucks, con una buena dosis de suicidio. Lo evitó Westbrook, con dos tiros libres a falta de 6 segundos y el triple-doble (28+10+13 con buenos porcentajes: 9/17 de campo, 9/10 en tiros libres) con el que superó a Magic Johnson para ponerse, con 139, ya en solitario en el segundo lugar histórico. Comiendo terreno a los 181 de Oscar Robertson que hasta hace no mucho parecían completamente intocables.
Westbrook salvó a unos Rockets que se quedaron en un 13/45 en triples después de su 16/48 ante los Bucks. El estilo de los de D'Antoni tiene sus defensores cuando los lanzamientos entran y el ataque fluye, pero es difícil de digerir en el ritmo de estos dos primeros partidos: 46,5 triples lanzados de media, 31% de acierto. La rotación parece extraña, con poca química, y demasiados pases van blandos o a ninguna parte en un equipo al que hasta ahora tampoco ha salvado un James Harden calamitoso. 2/13 en tiros y 1/8 en triples contra los Bucks y 8/29 con 2/18 (y 11/12 en tiros libres, eso sí) ante los Pelicans. Sí: 2/18 en triples para un total en dos partidos de 3/26. Un 11,5% de acierto y un 23,8 general en tiros de campo. Harden, que anotó un 2+1 para la única canasta en juego de su equipo en los últimos cinco minutos, perdió además la bola intentando cruzar a terreno de los Pelicans, un error grosero que Hart convirtió en el 124-123 al que siguieron los tiros libres definitivos de Westbrook a falta de 6 segundos (126-123) y, finalmente, un triple fallado por el propio Hart. Por los pelos... no precisamente esta vez, como tantas otras (y las que vendrán...), de la barba de Harden.
El equipo del casi, casi, los Pelicans, hizo méritos para ganar aunque solo fuera porque está sin Zion Williamson (tal vez hasta Navidad) y jugó esta vez también sin Jrue Holiday. Parecía, por lo tanto, presa fácil de los Rockets pero no lo fue y, en justicia, no concuerda lo que se ha visto de él con el 0-3 que acumula ya, la antítesis de su pretemporada triunfal e invicta. Con problemas en defensa (y más sin Zion ni Jrue) su ataque corre en cuanto puede, circula rápido y tira bien. Las victorias llegarán, pero el hype ha arrancado con el freno de mano puesto. En Houston, el retorno de los Lakers por Anthony Davis se demostró mejor de lo que muchos aficionados de NOLA quisieron reconocer cuando llegó la oferta angelina rechazada en febrero: Brandon Ingram sumó 35 puntos, 15 rebotes y 5 asistencias, Lonzo Ball 18 puntos y 10 asistencias y Josh Hart 23 puntos y 3 rebotes. Y entre los tres, 13/28 en triples. Ingram estuvo colosal, metido en año de contrato y en su quinto partido NBA por encima de 30 puntos. Por ahora, sin victorias: 0-4 con los Lakers y 0-1 con unos Pelicans en los que está funcionando bien Nicolo Melli (10 puntos) pero no todavía Nickeil Alexander-Walker, que lleva 11 puntos en tres partidos en los que, como su equipo, no ha podido trasladar a fuego real la euforia de la pretemporada. Todo llegará, para él (un anotador voraz) y para los Pelicans, que han comenzado con un calendario duro y muchos problemas de lesiones. Así también se crece.
Y todo llegará, se supone para los Rockets. Lo de Harden no preocupa porque su muñeca afinará. Eso parece una certeza, como que hay pocos jugadores más intensos y productivos en Regular Season (veremos en playoffs) que Russell Westbrook. Las cuestiones principales, otra vez, apuntan a la rotación de D'Antoni, la dependencia del triple y de Harden y una defensa cada vez más alejada de aquella excelente de la temporada 2017-18, diseñada por un Jeff Bzdelik que ahora trabaja para Alvin Gentry en los Pelicans. Pero esto solo acaba de empezar, así que sí, veremos...