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NBA | PERFIL

Defendido por Pau y repudiado por el resto: el legado de Wade, en manos de Jimmy Butler

El flamante fichaje de los Heat, amigo de Pau Gasol, llega a Florida para enfrentarse a la larga sombra de Wade después de salir por la puerta de atrás de Bulls, Wolves y Sixers.

Butler, durante el Media Day de los Heat
Michael ReavesAFP

Hay muchas clases de jugadores en la NBA. Los hay que pasan desapercibidos, que trascienden, los que gustan a todo el mundo, los que no gustan a nadie, los hay que divierten, que aburren, que ilusionan y prometen o que decepcionan. Los hay que no producen nada en el aficionado. Y luego está la especia favorita de los fans: 'o lo quieres o lo odias' suelen decir. No hay puntos intermedios con esta clase de baloncestistas. Es la clasificación en la que se encuentra Jimmy Butler, un ser que sigue buscando su sitio en una Liga que no acaba de comprenderle del todo.

De todos los movimientos que ha habido este verano, el del ex de los Bulls ha pasado especialmente desapercibido. No deja de sorprender si tenemos en cuenta que han cambiado de equipo Kyrie, Durant, Russell o Davis entre muchos otros. Lo que ocurra además en Florida, una ciudad que ha perdido interés en su franquicia paulatinamente primero con la marcha de LeBron y luego con la retirada de Wade, no importa demasiado para unos fanáticos centrados en Los Ángeles, Nueva York o Philadelphia, lugares con una tradición baloncestística mayor y con unos proyectos más atractivos e ilusionantes.

Los Heat serán el cuarto equipo de la carrera de Butler. Antes estuvo en Bulls, Wolves y Sixers. En ninguno acabó de carburar del todo. El año pasado parecía que encontraba un hogar en Philadelphia y cuadró muy bien con Simmons y Embiid, pero la derrota en semifinales de Conferencia ante los Raptors (Kawhi ya no está en Canadá, pero se acordarán de él siempre) puso fin antes de tiempo a la temporada de un equipo llamado a conquistar la NBA antes o después. Y también adelantó el planteamiento de una disyuntiva inevitable. Tobias Harris y Jimmy Butler eran agentes libres y los dos querían el máximo. La directiva eligió al primero y el escolta tuvo que buscar nuevo destino. La historia de nunca acabar tenía un nuevo capítulo para un jugador que volvió a ser el chivo expiatorio de un proyecto que estaba en proceso y que seguirá su curso sin él.

Butler llegó a la NBA en 2011, justo después de que la histórica franquicia de Chicago llegara a las finales del Este por primera vez desde 1998. El proyecto, liderado por Derrick Rose, era dirigido por Thibodeau en los banquillos y contaba con una prometedora horda de jugadores que se encontraban (más o menos) en la madurez de su carrera (Boozer, Noah, Deng...) y que estaban preparados para intentar el asalto al campeonato. 

La historia no salió así. Butler, que en esa temporada solo disputó 8 minutos por partido (menos de 3 puntos) vio como Rose se lesionaba en el primer partido de playoffs iniciando el principio de un historial de lesiones que ha sufrido un jugador que estaba llamado a ser el heredero de Jordan en Chicago y que hoy se mantiene a duras penas en la competición. En la 2012-13, ya sin Rose en el equipo, Butler mejoró sus prestaciones y se fue hasta casi los 9 puntos por encuentro dando un paso adelante en playoffs, donde los Bulls superaron la primera ronda antes de caer en semifinales ante los Heat de LeBron y compañía, que ponían la directa a su segundo campeonato consecutivo. El escolta, que había disfrutado de 26 minutos por choque en la regular season, se convirtió en un seguro en defensa y se fue hasta los 41 en la fase final sumando hasta 5 encuentros completos y promediando ante los de Florida 15,6 puntos y 6,4 rebotes por duelo. 

De la explosión a la incomprensión

La serie ante los Heat fue un buen presagio de lo que estaba por venir. Butler siguió mejorando paulatinamente sus promedios (13 puntos por partido en la 2013-14 para no bajarse de los 20 en las cuatro siguientes campañas) mientras se convertía en una bestia competitiva y un quebradero de cabeza en defensa. Ya era el líder del equipo en la 2014-15, en la que se fue hasta los 20 puntos duelo compartiendo vestuario con Pau Gasol, con el que le une una gran amistas. Fue el último gran proyecto de los Bulls, que caían de nuevo ante LeBron, esta vez en los Cavs, en semifinales del Este.

La 2016-17 se confirmaban dos cosas. Que Butler era un gran jugador y que el proyecto de los Bulls estaba visto para sentencia. Entre finales de diciembre y principios de enero el escolta hizo 40, 25, 26, 52, 20 y 42 puntos en una serie de 6 partidos en la que el equipo logró u récord de 4-2 con la estrella promediando 34 puntos, 8,5 rebotes, casi 6 asistencias y más de 2 robos. En el cuarto de esos partidos ante los Hornets hizo 52+12+6+3+1 en la que probablemente ha sido la mejor actuación de su carrera. 

Ese fue su último año en Chicago. El equipo fue apeado en primera ronda ante los Celtics en el que fue el enéismo intento fracasado de revitalizar la franquicia. Ese año habían llegado Rondo y Wade, pero las cosas no salieron como se esperaban. Una vez más. Precisamente el legado de Wade es el que tiene ahora por delante Butler, un hombre cuyo carácter competitivo y poca carisma de cara a la prensa le han hecho ser amado y odiado al mismo tiempo.

Salió por la puerta de atrás de unos Bulls que le habían visto crecer para recalar en unos Wolves que parecían no querer crecer. Al menos eso fue lo que dijo Butler sobre Towns y Wiggins, a los que acusó de "no tener pasión. Los playoffs fueron una cura insuficiente para un jugador que quería más y cuya presencia, todo hay que decirlo, provocaba una bajada de los números de las dos jóvenes estrellas de una franquicia a la deriva.

Si de los Bulls salía sin pena ni gloria, de los Wolves salía claramente por la puerta de atrás. La dinámica del equipo mejoró sin el escolta entre sus filas y Towns se fue hasta los 28 puntos y 13 rebotes después del All Star. Thibodeau, que había llegado al banquillo validado por Butler, salía a mitad de temporada. Eso sí, la historia sonreía a Butler en esta ocasión y recalaba en un equipo aspirante.

Ya sabemos como acabó la historia. A la hora de la verdad, la franquicia eligió a Tobias y le dio la espalda al norteamericano, que ha visto como sus detractores crecían mientras sus defensores acérrimos continuaban sosteniendo que era un jugador único que tenía que encontrar su sitio en la Liga.

El escolta no deja de ser un ente extraño y ultracompetitivo del que mucha gente no sabe que pensar. Se quitó el espejo retrovisor de su coche con la intención de 'no mirar atrás' algo que tendrá que hacer si no quiere centrarse en los episodios no del todo positivos de su carrera. De hecho, Pau Gasol se ha convertido en su máximo valedor (y uno de los pocos). Se les ha visto juntos en varias ocasiones, intercambian halagos públicamente y Butler incluso viajó a Girona para el partido de 'los amigos de Pau contra los amigos de Marc' que recaudaba dinero dirigido a la Gasol Foundation. 

La sombra de Wade y el matrimonio perfecto

Llegar a Florida para ser el jugador franquicia de un equipo en reconstrucción pero con intenciones de pisar los playoffs de manera inmediata puede ser positivo para el escolta, que aún se encuentra inmerso en la búsqueda del matrimonio perfecto. Va a encontrarse en una plantilla en la que va a ser la primera opción en ataque sin tener que compartir galones y además va a competir por entrar en la fase final, algo imperativo en para el carácter de la estrella.