DeRozan: "Tuve que ser el cordero sacrificado en Toronto"
DeMar DeRozan fue la moneda de cambio el pasado verano para que Kawhi Leonard llegase a los Raptors. Ahora, sin él, luchan por hacer historia.
Los Raptors están viviendo el momento más dulce en toda su historia tras haber logrado meterse por primera vez en unas finales de la NBA. Hasta hace un año, este hecho era una quimera para la franquicia canadiense, sobre todo en las últimas tres temporadas. De nada servía quedar entre los tres primeros superando la barrera de las 50 victorias y de nada sirvió firmar la mejor temporada regular de siempre en Toronto: coronaron el curso pasado, y por primera vez, la Conferencia Este con 59 victorias. Todas esas historias tenían un mismo final en forma de verdugo: los Cavaliers de LeBron James.
El bloque de Ohio se anteponía a las pretensiones de los canadienses y siempre salió victorioso. Este hecho hizo que Masai Ujiri, presidente de los Raptors, tomara decisiones drásticas el pasado verano. La más relevante fue la de mandar a su estrella DeMar DeRozan y Jacob Poeltl a San Antonio en un intercambio que trajo a Kawhi Leonard y Danny Green a Canadá. Con ese acuerdo se quedaron atrás los nueve años en los que DeRozan defendió y vistió la única camiseta que se había enfundado hasta el momento. La afición no se lo esperaba y el jugador mucho menos, pero la realidad es que estos cambios han propiciado que los Raptors rompan la barrera con la que siempre se habían chocado: llegar a las Finales de la NBA.
El principal protagonista de este logro está siendo Kawhi, aunque el juego del equipo, la intensidad defensiva y los planteamientos de Nick Nurse tienen mucha parte de culpa. Pero a esa ecuación le falta un ingrediente según reconoció su ex-estrella DeRozan en una entrevista con la periodista Taylor Roots (Bleacher Report). "Creo que no he dicho esto nunca -quizá en mi círculo más íntimo- pero si no fuera por todos estos años y el trabajo que hice antes del traspaso, ninguna de estas cosas podría haber sido posible", afirmó el actual escolta de los Spurs, quien afirma que lo dio todo por el equipo canadiense: "Luche, me sacrifiqué y empujé hasta el límite donde tuve que ser el cordero sacrificado. Probablemente los Raptors sintieron que era la hora de ver que podían hacer para dar el siguiente salto".
El jugador también reconoció que se sintió más dolido que enfadado en el momento en el que se enteró que los Raptors le traspasarían. "Fui designado a este equipo a los 19 años y estuve hasta los 28. Todo lo que aprendes es allí, todo lo que ganas es allí. Entonces todo eso se va cuando menos te lo esperas, te pilla con la guardia baja. Al fin y al cabo, todos somos humanos al final de día y eso te afecta" reconoció DeRozan, aunque matiza que ese hecho no quita que anime a sus excompañeros en la lucha por el título, destacando a su gran amigo Kyle Lowry: "Estoy alentando a mi mejor amigo para que lo haga bien y que logre algo que nosotros intentamos todos estos años, y él tiene la oportunidad de hacerlo".